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Biden se reúne con el príncipe heredero Bin Salmán a pesar del caso Khashoggi

Durante su visita a Cisjordania promete reanudar la ayuda financiera suspendida durante la etapa Trump

El príncipe heredero Mohammed bin Salman, saluda con el puño al presidente Joe Biden a su llegada al palacio de Jeda Bandar AljaloudAP

Biden, que se convirtió ayer en el primer presidente norteamericano en volar desde Israel a Arabia Saudí, fue recibido en el Palacio Real Al Salam por el rey Salman, y posteriormente por el príncipe heredero Mohammad bin Salman (MBS). Había mucha expectación respecto al saludo con MBS, a quien se considera responsable de ordenar el asesinato del periodista saudí crítico Jamal Kashoggi en Turquía. Finalmente, Biden no evitó la foto junto a MBS. El secretario de seguridad nacional, Jake Sullivan, avanzó tras el aterrizaje del «Air Force One» que «tenemos cosas que decir sobre asuntos relacionados con la promoción de la paz en la región». El presidente de EE UU hace la vista gorda con el príncipe heredero y aparca su política de defensa de los derechos humanos en pro de un reinicio de las relaciones con Arabia Saudí. Se espera que mantenga conversaciones directas con MBS que es quien gobierna el día a día de la monarquía petrolera.

Horas antes el tercer día de la visita en Tierra Santa estuvo centrado en restablecer el contacto con los palestinos. Tras años de desconexión durante la etapa Trump, el líder demócrata pisó Jerusalén Este y Cisjordania para lanzar un mensaje de esperanza y enfatizar el compromiso de la Casa Blanca con la solución de los dos Estados.

Por primera vez desde que asumió el poder, Biden incidió en que la creación de un Estado palestino en las fronteras previas a 1967 –cuando Israel ocupó Cisjordania, Gaza y Jerusalén Oriental- sigue siendo la opción más viable, aunque reconoció que actualmente parece lejana. “El pueblo palestino merece un estado propio independiente y soberano, viable y contiguo, con intercambios de territorios acordados”, inició junto a su anfitrión Mahmoud Abas en la sede presidencial de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en Belén.

En el “Acuerdo del Siglo” que pretendió impulsar Trump, se propuso un Estado palestino discontinuo, que albergaba grandes bloques de asentamientos judíos anexionados a Israel. Por ello, el líder demócrata quiso insistir en la fórmula clásica, aceptada por buena parte de la comunidad internacional. Biden sorprendió con su comprensión por las “restricciones de movimiento y la preocupación diaria por la seguridad de los niños” que viven bajo ocupación militar hace más de 50 años. “Los palestinos están sufriendo, los Estados Unidos sentimos su lamento y frustración”, afirmó.

Lejos de la paz

Ante la insistencia de Abas de forzar la maquinaria para retomar los contactos de paz, el presidente norteamericano se limitó a remarcar la necesidad de “ver una nuevo horizonte político”. Pese a las presiones para que se formulara favorablemente al reconocimiento de Jerusalén Este como eventual capital de un futuro estado palestino, evitó mencionarlo directamente.

Se limitó a afirmar que la ciudad santa es igualmente importante para los dos pueblos, y que cualquier solución al conflicto debe preservar el acceso a los lugares sagrados de las tres religiones monoteístas. “Debe ser una ciudad de toda su gente, que preserve la santidad y el status-quo para que todos puedan practicar su fe en paz, seguridad y dignidad”, aclaró Biden. Para ello, insistió en la importancia de que el Waqf -entidad que depende de Jordania- siga custodiando el acceso a la Explanada de las Mezquitas, conocida como Monte del Templo para los judíos.

Ayuda financiera

También evitó las demandas para pronunciarse a favor de detener la expansión de colonias judías en Cisjordania. Por ahora, centró su estrategia en reanudar la ayuda financiera, liquidada durante la era Trump. Durante una visita al hospital Augusta Victoria en la parte oriental de Jerusalén, Biden anunció un paquete de ayudas de 316 millones de dólares para el sistema sanitario y a UNRWA, la agencia de la ONU dedicada a ayudar a los refugiados palestinos.

“Aunque el terreno no es idóneo para reanudar las negociaciones, EE UU y mi Administración no nos rendiremos en el intento de acercar a israelíes y palestinos”, declaró. También hizo una criticismo sutil al nepotismo y la corrupción dominante en la ANP, e hizo un llamado a “mejorar la gobernanza, la transparencia y la rendición de cuentas”. El mandato de Abas expiró en 2009, y desde entonces ha pospuesto incontables convocatorias electorales.

En la sala de prensa en Belén, Biden y Abas fueron recibidos por los periodistas locales con camisetas de la difunta periodista palestina Shireen Abu Aqleh,abatida durante una redada del Ejército israelí en Jenín el pasado mayo. Una reciente investigación forense norteamericana dictaminó que el mal estado de la bala no permitía aclarar quién fue el responsable del disparo, pero medios como el New York Times o Associated Press concluyeron que el disparo letal fue a cargo de un soldado israelí. Ante los reclamos de justicia palestinos, Biden mencionó que la Casa Blanca “continuará insistiendo en una aclaración transparente sobre su muerte”.