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Biden aterriza en Israel para dar un empujón a la normalización con Arabia Saudí
El presidente de EE UU asume el legado de Trump en Oriente Medio y busca reforzar los Acuerdos de Abraham para acercar Jerusalén con Riad
La llegada a Israel del presidente de EE UU fue celebrada casi como una festividad nacional. Las calles de Jerusalén y el aeropuerto internacional de Ben Gurion se llenaron de banderas estadounidenses para recibir a Joe Biden, en la que supuso su primera visita al Estado judío desde que llegó a la Casa Blanca. El líder demócrata voló con la misión de reforzar los “Acuerdos de Abraham” –incluida la posible formalización de relaciones de Israel con Arabia Saudí-, estrechar el vínculo de seguridad con su aliado primordial en Oriente Medio, y retomar el contacto con los palestinos y su compromiso con la solución de dos Estados.
El “Air Force One” aterrizó sobre las 15:30 hora local ante un descomunal despliegue de seguridad. Los preparativos para la llegada de Biden tomaron más de un mes, e incluyeron el cierre de la autopista que une Tel Aviv y Jerusalén para blindar el recorrido de la caravana presidencial. Si bien en Washington recibió a Naftali Bennet como premier, ayer fue bienvenido por Yair Lapid en el cargo. Tras la temprana disolución del “gobierno del cambio”, Lapid asumió prematuramente el rol de primer ministro hasta las próximas elecciones, previstas para el 1 de noviembre.
A pie de pista, Lapid estrechó la mano de su huésped, a quien definió como “un gran sionista y uno de los mejores amigos de Israel”. Y prosiguió: “es una visita histórica porque expresa el vínculo inquebrantable entre nuestros países. Compartimos los valores de la democracia, la libertad, y el derecho del pueblo judío a tener su Estado propio”. El primer mensaje conjunto fue sobre la importancia de seguir construyendo “una nueva economía y seguridad para la arquitectura de las naciones de Oriente Medio”.
Biden remarcó que “es un honor estar de nuevo junto a mis amigos visitando el Estado judío independiente de Israel”. Tras rememorar su primera visita como senador de Delaware en 1973, justo antes del inicio de la Guerra de Yom Kipur, consideró que la conexión entre el pueblo israelí y americano “se ha reforzado en cada nueva generación”.
A continuación, Biden bendijo una nueva batería de misiles de la “Cúpula de Hierro” desarrollada por las fuerzas armadas de ambos países, y se dirigió directamente a Yad Vashem, el museo en memoria a las víctimas del Holocausto en Jerusalén. El líder estadounidense urgió a “combatir el veneno del antisemitismo allá donde levante cabeza”, e insistió en la obligación de no olvidar nunca los horrores del holocausto nazi. Esta supone su décima visita a Israel, donde ha conocido personalmente a todos los premiers desde la legislatura de Golda Meir (1969-74).
Biden expresó su voluntad de tender puentes con la Autoridad Nacional Palestina (ANP), cuyo presidente Mahmud Abas boicoteó a la Administración Trump por considerarla demasiado proisraelí. En la mañana del viernes, Biden visitará un hospital palestino en Jersusalén Este para anunciar un donativo millonario a instituciones sanitarias en la parte oriental de la ciudad, donde los palestinos aspiran a establecer su capital. Luego se trasladará a Belén, donde se reunirá con Abas. Además, accederá a la Basílica de la Natividad, en lo que supondrá un guiño para su electorado cristiano. La popularidad doméstica de Biden está en horas bajas, y aspira que su tour regional ayude a reforzar su imagen. El viaje a Israel coincide con un alza de la inflación a niveles récord en casa que amenaza con provocar un otoño caliente.
Apoyo a los dos Estados
Respecto al conflicto palestinoisraelí, el líder demócrata reconoció que “es complicado resolverlo en el corto plazo”, pero insistió en su apoyo a la solución de los dos estados. Desde Ramala, la ANP expresó su voluntad de que la visita contribuya a retomar el proceso de paz. Las últimas conversaciones directas entre las dos partes se produjeron en 2014.
Biden partirá desde Tel Aviv en un vuelo directo a Jedah, en lo que supondrá el primer viaje directo de un presidente desde Israel a Arabia Saudí. En 2017, Trump hizo el mismo trayecto pero en la dirección opuesta. Oficiales norteamericanos avanzaron que durante el tour regional del presidente se anunciarán nuevos avances en las crecientes relaciones entre Israel y Arabia Saudí.
Ante el excesivo optimismo desatado en el Estado judío por un inminente establecimiento de relaciones con el gigante árabe suní, la Casa Blanca advirtió de antemano que todavía queda mucho camino por recorrer. Según Jake Sullivan, el asesor de seguridad nacional norteamericano, Biden hará una “declaración significativa” al respecto en el Consejo de Cooperación del Golfo, que incluye a Bahréin, Kuwait, Oman, Qatar, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Jordania e Iraq.
La amenaza nuclear iraní
Desde la óptica israelí, el asunto fundamental a tratar es la amenaza nuclear iraní, por lo que Lapid insistirá para que EE UU abandone la vía diplomática y retome las sanciones sobre Teherán. La voluntad de Biden es reforzar la cooperación estratégica y de seguridad entre Israel y el mundo árabe suní, que supone de facto fomentar un frente común contra Irán. De hecho, la prensa hebrea especula con la creación de un organismo regional similar a la OTAN, que a la práctica ya existe en ciertos ámbitos. “Es necesario renovar una alianza global fuerte capaz de frenar el plan nuclear iraní”, urgió Lapid.
Según la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), Teherán alcanzó un “punto de no retorno” esta semana, al incrementar su capacidad de enriquecimiento de uranio a niveles sin precedentes desde 2015, cuando se firmó el acuerdo nuclear entre Irán y las grandes potencias.
Además, los dos líderes anunciaron otro acuerdo de cooperación en ciencia e innovación, que contribuirá a la integración del estado judío en la región. “Ojalá Estados Unidos e Israel continúen prosperando conjuntamente por el beneficio del mundo entero”, concluyó Biden.
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