Reino Unido
Downing Street: de aburrida e incómoda residencia oficial a sala de fiestas de Boris Johnson
La oficina del primer ministro británico ha sufrido a lo largo de la historia un constante deterioro y muchos dirigentes optaron por vivir en otras casas desafiando a la tradición
En 1985, la primera ministra británicaMargaret Thatcherproclamó que el número 10 de Downing Street se había convertido en “una de las joyas más preciosas de la historia de Reino Unido”. El edificio que acoge desde hace décadas la residencia oficial y la oficina del jefe de Gobierno británico es una de las sedes gubernativas más conocidas del mundo, junto con la Casa Blanca y El Elíseo. Su fama de lugar incómodo y austero, sin duda, ha evolucionado estos días tras las informaciones sobre las fiestas que Boris Johnson y miembros de su equipo celebraron durante los meses más duros del confinamiento.
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Un repaso a la historia de este lugar desvela que este sencillo y austero edificio (nada que ver con la señorial mansión de Chequers Court, la casa de campo del siglo XVI del primer ministro) ha sido un espacio tan odiado por algunos primeros ministros y sus familiares como deseado por los miembros de la oposición.
Fue el diplomático George Downing (dio nombre a la calle), espía de Oliver Cromwell y más tarde de Carlos II, quien mando construir entre 1682 y 1684 un complejo con una serie de viviendas adosadas para la aristocracia local, aprovechando su privilegiada situación en el corazón de Londres. Sir Christoper Wren, arquitecto clave en la reconstrucción de Londres tras el gran incendio de 1666, fue el autor del proyecto. En 1735 se convirtió en sede del Gobierno británico después de que el rey Jorge II entregara sus instalaciones como regalo al primer ministro Robert Walpole por los servicios prestados.
En realidad, el 10 de Downing Street estaba compuesto por tres edificios: una mansión, una pequeña cabaña y una casa en la parte de atrás. Todo ello fue unificado en un solo espacio por el arquitecto William Kent a petición de Walpole. La fachada actual es igual a la que surgió de la remodelación de Kent, a excepción de la puerta de acceso, actualizada por Townsend en 1766.
La remodelación de la finca, ubicada cerca del Parlamento, no fue del todo satisfactoria y de hecho fueron pocos los primeros ministros que vivieron en ella durante las primeras décadas. La construcción inicial se hizo de forma rápida, con materiales baratos y con cimientos poco profundos en un suelo muy blando, lo que más pronto que tarde originaría grietas y humedad en las paredes. Este hecho provocó continuos desperfectos que ha llevado a Downing Street a sufrir varias renovaciones a lo largo de su historia.
En 1766, el ministro de Hacienda británico señaló que la casa estaba en un estado ruinoso y se llegó a plantear su demolición debido a los altos costes de mantenimiento y al constante deterioro. No solo era el estado físico de la casa, el barrio se convirtió en el siglo XIX en un lugar inhóspito, mal iluminado y en una zona con prostitución. A principios del siglo XX, Arthur James Balfour le dio nueva vida al número 10 al retomar la costumbre de usar el edificio como residencia del primer ministro.
Uno de sus inquilinos más célebres fue Winston Churchill, quien durante la Segunda Guerra Mundial se fotografió saliendo de Downing Street haciendo la V de victoria con los dedos. Le cogió un gran aprecio a la casa. No todos sus moradores tuvieron la misma experiencia. Margot Tennant, esposa del primer ministro Herbert Henry Asquith, la describió de esta manera: “Es una vivienda incómoda, con tres escaleras estrechas, por las que apenas cabe una persona. Me he resignado a invitar a los amigos tan sólo a cenar o en el jardín”.
La primera ministra Theresa May y su esposo siguieron los pasos de David Cameron y Tony Blair y decidieron mudarse a la vivienda más grande del número 11 de Downing Street, en lugar del Número 10, que quedó como residencia del ministro de Exteriores Philip Hammond.
Las instalaciones disponen de unas 100 habitaciones. La residencia del primer ministro se encuentra en el tercer piso. La cocina está ubicada en el subterráneo mientras que en el primer y segundo piso se encuentran una serie de oficinas y salas de conferencia, recepciones, comedores, salas de estar y salones donde trabaja el personal, unas 200 personas.
Una de las estancias más grandes es la conocida como la sala de los Pilares, que cuenta con un gran recibidor, una alfombra persa sobre suelo de madera y diversos retratos pictóricos de miembros ilustres de la historia británica. Se utiliza para grandes recepciones, como cuando el equipo de la Unión de Rugby de Inglaterra ganó la Copa del Mundo de 2003, y para la firma de acuerdos internacionales. Hay un retrato de la reina Isabel I sobre la chimenea.
De los tres salones de Estado que hay dentro del complejo, destaca el conocido como salón Blanco, con una gran chimenea, que en el pasado sirvió como espacio de uso privado a los primeros ministros. Actualmente es escenario de reuniones del primer ministro con otros líderes internacionales. Pero quizá la sala más conocida es la del Gabinete, en el piso de arriba, donde el consejo de ministros se reúne todos los jueves por la mañana.
En 1991, el IRA colocó un vehículo en Whitehall para lanzar un ataque de mortero contra el número 10. La explosión ocurrió en el jardín trasero, y el desplazamiento del aire hizo que las ventanas se abrieran en la sala del gabinete cuando el entonces primer ministro John Major celebraba una reunión de su consejo. Desde entonces, las medidas de seguridad se ampliaron. La puerta de entrada, que no tenía cerradura y estaba vigilada solo por un policía, fue reforzada. Para evitar actos de espionaje se colocaron ventanas y puertas dobles.
En las últimas semanas, Downintg Street ha vuelto a estar en el ojo del huracán. Esta vez por las fiestas que el equipo de Boris Johnson organizó durante los periodos de confinamiento. Atrás quedó la imagen de lugar incómodo y austero para convertirse en un escenario de glamour donde asesores y políticos tiene queacudir con una botella de alcohol bajo el brazo.
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