Austria

La corrupción tumba al canciller Sebastian Kurz

Los Verdes, socios de coalición, habían amenazado con hacer caer al Gobierno austriaco tras las acusaciones de haber pagado con dinero público informaciones favorables para su partido. Le sustituye el ministro de Exteriores

El canciller austríaco Sebastian Kurz del conservador Partido Popular Austríaco (ÖVP) dimitió el sábado por la noche después de que esta semana se llevaran a cabo registros en la cancillería, en la sede de su partido, así como en el Ministerio de Finanzas, tras una acusación de la Fiscalía de malversación y soborno. “Mi país es más importante que mi persona”, aseguró Kurz en la conferencia de prensa en la que anunció su dimisión. “Necesitamos estabilidad y por eso quiero acabar con el empate y hacer hueco”.

Su sucesor será el actual ministro de Exteriores, Alexander Schallenberg. “No ha sido fácil para mí tomar esta decisión”, explicaba el hasta ahora canciller, que aseguraba que “no sería responsable entrar en una fase de caos durante meses”. Para Kurz, el nuevo canciller Schallenberg “tiene la habilidad política necesaria que tal vez hace falta para que todos en la coalición podamos recuperar la confianza”. Schellenberg ha estado al frente de posiciones destacadas en el Ministerio de Exteriores y ha destacado por sus posiciones de mano dura en relación a la inmigración.

El vicecanciller y Ministro para el Arte, la Cultura, el Sector Público y el Deporte, Werner Kögler, del partido Verde (Die Grünen), que gobierna en coalición con Kurz, aseguraba el viernes que su partido quiere seguir gobernando con el ÖVP, pero que eso no sería posible con Kurz al mando: “nuestro actual canciller ha dejado de estar capacitado para ser canciller”. Dijo que cada vez parece más claro “que en el centro de poder del ÖVP hay una imagen moral espantosa y horripilante”. Por otro lado, Kögler dejó claro que un posible sucesor de Kurz deberá ser una persona intachable.

Pero la presión que le ha llevado a dimitir no le llegó a Kurz solo de parte de su socio de gobierno. El presidente austríaco, Alexander Van Bellen, reprochó al canciller su enrocamiento. “Lo que estamos viendo son unas formas que no le hacen bien a la democracia”. Aseguró que el tono actual “es de falta de respeto para con personas e instituciones de nuestro Estado de derecho” y que se trata “de unas acusaciones muy graves”.

Compra de encuestas y medios de comunicación

De lo que se acusa al canciller Kurz es de haber comprado encuestas y manipulado la información que se publicaba sobre él y su partido desde 2016 a cambio de dinero público. El miércoles la fiscalía austríaca había llevado a cabo varias redadas para conseguir informaciones relativas al supuesto intercambio de anuncios del Ministerio de Finanzas muy bien pagados a cambio de informaciones positivas en los medios en que se publicaron dichos anuncios. También se investiga si se habrían concedido puestos públicos a cambio de donaciones y supuesta financiación ilegal.

Al parecer, según publica la prensa austríaca basándose en fuentes cercanas a la investigación, estas acusaciones surgirían tras haber analizado miles de chats y emails en relación al caso de Ibiza en 2019. Lo cierto es que contra Kurz se estaba investigando también por una supuesta declaración falsa en sede parlamentaria en relación a otro caso. A principios de septiembre Kurz tuvo que declarar ante un juez. Este fin de semana, además, varios diarios austríacos publicaron supuestos chats privados en los cuales el hasta ahora canciller y sus colaboradores en los que criticaban a miembros de su propio partido.

Se queda como líder del ÖVP y como diputado

Kurz se ha resistido a dimitir hasta el último momento. El viernes aseguró que “el ÖVP en el gobierno sigue siendo capaz de actuar y sigue queriendo hacerlo”. El martes estaba programada una moción de censura contra el canciller en el Parlamento y su socio de gobierno, al parecer, estaba dispuesto a votar en contra. La oposición había pedido su dimisión. Kurz ha asegurado que quiere permanecer como presidente de su partido y dirigir el grupo parlamentario como diputado y volvió a repetir que “las acusaciones son falsas y lo voy a demostrar”.

Ahora la pelota está en el tejado de Los Verdes, que tendrá que decidir si acepta la dimisión del canciller y garantiza la continuidad del Gobierno. Según la agencia de noticias austríaca APA, el partido verde estaría planteándose una posible coalición con el partido ultranacionalista Partido de la Libertad de Austria (FPÖ).