Relevo en el castrismo
Quién es quién en la nueva cúpula del poder en Cuba
El ex yerno de Raúl Castro y el presentador azote de la disidencia, entre las figuras que tomarán el poder que deja el dictador
La era post Raúl Castro ya ha comenzado en Cuba. Su salida del liderazgo del Partido Comunista (PCC) ha culminado una amplia renovación de su cúpula dirigente, que se enfrentará ahora al reto de gobernar un país con una economía en horas críticas y un descontento popular cada vez menos disimulado.
La opacidad oficial obliga a leer entre líneas para descifrar el nuevo reparto de sillones y discernir el rumbo político que tomará el régimen, pero una primera lectura resulta evidente. Quienes soñaban con una reforma radical tendrán que seguir esperando.
Aunque la llamada “generación histórica”, la vieja guardia de guerrilleros que instauraron la dictadura, se jubila definitivamente, la nueva composición del Buró Político y el Comité Central, los dos órganos principales del partido único, revela la emergencia de dirigentes más jóvenes pero igualmente cercanos a Raúl y a la familia Castro.
El general Luis Alberto Rodríguez González-Callejas
Uno de los nombramientos más reveladores ha sido el del general Luis Alberto Rodríguez González-Callejas como nuevo miembro del Buró Político. Ex yerno de Raúl y considerado por muchos el testaferro de la familia Castro, López Callejas preside Gaesa, la gran corporación empresarial de las Fuerzas Armadas que controla el negocio del turismo en la isla, muchas de las tiendas que venden en divisas, y gran parte de los ingresos de aduanas y puertos.
El Gobierno de Donald Trump lo incluyó entre los dirigentes sancionados el pasado septiembre. “Los ingresos generados por las actividades económicas de Gaesa se utilizan para oprimir al pueblo cubano”, dijo el entonces secretario de Estado, Mike Pompeo.
Nacido en 1960, desde hace años se le tiene por un poder en la sombra y su ingreso en el Buró Político demuestra que los rumores que le atribuyen una mala relación con Alejandro Castro Espín, único hijo varón de Raúl y otro de los más destacados dirigentes, no le han perjudicado.
De la cúpula sale, en cambio, Marino Murillo, el responsable de la llamada Tarea Ordenamiento, el doloroso programa de reformas económicas que ha hecho brotar muestras de descontento inquietantes para un régimen acostumbrado a tenerlo todo bajo control.
Bautizado como el “zar de las reformas”, la salida de Murillo siembra de dudas el futuro de la economía de la isla. Los documentos oficiales le atribuyen no haberle dado protagonismo a los sectores afectados por los cambios.
No falta quien teme que, preocupada por sus posibles consecuencias políticas, la nomenclatura ha decidido meter las reformas en el congelador. Y en la Cuba comunista eso puede significar que pasen lustros antes de que se reactiven.
Humberto López
Lo que ha evolucionado a velocidad sorprendente para los tiempos políticos de la isla ha sido la carrera del joven presentador Humberto López, que en apenas un año ha pasado de ser uno más de los periodistas mal pagados y amordazados de la televisión estatal a ingresar en el Buró Político, el verdadero epicentro del poder en la Cuba comunista.
Su vertiginoso ascenso entre la valoración de los líderes ha llegado gracias a su papel como conductor del programa “Hacemos Cuba”, en el que suele atacar ferozmente a los integrantes del disidente Movimiento San Isidro y a otros opositores. Artistas como Luis Manuel Otero Alcántara o Anamely Ramos, que sufren el hostigamiento oficial por sus demandas en favor de la libertad de expresión en Cuba, son a menudo tachados de “mercenarios” en el espacio de López, que nunca les concede ni voz ni la oportunidad de responder.
La Fundación para los Derechos Humanos en Cuba, con sede en Miami, afirma que “López se ha convertido en la punta de lanza de las campañas de descrédito contra la oposición y la sociedad civil emergente”. Su acceso a la cúpula revela la creciente preocupación por lo que el régimen denomina la “batalla comunicacional” y la necesidad de contrarrestar la “subversión” en las redes sociales, algo a lo que se ha referido en varias ocasiones el sucesor de Raúl Castro al frente del Estado y del partido, Miguel Díaz-Canel.
Aunque persisten las dudas sobre cuál será su poder real en un PCC en el que los militares ganan aún más presencia, Díaz-Canel gozará, al menos sobre el papel, de un liderazgo institucional sin precedentes. Desde 2018 ostenta la presidencia de los Consejos de Estado y de Ministros, y ahora sucede a Raúl Castro como primer secretario del partido, de cuyo organigrama desaparece el segundo secretario.
Termina así el invento de Fidel, que, cuando en la década de 1960 replicó en Cuba el modelo de partido vigente en los países de la órbita soviética, añadió un cargo inexistente en ellos. Fue el que durante años ocupó su fiel hermano Raúl.
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