Charlie Hebdo
Una cadena perpetua y dos condenas a 30 años para los cómplices de los atentados de 2015
Un tribunal francés ha declarado culpables a un total de 14 personas por la matanza en la revista y un supermercado judío en Francia
Fallecidos los autores materiales de los atentados contra el semanario “Charlie Hebdo” y el supermercado de comida judía en enero de 2015, Francia esperaba este miércoles el veredicto del macrojuicio que ha sentado durante casi tres meses en el banquillo a los 14 acusados de complicidad y apoyo logístico de diverso grado con los terroristas, 11 de los cuales estaban en el tribunal parisino este miércoles por la tarde en el momento del veredicto.
El tribunal francés ha impuesto penas que van de los cuatro años a los 30 de prisión según su grado de implicación en la logística de aquellos atentados de los que en enero se cumplirán cinco años. Las máximas penas han sido para el círculo íntimo de Amédy Coulibaly, el terrorista que atacó en el supermercado judío.
La Corte ha sentenciado a la mitad de ellos, a siete, culpables de asociación para actos delictivos pero les excluye así de la noción “terrorista”. No así al resto. Los magistrados han condenado al principal acusado, Ali Riza Polat, un amigo francoturco de Coulibaly, a quien presentaron como su “mano derecha”, como culpable de complicidad en crímenes terroristas. Polat ya admitió ante el tribunal actividades delictivas, incluido el tráfico de drogas, pero negó tener conocimiento alguno de un complot terrorista.
Hayat Boumeddiene, novia de Coulibaly no presente en el proceso y huída en Siria, ha sido condenada a 30 años de prisión. Boumeddiene era una de los tres acusados juzgados en rebeldía y no presentes en el macrojuicio. Fuera del círculo de Coulibaly, las penas son bastante menores de lo solicitado por los fiscales. En cuanto a los hermanos Mohamed y Mehdi Belhoucine, que también viajaron a Siria y fueron igualmente juzgados en rebeldía, el tribunal condenó al primero a cadena perpetua y optó por la extinción de la acción penal respecto al segundo, ya que fue juzgado y condenado por asociación criminal terrorista en enero de 2020. El tribunal evocó así el principio non bis in idem, según el cual no se puede volver a juzgar por los mismos hechos.
Los fiscales antiterroristas habían solicitado que los acusados fuesen condenados a penas que van de cinco años a cadena perpetua. Los abogados de la defensa estimaron en el proceso que las pruebas son poco convincentes y han advertido contra la tentación de querer hacer de ellos un ejemplo para paliar la ausencia de los autores materiales de los ataques. Los autores materiales de los atentados, los hermanos Said y Chérif Kouachi, que abrieron fuego en la redacción de “Charlie Hebdo” por haber publicado caricaturas del profeta Mahoma, y Amédy Coulibaly, que mató a una policía antes de tomar por asalto un supermercado judío, murieron tras cometer unos atentados que dejaron 17 muertos y una conmoción planetaria.
Todos los acusados reivindicaron su inocencia el pasado lunes, antes de que el tribunal entrara en receso para deliberar sobre un juicio que pasará a la historia, tanto por sus dimensiones -171 tomos de procedimiento, 144 testigos, 94 abogados, 200 personas como acusación civil, 90 medios de comunicación acreditados- como por la trascendencia en la sociedad francesa de los hechos que ha juzgado.
Durante estos tres meses, el juicio ha sido interrumpido varias veces debido a la pandemia de la covid, y volvió a poner de relieve el horror de los ataques. Lo hizo por medio de recuerdos de algunos de los supervivientes, como el caso de la columnista Sigolene Vinson, que sobrevivió a la masacre de “Charlie Hebdo” y describió durante una de las partes más emotivas del proceso el “silencio mortal” en la redacción mientras sus colegas yacían muertos a su alrededor.
Este juicio se ha desarrollado paralelamente a una nueva serie de atentados yihadistas en el país durante los últimos dos meses que han marcado sin duda los ánimos de lo que estaba sucediendo dentro del Tribunal de París. A las tres semanas de iniciarse el proceso, un paquistaní hirió a dos personas frente a las antiguas oficinas de la revista en un ataque con cuchillo. El 16 de octubre, un joven checheno decapitó al profesor Samuel Paty, maestro de secundaria, que había mostrado algunas de las caricaturas a sus alumnos en una clase sobre libertad de expresión.
Y el 29 de octubre, tres personas fueron asesinadas cuando un joven tunecino recién llegado a Europa las apuñaló en la iglesia Notre Dame de Niza. El Gobierno del presidente Emmanuel Macron ha presentado recientemente un proyecto de ley para luchar contra el “islamismo radical” que pretende estrechar el control sobre los lugares de culto y prohibir algunas prácticas “incompatibles” con los valores de la República francesa.
La masacre de Charlie Hebdo desató un intenso debate sobre la libertad de expresión en Francia. Para marcar el comienzo del juicio, el pasado 2 de septiembre, ‘Charlie Hebdo’ reeditó las caricaturas del profeta que habían indignado a los musulmanes en una nueva portada que volvió a levantar ampollas entre los sectores más fundamentalistas del culto musulmán.
Coincidiendo con la lectura del veredicto este miércoles, el semanario ha publicado otra sonora portada. Dentro de un furgón de policía y en dirección a la cárcel: Charlie Hebdo pone a Dios “en su sitio” según se puede leer en una portada firmada por el dibujante François Boucq, solicitado por Charlie Hebdo junto al escritor Yannick Haenel para cubrir las audiencias que comenzaron hace tres meses.
Said y Chérif Kouachi, autores de la matanza
Los autores materiales de estos ataques fueron los hermanos Said y Chérif Kouachi. Se sabe que Coulibaly y los hermanos Kouachi se hicieron con un arsenal de armas procedentes de una filial belga y otra de Lille (norte de Francia), pero los testimonios aportados no han permitido establecer el recorrido hasta que llegaron a ellos.
Una de las personas que salieron con vida del ataque en la revista “Charlie Hebdo” fue Corinne Rey, una caricaturista que había bajado a fumar, pero que fue obligada a subir las escaleras para marcar el código de la puerta de acceso. Ella observó con horror cómo abrían fuego contra el consejo editorial. Durante años, ha albergado un sentimiento de culpa porque se le perdonara la vida mientras otros morían. “No me mataron, pero lo que me pasó fue absolutamente escalofriante y viviré con eso hasta que mi vida termine”, testificó.
Al día siguiente del atentado contra “Charlie Hebdo”, Coulibaly disparó y mató a una joven policía después. Para entonces, los hermanos Kouachi trataban de huir de Francia mientras el país estaba paralizado de miedo.
Las autoridades no relacionaron el tiroteo en la tienda kosher con la masacre de Charlie Hebdo de inmediato. Se estaban acercando a los hermanos fugitivos cuando llegaron las primeras alertas de un pistolero dentro de un supermercado kosher. Era un viernes por la tarde y los clientes se apresuraban a terminar sus compras antes del sábado cuando entró Coulibaly con un rifle de asalto, pistolas y explosivos.
Con una cámara GoPro fijada a su torso, disparó contra un empleado y un cliente, luego mató a un segundo cliente antes de ordenar a un cajero que cerrara las persianas metálicas de la tienda. La primera víctima, Yohan Cohen, yacía agonizante en el suelo y Coulibaly se dirigió a unos 20 rehenes en la habitación y les preguntó si debía “acabar con él”.
A pesar de las súplicas para que lo dejaran en paz, Coulibaly le dio un tiro mortal, según al testimonio de la cajera Zarie Sibony. ”Ustedes son judíos y franceses, las dos cosas que más odio”, les dijo. A unos 40 kilómetros de distancia, los hermanos Kouachi fueron acorralados en una imprenta con sus propios rehenes. Al final, los tres atacantes murieron en redadas policiales casi simultáneas.
Fue el primer ataque en Europa reivindicado por el grupo Estado Islámico. Una de las claves del juicio es quién los ayudó y cómo. Los fiscales dijeron que los Kouachi autofinanciaron su ataque, mientras que Coulibaly y su novia Boumeddiene obtuvieron préstamos fraudulentos.
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