Europa

La pandemia retrasa a 2021 la sucesión de Merkel

Uno de los tres aspirantes a dirigir la CDU, el derechista Friedrich Merz, acusa a la dirección de organizar un complot para impedir su victoria

Los tres candidatos para dirigir la CDU, Norbert Roettgen, Armin Laschet y Friedrich Merz (de izquierda a derecha)
Los tres candidatos para dirigir la CDU, Norbert Roettgen, Armin Laschet y Friedrich Merz (de izquierda a derecha)Michael KappelerAgencia AP

La pandemia de coronavirus trastoca de nuevo la agenda de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) para elegir al sucesor de Angela Merkel al frente del partido y al candidato a las elecciones federales alemanas de dentro de un año. Merkel, concentrada ahora en hacer frente a la emergencia sanitaria y presidir la UE, anunció en 2018 su intención de no aspirar a un quinto mandato.

El secretario general de la CDU, Paul Ziemiak, compareció este lunes en la Konrad Adenauer Haus, la sede berlinesa del partido, para anunciar que “la situación actual no permite un congreso el 4 de diciembre" en Stuttgart. Con 10.000 casos diarios de coronavirus, Alemania trata de frenar una pandemia que se ha cobrado ya la vida de 10.056 personas.

Los 1.001 delegados deberán esperar a la próxima primavera para decidir quién ostenta las riendas de los democristianos tras dos décadas en manos de Merkel, que ha conducido al partido al centro del espectro político alemán con notable éxito electoral.

La socialdemocratización de la CDU no ha sido vista con buenos ojos por el ala derecha de la formación, relegada por Merkel durante estos veinte año a un segundo plano. Éste es el caso de Friedrich Merz, que inició una exitosa carrera financiera tras ser apartado como jefe del grupo parlamentario en el Bundestag (Parlamento federal) en 2002 por la propia Merkel. Ya en el congreso de la CDU de Hamburgo de diciembre de 2018 se quedó a las puertas de batir a la “delfín” de la canciller, Annegret Kramp Karrenbauer, más conocida como AKK, que lidera de forma interina la formación tras dimitir el pasado febrero.

Merz, bien visto por las bases y detestado por la dirección, no tardó en criticar en los medios y las redes sociales a la cúpula del partido, a la que acusó de volver a retrasar el congreso (la primera ola de coronavirus ya impidió celebrarlo el 25 de abril) para mermar sus posibilidades de victoria.

“El aplazamiento del congreso del partido es una decisión en contra de las bases de la CDU”, protestaba. "Lamento que la ejecutiva no acepte mi propuesta de compromiso de un congreso digital, al menos para elegir al nuevo presidente”. “Hay partes del ‘establishment’ del partido que quieren evitar que me convierta en presidente y este congreso tiene que ver con eso”, añadía en la televisión pública ARD.

Lo cierto es que la dirección de la CDU aguardará a la evolución de la emergencia sanitaria para decidir cómo se organizará la cita en Stuttgart a comienzos del próximo año. Pero toma fuerza que el congreso de desarrolle telemáticamente y los delegados elijan a su líder por voto por correo.

En la batalla por dirigir al mayor partido de centro derecha de Europa acompañan a Merz otros dos aspirantes más cercanos a Merkel, Armin Laschet, el ministro presidente de Renania del Norte-Westfalia, el “Land” más poblado de Alemania y el más golpeado por la pandemia, y el diputado Norbert Röttgen. Desgastado por la gestión de la covid-19 en su región, Laschet cae en popularidad mientras la gana el número dos de su candidatura, Jens Spahn, por su alabada gestión como ministro federal de Sanidad. En caso de ser elegido, sería el primer gay en dirigir la CDU.

La gestión de la covid-19 ha reforzado la figura de Merkel, de la que hasta entonces se dudaba incluso que pudiera completar su tercera Gran Coalición con los socialdemócratas del SPD. Los sondeos conceden la CDU un 35%, una cómoda ventaja de 15 puntos sobre los imparables Verdes (20%) y el SPD (15%). Estos últimos, en cambio, no parecen haberse beneficiado de ser el primer partido alemán en anunciar su candidato a canciller para 2021, el ministro de Finanzas Olaf Scholz.

Sin embargo, cuanto más se prolongue la interinidad en la Unión (como se conoce familiarmente al partido de Merkel) y a su socio bávaro de la CSU, existe mayor riesgo de que aumenten las disputas entre sus diferente familias, lo que proyectaría una mala imagen de cara a 2021, un año electoral en Alemania que arrancará con los comicios regionales en los “Länder” de Baden-Württemberg y Renania-Palatinado en marzo.