Europa

«Esta protesta es más grande que Lukashenko»

Los manifestantes permanecen en la calle por quinto día consecutivo pese a la represión policial. Polonia se ofrece como mediadora, mientras Moscú denuncia la injerencia extranjera en Bielorrusia

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Por quinto día consecutivo, los ciudadanos de Bielorrusia salieron ayer a las calles de las grandes ciudades del país. En Minsk, desde primera hora de la mañana cientos de mujeres con flores en la mano se reunieron para manifestarse frente a edificios oficiales y exigir la invalidación de los resultados electorales del domingo, que dieron como vencedor a Alexander Lukashenko. El líder bielorruso, desde hace 26 años en el poder, habría ganado con un 80% de los votos a Svetlana Tijanovskaya, la candidata de la oposición y hoy refugiada en Lituania, que habría sumado un 7%.

«Esta vez es diferente, coincide Maksimas Milta, que trabaja en el departamento de comunicación de la Universidad Europea de Humanidades en Lituania y vive en Minsk desde hace dos semanas. «Estuve aquí también hace cinco años durante las protestas por la victoria de Lukashenko. En esa ocasión, solo podías ver a jóvenes en las calles, estudiantes universitarios que pedían cambios. Lo que estamos viviendo es algo que va mucho más lejos. La indignación y las ganas de un cambio se ha extendido por todo el país», apunta.

El epicentro de las manifestaciones, que empezaron el domingo en Minsk, se empezó a difundir por todo el país. Ciudades como Brest o Zhodino se sumaron a los manifestantes de la capital unidos por el hartazgo político que se vive en el país a causa de la corrupción, un modelo económico desgastado y las nulas oportunidades para los más jóvenes.

Las protestas han sido acalladas a base de brutalidad policial. «He podido ver cómo los guardias apalean y utilizan una fuerza desproporcionada contra los manifestantes. El equipo que el Gobierno está sacando a las calles es para enfrentarse a una guerra», señala Milta. El portavoz de Interior bielorruso reconoció hace dos días que la Policía está utilizando armas de fuego contra los manifestantes. Oficialmente se habla de un fallecido, tres heridos graves y 7.000 detenidos, entre ellos 64 periodistas locales e internacionales.

Vitalina prefiere no dar su apellido por miedo a represalias, regenta un pequeño negocio en el centro Minsk. Reconoce por teléfono a LA RAZÓN sentir miedo cada mañana cuando sale a su lugar de trabajo. «Tengo un amigo que fue arrestado y trasladado a la cárcel de Okrestina, salió ayer y nos contó que a media noche sacan a todos los hombres al patio, los desnudan y empiezan a apalearlos sin importar la edad», comenta emocionada.

«En la ciudad, cuando llamas a las ambulancias porque hay heridos, las furgonetas no van llenas de médicos sino de miembros de OMON [Escuadrón Policial para Propósitos Especiales, supeditados por la Guardia Nacional Rusia], que siguen dando palizas a los malheridos». «Pese a todo esto, la gente va a seguir en las calles», asegura Vitalina a este diario.

El martes, el Gobierno bielorruso cortó la conexión a internet en todo el país. Durante 72 horas, la única información que disponían venía de la televisión pública, que hablaba de «un puñado de borrachos» para referirse a los manifestantes. «Mi padre vive en un pequeño pueblo, no sabe nada de las protestas, pero incluso allí los ciudadanos quieren un cambio», asegura.

«Anoche en cada balcón de mi calle había familias enteras con velas en la mano que pedían un cambio en el país. Tengo mucha fe en este movimiento, esto es más grande que Lukashenko», añade.

Las reacciones de líderes europeos no se hicieron esperar. El presidente francés, Emmanuel Macron, intercambió opiniones con el mandatario ruso, Vladimir Putin, sobre la situación en la ex república soviética. Contactados por este diario, el Ministerio de Exteriores lituano hizo una declaración institucional vía correo electrónico asegurando que «las elecciones presidenciales del 9 de agosto no fueron libres ni justas». «Pedimos a las autoridades bielorrusas que detengan de inmediato la violencia contra los manifestantes pacíficos y liberen a todos los detenidos injustamente. El Gobierno de Minsk debe detener la persecución de los opositores políticos y entablar un diálogo genuino con la sociedad».

La UE se ha pronunciado afirmando que sigue muy de cerca los acontecimientos en Bielorrusia y condenan la represión policial. Hoy se celebra una reunión extraordinaria del Consejo de Asuntos Exteriores. Polonia se ofrece como mediador entre Lukashenko y la oposición para lograr un acuerdo entre ambos.

Desde Moscú, el Kremlin denuncia presiones externas «sin precedentes» sobre las autoridades bielorrusas. «Hemos percibido una presión sin precedentes por parte de algunos socios extranjeros sobre las autoridades bielorrusas», asegura Maria Zajárova, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores.