Coronavirus

Más de 600.000 alemanes vuelven a la “fase cero” por el brote en el matadero

El gobernador de Renania del Norte-Wesfalia, el estado más industrializado y que más presionó para la reapertura, reimpone fuertes restricciones a la movilidad en dos áreas

New lockdown in Guetersloh district due to coronavirus infections among employees of the Toennies meat factory
Paramédicos y unidades de testeo de covid-19 atienden a los empleados de la empresa cárnica que permanecen en cuarentena obligatoria con su comunidad de vecinos valladaFRIEDEMANN VOGELAgencia EFE

Si Alemania se hubiera regido por el sistema de fases para contener el coronavirus, una parte de Renania del Norte-Westfalia –el estado más poblado e industrializado del país-, pasó ayer de una aparente normalidad a la “fase cero”. Así lo ordenó el gobernador del “Land”, Armin Laschet que impuso cuarentena obligatoria para las 360.000 personas que viven en la ciudad de Gütersloh como para las 280.000 que viven en la cercana localidad de Warendorf, donde el nivel de infecciones alcanzó la cifra de 68 por cada 100.000 habitantes, muy por encima del límite de 50 impuesto por las autoridades sanitarias.

Ambos distritos, que suman en total más de 600.000 personas, se han visto afectados de manera similar por el brote de coronavirus registrado en el matadero de la empresa Tönnies, donde hasta la fecha se han contabilizado más de 1.500 contagios, en el mayor rebrote de la enfermedad en el país europeo. Del total de positivos, 21 pacientes se encuentran hospitalizados, de los cuales seis están en la unidad de cuidados intensivos y dos de ellos requieren la asistencia de un respirador.

”Eso nos permitiría decir que el foco está localizado, pero vamos a dar un paso más y ordenar el cierre de la vida pública para el distrito de Gütersloh, con el objetivo de calmar y obtener claridad sobre la situación general”, aseguró Laschet en una comparecencia en Düsseldorf.

De este modo, las autoridades ordenaron el cierre de bares, museos, galerías de arte, cines, salas deportivas, gimnasios y piscinas así como la prohibición de picnics y barbacoas. Los restaurantes seguirán abiertos, aunque estarán sometidos a numerosas limitaciones.

Esas medidas comenzarán a regir a partir de mañana y se extenderán hasta el 30 de junio siempre y cuando la situación mejore, según indicó Laschet, que evitó concretar en cifras cómo se mediría el éxito de las restricciones.

“Por primera vez en Renania del Norte-Westfalia y en Alemania, vamos a volver a las medidas que se aplicaban hace algunas semanas”, añadió el gobernador, en lo que muchos ya ven como un importante revés para Laschet, posible sucesor de la canciller Angela Merkel y partidario desde hace semanas de una flexibilización de las normas de confinamiento para ayudar a reactivar la economía.

Renania del Norte-Westfalia es la primera región alemana que vuelve a las restricciones después de que el país iniciara la desescalada de forma gradual a lo largo del mes de mayo. Una medida que llega poco antes de que comiencen las vacaciones de verano y que supone un regreso a la situación de varias semanas atrás pero que, sobre todo, supone un mazazo para la imagen de un país que fue elogiado de forma generalizada por su gestión de la pandemia.

Un gran número de pruebas diagnósticas, el rastreo de casos y la preparación de los hospitales mitigaron el brote y lograron una tasa de mortalidad en Alemania cinco veces menor que la británica.

En cuanto a la empresa cárnica, se procedió a su cierre y al aislamiento inmediato de sus 7.000 empleados, aún sin haberles hecho el test pertinente. Igualmente se procederá a hacer tests a todos los afectados y al mayor grupo de posibles contactos (unas 100.000 personas en total).

Parte de los trabajadores son procedentes de Rumanía y Bulgaria, a los que Laschet garantizó una “atención cuidadosa”, atendiendo a las dificultades que supone su situación de cuarentena, lejos de sus familias.

Asimismo, las autoridades regionales elaboraron un paquete de cinco medidas que incluyen la reducción de los contactos al núcleo familiar u otras formas de convivencia en un hogar y el cierre de locales e instalaciones públicas y privadas, así como actividades donde no es obligatorio el uso de mascarilla. También se “forzará” el cumplimiento de la cuarentena y, por otra parte, se ampliará la realización de test a todos los grupos vulnerables, a todos los empleados en empresas cárnicas y a todo ciudadano interesado en conocer su estado.

Los agentes de Policía ofrecieron ayuda humanitaria a los ciudadanos afectados por el confinamiento. De hecho, las cadenas de televisión, mostraron ayer imágenes de personas presentadas como empleados del matadero, esperando detrás de vallas de metal a que los policías, que portaban guantes y máscaras, les suministraran víveres y bebidas.

Por otro lado, y en colaboración con la Cámara de Industria y Comercio, se determinará qué otras empresas cuentan con trabajadores subcontratados y alojados en instalaciones compartidas y se les llamará a testear también a sus empleados de manera “profiláctica” y “preventiva”.

Al foco en torno a la empresa Tönnies se suman brotes registrados en un bloque de viviendas de Gotinga y de un barrio de Berlín, que han disparado el factor de reproducción de COVID-19 a valores por encima del 2,03, pese al bajo cómputo de nuevas infecciones en el conjunto del país.