Congo

Condena histórica para el “Terminator” del Congo

El criminal de guerra Bosco Ntaganda ha sido sentenciado a 30 años de cárcel, la mayor pena impuesta por el Tribunal Penal Internacional

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El Tribunal Penal Internacional ha condenado hoy a 30 años de cárcel a Bosco Ntaganda, señor de la guerra en el Congo, conocido como “Terminator”. Se trata de la mayor pena impuesta nunca por este tribunal y llega después de que en julio pasado Ntaganda fuera declarado culpable de 18 cargos de crímenes de guerra y de lesa humanidad.

Sobre el acusado, de origen tutsi, nacido en Ruanda y nacionalizado después en la República Democrática del Congo, pesaban acusaciones de permitir violaciones a menores de edad, reclutar a niños soldados y masacrar a la población civil en la provincia de Ituri (noreste de RDC). En el juicio celebrado en La Haya (Holanda), Ntaganda defendió en todo momento su inocencia y afirmó: "Soy un revolucionario, no un criminal".

Ntaganda es el cuarto sentenciado desde la apertura de la institución en 1998, y el primero en ser condenado por utilizar esclavas sexuales. Entre sus crímenes se encuentran graves violaciones de los derechos humanos, como la masacre de 50 civiles en el pueblo de Kobu, entre los que se encontraban mujeres y niños salvajemente mutilados.

Según informó Human Rights Watch (HRW) en 2013, Ntaganda reclutó para su grupo al menos a 149 niños y jóvenes. Así lo relató a la ONG una mujer de Birambizo, en Kivu del Norte: "Nos pidió que le entregáramos a nuestros hijos, nuestros alumnos, para luchar. Vino él mismo a nuestra aldea”, "Ntaganda caminaba con confianza por los restaurantes y canchas de tenis de Goma, haciendo alarde de su impunidad como una medalla de honor mientras se involucraba en despiadados abusos contra los derechos humanos", afirmó la entonces investigadora para África de HRW, Anneke Van Woudenberg. En 2013, tras perder poder frente a sus rivales en el Congo, se entregó en la embajada de Estados Unidos en Kigali, capital de Ruanda, y desde allí fue trasladado a La Haya.

Ntaganda comparecía este jueves ante el tribunal con una corbata roja y una chaqueta azul, se levantó para escuchar la sentencia, no hizo ningún gesto ni comentario cuando la escuchó. Atrás queda una vida de violencia extrema, extorsión y abusos.