La nota elegante de la tarde llegó de manos de María Dolores Pradera, que demostró a los asistentes a la gala su calidad humana y profesional. «Es un premio sorprendente, me gustaría ser merecedora de él». Con estas palabras agradeció el galardón a la Trayectoria Ejemplar, que reconoce la contribución de una persona a la mejora de la sociedad. Recibió la estatuilla de manos del presidente de LA RAZÓN, Mauricio Casals, y de Alfonso Ussía, quien se refirió a ella como «la gran señora de la canción». Después dio toda una lección de vida. A sus 87 años mantiene la ilusión de una adolescente e irradia optimismo y generosidad por los cuatro costados. «Tuve un abuelo sabio e inteligente que me dijo que el verdadero talento es ser buena persona. Yo me quedé con ese mensaje y he tratado de seguirlo durante toda la vida». Pradera, que hizo un hueco en su agenda para recoger el premio, continúa con fuerzas para seguir de gira por España y prepara un disco, «Cantos de España», para mayor satisfacción de sus seguidores, entre los que hay mucho público joven. «Hay muchos jóvenes que van a ver mis actuaciones. Me siento muy bien acompañada por la gente de siempre y la que empieza a conocerme», explica.

La dama de la canción es una mujer humilde, aunque piensa que el adjetivo es exagerado. «Está hecho con muy buena fe. Me lo pusieron en Suramérica, donde son muy dados a estos piropos. Es lo máximo que se puede decir a alguien que canta», dice con orgullo. Sobre su vitalidad, confesó que no tiene trucos: «No soy muy comilona, pero sé que eso ayuda. He puesto toda mi ilusión y siempre que salgo al escenario pienso en que debuto». Ayer volvió a demostrarlo.