Castilla-La Mancha
Echániz gana peso por Sergio ALONSO
El nuevo paquete de medidas aprobado por el Gobierno para frenar la sangría de las arcas sanitarias ha puesto de relieve algo que muchos agentes del sector aún dudaban: el enorme peso que ha cogido en la Sanidad española el consejero castellano-manchego José Ignacio Echániz. A diferencia de otros antecesores suyos, el joven político popular casi accedió a su cargo de máximo responsable sanitario del partido por la puerta de atrás. Una gestión muy cuestionada de la Consejería de Sanidad de Madrid en la época de las transferencias, el enfrentamiento que mantuvo con la entonces ministra Celia Villalobos, sus sonoros encontronazos con el que había sido su viceconsejero, Juan José Bestard, y el alejamiento del sector que protagonizó durante los años de oposición al Gobierno socialista fueron motivos más que suficientes para que muchos recelaran de su fulgurante ascenso y pusieran incluso en duda su capacidad de influencia en el Ministerio de Sanidad de Ana Mato.
Su desembarco sanitario en Génova se achacaba además a una jugada estratégica de María Dolores de Cospedal para copar áreas de poder. Sin embargo, las predicciones eran erróneas. La normativa publicada en el BOE huele a Echániz por todos sus poros, especialmente en la división de prestaciones que se establece dentro de ella. Para los que no lo recuerden, busquen las informaciones sobre los borradores de pacto sanitario que elaboró el PP en la subcomisión que el Congreso creó para tal fin en 1997. En dicho órgano, Echániz abogó por dividir los servicios sanitarios que recibían los ciudadanos en básicos, complementarios y accesorios, justo lo que hace hoy la reforma del Gobierno. Como se ve, Echániz manda. Lo raro es que muchos de sus altos cargos en Castilla-La Mancha sean afines al PSOE.
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