Sevilla
El rentable negocio de casarse con un Preysler
La exclusiva de la boda de Julio José y Charisse rondaría el millón de euros en función de los familiares que decidan posar
Julio José quería que su enlace de hoy fuera el reencuentro de los Iglesias-Preysler: «Por fin nos juntaremos todos», dijo cuando anunció su paso por la vicaría. Y es que, después de muchos años, casi 20, padres, hijos y madre se reencontrarían y dejarían de lado las rencillas y desencuentros del pasado, eso sí, siempre lavados de puertas para dentro. Pero, finalmente, más que una cita familiar, la boda del cantante se ha convertido en la caja registradora que más beneficios va a obtener en este año, con exclusiva pactada incluso antes de la fecha del enlace, fiestas y patrocinios que han servido al clan para engrosar sus cuentas corrientes.
La historia de amor entre Julio José y Charisse Verhaet va paralela a sus «photocalls» y sus campañas como imagen de diferentes productos e, incluso, el anuncio público del «sí, quiero» vino de la mano de una firma de muebles de la que el hijo mediano de Julio Iglesias es embajador. Una vez más, todo bajo control. No dan puntada sin hilo. De hecho, desde que en 2004 comenzaron su historia de amor han hablado de un inminente enlace, algo que ha revalorizado su presencia en los eventos públicos. Pero, ¿a qué cifra puede ascender la exclusiva que venderán a «¡Hola!»? Esto depende de varios factores. El primero es quiénes posarán y quienes no, cuál de ellos lo hará en solitario y cuál en el retrato oficial. «Si tan sólo posaran los novios con Isabel, la cifra podría superar los 300.000 euros. Son un valor seguro y siempre han estado muy bien pagados sus reportajes. Además, ellos son los que proponen la cantidad y la revista acepta, porque saben que tendrá muy buena acogida», afirma un experimentado paparazzi a LA RAZÓN. «Él no vale mucho como personaje, pero el elenco sí», confirma el representante Toño Sanchís. Y es que, si se tiene en cuenta que es la primera vez que coinciden en una celebración los tres esposos de Isabel Preysler (Julio Iglesias, Carlos Falcó y Miguel Boyer, que continúa su recuperación del derrame cerebral que sufrió en enero), la premisa cambia: «Lo más probable es que les paguen alrededor de un millón de euros ya que es una portada que se venderá también a nivel internacional», matiza Diego Arrabal, teniendo en cuenta que en Latinoamérica, Rusia y Marruecos, por ejemplo, el tirón del cantante es muy importante. Y he aquí donde surge el cruce de egos, poses y retoques. «Julio es muy presumido, no hay fotografía que le hagan que no pase por sus manos, él da el «ok» a todos sus reportajes. Es muy coqueto y no quiere salir de cualquier manera ni en compañía de personas que él no hay a seleccionado previamente, algo que también le ocurre a Preysler. Por este motivo no se sabe quién será el que finalmente dé el visto bueno y esto genera mucha curiosidad», aseguran desde el círculo cercano al clan. Además, al parecer, existe un roce entre el ex matrimonio por el numero de portadas de «¡Hola!» que protagonizan uno y otro. «A Julio no le sienta demasiado bien que Isabel sea tan protagonista», comentan.
Los no invitados
Manías aparte, otro de los platos fuertes de la boda son los invitados. Al parecer, la intención de la familia ha sido que la ceremonia sea discreta y que por lo tanto sólo asistan los íntimos, unos 70 aproximadamente, de ahí que varias personas que pensaban ser invitadas al gran evento se hayan quedado con las ganas. Entre las «damnificadas» podrían encontrarse Cari Lapique y Carmen Martínez-Bordiú, muy amigas de los Preysler. También acudirán a la finca de «El Rincón», propiedad de Carlos Falcó, Miranda, la esposa de Julio Iglesias y Chábeli con su marido, Christian Altaba, aunque quizá opten por dejar a los niños en casa. Eso sí, será muy difícil que Julio ceda a que su ex mujer y la actual se dejen fotografiar juntas. «La intención de Julio es posar junto a sus hijos, pero todo es una incógnita porque se trata de una negociación particular donde las cláusulas del contrato sólo las conocen las partes», dicen sus allegados.
Pero no sólo es necesario resaltar lo que se embolsarán con motivo del casamiento, sino con lo que han obtenido hasta el momento. Son una de las familias de la socialité mejor pagadas. Isabel, según ha podido saber este diario, no posa por menos de 60.000 euros por acto al que acude, el doble que sus hijas, Tamara y Ana, cuyo caché ha crecido con los años y que se revaloriza si posan juntas. Esto, sumado a que Tamara es imagen de Rosa Clarà y Verhaet de Pronovias –firma que hoy la vestirá de novia–, da como resultado un negocio muy rentable y del que se alimentan todos, incluso Enrique, el pequeño del matrimonio Preysler-Iglesias, que en esta ocasión no se llevará su porción de la tarta. Será una de las grandes ausencias en la boda de esta tarde, y no porque tenga mala relación con Julio José. De hecho, Enrique fue quien hace meses organizó en Las Vegas una despedida de soltero para su hermano por todo lo alto, muy diferente a la que se celebró el jueves en la discoteca Gabana de Madrid en la que los invitados, entre los que se encontraban Guti, Boris Izaguirre y Lara Dibildos, se marcharon a casa pasada la una de la mañana. Quien también asistió ayer a despedir la soltería de Julio José fue Susana Uribarri, su representante, y a quienes muchos dirigen las miradas cuando se habla del negocio nupcial. «Si está Susana de por medio seguro que hay intereses económicos en algún sitio», comentan irónicos a este diario personas que conocen bien a la novia de Darek.
Por su parte, Julio Iglesias aprovechó su viaje a España para dar un concierto en Sevilla, mientras Tamara saca rédito como organizadora de eventos. La boda de su hermano es su gran debut en la planificación de eventos, ya que también es quien gestiona la finca «El Rincón». Todos los detalles han sido cuidados con esmero y siempre bajo la supervisión de su madre. Y sobre todo, con mucho secretismo y despliegue de seguridad: ni una foto, declaración o imprevisto pueden arruinar el negocio de esta tarde. ¡Qué vivan los novios, y los Preysler!
Duelo de egos
Todo apunta a que Enrique Iglesias se perderá ver a su hermano dar el esperado «sí quiero». Por lo visto, el menor de los hijos del matrimonio Iglesias-Preysler se excusa en sus compromisos profesionales. Concretamente en el concierto que celebró este jueves en San Juan de Puerto Rico. Aunque, al parecer, el motivo real de su ausencia es su enemistad con su padre, quien sí ha confirmado su presencia. «Si el padre va, el hijo no, y viceversa. No hay ningún tipo de relación entre ambos. Hace años que no se hablan. Julio Iglesias no aguanta la fama musical de su hijo, y éste le devuelve el reproche al hacer de menos a sus hermanos, los hijos de Miranda. No ha ido ni a conocerles», asegura a LA RAZÓN una persona cercana al cantante. Por lo tanto, parece que de nuevo habrá que esperar para ver al clan completo, que lleva sin reunirse desde 1993, año en el que contrajo matrimonio la mayor de los Iglesias, Chábeli, que desde hace tiempo también se encuentra en discordia con su padre después de que éste le retirara una dotación económica que le pasaba mensualmente a modo de ayuda. Es más, aseguran que el cantante se enteró del nacimiento de Sofía, la hija pequeña de Chábeli, a través de la portada de «¡Hola!».
Falcó acoge al clan Iglesias
La finca que el Marqués de Griñón tiene en Aldea del Fresno servirá de escenario para el esperado enlace. Carlos Falcó decidió esta primavera que su palacio «El Rincón» se alquilara para diferentes eventos, un negocio que ha confiado a su hija Tamara. Así, varios famosos han celebrado aquí sus ceremonias: Alejandro Bettancourt –hijo de Lilia López– y Andreína Rojas, entre otros. El complejo cuenta con jardines, de más de 2.000 m², viñedos y bodegas. El palacio destaca por su gran recibidor, el Salón de los Espejos, de 230 metros cuadrados, y un espacio más íntimo: el Comedor. El servicio de catering habitual, «El Senescal», aunque esta boda contará con la mano de la estrella Michelín Mario Sandoval, líder del restaurante «Coque», según adelantó el miércoles un canal temático. Se espera que el toque dulce lo ponga Isable Maestre, Premio Nacional de Gastronomía en 1997.
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