España
La «juerga» sindical de Vistalegre costó 138 euros por minuto
Méndez y Toxo invirtieron 25.000 euros en alquilar por tres horas la plaza, que congregó a 20.000 personas entre delegados y liberados
MADRID- Las organizaciones sindicales invirtieron ayer 25.000 euros en el alquiler durante tres horas de la plaza de Vistalegre de Madrid, donde congregaron a 20.000 delegados sindicales para caldear el ambiente a 20 días de la huelga general. A esa cifra, hay que sumar el coste de los autocares que trasladaron a los liberados sindicales de toda España hasta la capital y la jornada de trabajo de los delegados.
Pedro Guerra y la actriz Petra Martínez amenizaron el acto, plagado de banderas rojas. Ésta fue la particular forma de las centrales de protestar, mientras que a pocos kilómetros de allí, en la madirleña Carrera de San Jerónimo, el Gobierno consiguió salvar los muebles y aprobar la reforma laboral en soledad.
En lugar de concentrarse ante las puertas de la Cámara Baja, como hicieron el día anterior, las centrales prefirieron gastarse 138 euros al minuto en una demostración de su fuerza y capacidad de convocatoria. De hecho, en una plaza con aforo para 18.000 personas, incluido el espacio del ruedo, las centrales congregaron a 16.000, mientras más de 3.000 permanecieron en los alrededores del palacio al no poder acceder a su interior.
«Enésima rectificación»
Multitud de jóvenes con caretas blancas y carteles, en los que se vendían becarios en oferta, realizaron su particular protesta. El acto de exaltación sindical comenzó con la consigna de «a la huelga general» y concluyó con un grito unánime de «Zapatero, dimisión».
Los dirigentes sindicales se mostraron convencidos de que el presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, se verá forzado a rectificar la reforma laboral tras el 29-S, como lo hizo anteayer con la prohibición a los ayuntamientos de endeudarse. La advertencia lanzada por Cándido Méndez al Gobierno fue recibida por los 16.000 representantes sindicales que lograron entrar en la plaza con una ovación cerrada, secundada por los que se encontraban en el exterior.
Según Méndez, el Gobierno «ha hecho la enésima rectificación» con la deuda de los ayuntamientos, pero no la última. «A partir del 29 de septiembre tendrá que rectificar en relación con lo que hoy se está aprobando», alertó en alusión a la reforma laboral y a su propósito de ampliar de forma «impuesta y obligatoria» la edad de jubilación hasta los 67 años.
Los secretarios generales de los sindicatos mayoritarios animaron a los delegados a salir a la calle el próximo 29 de septiembre, al considerar esta huelga general la más justa de la democracia por la agresión sin precedentes que supone la reforma del trabajo. Ignacio Fernández Toxo, secretario general de Comisiones, arremetió duramente contra Zapatero, al que acusó de presidir un Gobierno más propio de derechas por sus políticas.
Para júbilo de los presentes, Méndez aseguró que el año 2010 «va a tener dos días de la Constitución, el 6 de diciembre, y el 29 de septiembre». «El 29 será el día de la Constitución», sentenció. A renglón seguido, atacó a Zapatero. «El problema no es que se haya quedado sin discurso, sino que ha abrazado con desesperación el discurso que rechazaba hasta hace poco», apostilló. El punto final al acto lo pusieron los acordes de La Internacional, que los presentes entonaron.
«Zapatero dimisión»: la multitud gritay Méndez calla
Después de casi tres horas de acto sindical para caldear la huelga general, los 16.000 delegados sindicales asistentes al mismo interrumpieron el discurso de los secretarios generales de UGT y de Comisiones Obreras con el grito unánime de «Zapatero dimisión». Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo prefirieron no sumarse al coro y guardar un discreto silencio. Eso sí, se añadieron a la ovación final. Mientras, el presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, en los pasillos del Congreso de los Diputados, aseguró ayer que todavía es prematuro especular sobre cuál será la respuesta de los trabajadores, si bien puntualizó que los sindicatos tienen una importante capacidad de movilización porque la crisis es «muy dura».
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