Opinión
Jorge Javier enseña el culo, pero no alcanza el nivel de Sánchez
Si el traspuntín presidencial es paradigmático, modélico, el de Jorge Javier es el esperado, el ansiado por toda su audiencia
Miguel Ángel Arenas, alias Capi, cazatalentos descubridor de artistas como Mecano y Alejandro Sanz, comenta hablando de los políticos: «Creo que el presidente de ahora es el peor que he visto. A todo el que sólo mira por su culo lo considero un dictador». Para Capi, la clave del éxito está en olfatear con acierto lo que hay en la calle. Oler el talento. No sería mala idea que Casado contara con su asesoría para la formación de su próximo Gobierno o así.
Todavía nadie ha dicho nada que yo lo haya leído u oído sobre el trasero del líder del PP. Pero el pompis de Sánchez si ha tenido un eximio y delicado cantor: Boris Izaguirre escribió en su columna de “El País”: «Opino que Nadia Calviño es la mejor vestida de todo el conjunto y que Pedro Sánchez ha cambiado el paradigma mediterráneo de combinar zapatos avellana con trajes azules». Pero no queda la cosa en la combinación y añade: «Y, qué duda cabe, tiene una espalda y cintura en forma triangular que contribuye a cambiar el paradigma sobre el culo masculino».
Que no sea por falta de paradigmas. Loor y gloria al trasero presidencial. Boris, buen conocedor del mercado americano, intuyó el éxito que el nalgatorio de Sánchez iba a conocer en los EE UU, arrebatando a las yanquis sin necesidad de perrear como Yolanda Díaz o Miquel Iceta. Pero hete aquí que en los estertores de las vacaciones, Jorge Javier Vázquez ha mostrado en las redes su desnudo de espaldas con el siguiente texto: «Sé que lo estabais esperando». O sea, que si el traspuntín presidencial es paradigmático, modélico, el de Jorge Javier es el esperado, el ansiado por toda su audiencia. Y aquí podría nacer una guerra de posaderas como para alimentar «Sálvame» durante un año, pero no sucederá.
Además, la comparación es imposible: el presi no se ha desnudado nunca en las redes ni tan siquiera en carteles electorales, como Albert Rivera. Dada la sapiencia de Boris en esta especialidad, me temo que las nalgas del presentador no sean tan paradigmáticas como las del presi, quien, sabedor de su relevancia, siempre dispone de otros panderos para recibir las patadas de la oposición. Eso sí que es mirar por su culo.
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