Dinastía
«Jack» Kennedy, el bastión sexy de la campaña de Kamala Harris
Utiliza su carisma y atractivo para movilizar a sus seguidores a depositar el voto demócrata el próximo 4 de noviembre
Quedan poco más de tres semanas para que millones de estadounidenses depositen su voto en las urnas el próximo 4 de noviembre, unas elecciones decisivas que darán continuidad al gobierno progresista o, por el contrario, harán a Trump de nuevo presidente. Aunque las últimas encuestas publicadas prevén la victoria –por muy poca diferencia– de Kamala Harris, los sondeos están igualados y el Partido Demócrata ha echado toda la carne en el asador para asegurarse de que no se produzca un sorpasso republicano de última hora. A sabiendas de que las caras bonitas juegan siempre a favor, en los últimos meses han potenciado a uno de los solteros de oro del país como uno de sus principales rostros de campaña. Y el chico viene con pedigrí.
Se trata de John Bouvier Kennedy Schlossberg –aunque todos le llaman Jack–, el único nieto vivo de John F. Kenney, 35° presidente de los Estados Unidos, y Jackie. Es hijo de la abogada Caroline Kennedy, la única hija viva del expresidente, y el artista Edwin Schlossberg. Por supuesto se ha criado entre «la crème de la crème» de Nueva York y cumple los clichés de pijo yanqui: estudió Historia en Yale y Derecho en Harvard, una excelente formación que pasa desapercibida en los irreverentes vídeos que publica en sus redes sociales. Casi siempre sin camiseta, sorprende a sus seguidores con sensuales bailes hiperfeminizados o absurdas reflexiones que solo provocarían grima, siendo honestos, si no fuera por su atractivo. Ha heredado los atributos –físicos– de su abuelo y su tío, el malogrado John John Kennedy, así como el carisma y ese «je ne sais quoi» que hace irresistibles a casi todos los hombres de la familia sin ser excesivamente guapos.
Pero en su pretensión de ser visto como algo más que un «nepo baby», de un tiempo a esta parte ha cambiado el neopreno –es apasionado de los deportes acuáticos– por los trajes para alzarse como el bastión sexy de la campaña demócrata. No se pierde ni uno de los mítines del partido e incluso ha recorrido parte del país a bordo del «autobús de la libertad reproductiva» para defender el derecho al aborto de las estadounidenses en las poblaciones más conservadoras, uno de los puntos clave del programa de Harris.
Su lealtad hacia el partido es incuestionable y comenzó cuando solo tenía 18 años, al publicar su primer artículo de opinión en «The New York Times». Desde entonces colabora de forma habitual en las secciones de Política de otros medios, y hace solo unos meses debutó en «Vogue», cuya portada digital de octubre acaba de protagonizar la vicepresidenta Kamala, «la candidata de nuestro tiempo». Palabras similares dedicó a Biden, al que definió tras uno de sus encuentros como «el mejor presidente desde que tengo memoria».
Flores y ballet
Uno de sus principales atractivos es que la masculinidad frágil no va con él, y en las pocas ocasiones en las que consiente hablar de su vida privada ha confesado que hace ballet o que le encanta llenar su apartamento de flores. Un encanto naif que de momento no tiene dueña. Su última pareja conocida fue Krissy Jones, una profesora de yoga con la que estuvo hace cinco años. Desde entonces, su corazón parece cerrado, aunque hay quien dice que ha visto su perfil en Raya, una app de citas solo disponible a través de invitación y exclusiva para las altas esferas. Se ha casado con los demócratas, a quienes dedica todo su tiempo y poder de seducción para evitar la victoria de Trump.
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