Opinión
Los sábados de Lomana. Catarsis total: «Moriré arrastrando»
«Solo deseo que termine pronto esto que a nadie beneficia, excepto al hijo de Bárbara Rey»
Suponiendo que sea cierta la cantidad de amantes que se atribuyen a nuestro Rey Don Juan Carlos, no sé cómo ha podido tener tiempo para cumplir sus obligaciones y vestirse. El folletín en que se está convirtiendo la historia de dos amantes con la particularidad de que uno de ellos era Rey de España y la otra una mujer guapísima de un pueblito de Murcia, Totana, casada con un domador de circo, está siendo el centro y único motivo de las tertulias de la prensa social y del corazón. Cada día aparecen nuevos episodios a cuál más de andar por casa, nada glamourosos. Todo se desarrolla en torno a paellas y besos en terraza de un adosado de lo más prosaico, si no fuese por el trasfondo muy oscuro en el que supuestamente se organiza una trama con el fin de asegurar la vida de la chica de Murcia en caso de que esa relación se termine sin ningún provecho económico para ella, que para más enjundia tenía según se sabe un problema de ludopatía.
Me siento abrumada al enterarme de que el hijo de ella cuando tenía 12 años fue inducido por su madre para que hiciese fotos comprometidas con el Rey, nada que no se supiese pero nunca vistas hasta el momento.
Cada día van saliendo nuevas píldoras, ahora en forma de audios donde ella grita desesperada ante alguna traición de su amante mientras sabe o supone que la están grabando. Una actuación dramática digna de la gran actriz María Guerrero. En ese audio se declara con intención de ser la puta mejor pagada de España y que si hay que morir morirá arrastrando con ella al Rey. Catarsis total y todos absolutamente enganchados al tema tan de folletín venezolano, bastante casposo, pero muy entretenido. No tendría mayor importancia si no se hubiesen pagado para callar a la mujer dolida y amenazante con largar todo lo que sabe hasta hundirle, según dicen 600 millones de pesetas de fondos reservados del Estado.
Este es el problema. Si el monarca lo hubiese pagado de su bolsillo, se quedaría en una historia sin más importancia que la moral o ética. También están las confidencias del Rey sin sospechar que le estaban grabando mientras le hacía una estupenda paella.
Ahora ella pregunta el paradero de esa enorme cantidad de dinero… Yo pensaba que se quedó en los casinos, pero parece que alguien muy cercano y de toda confianza del Rey, que gestionaba sus finanzas, intervino en los pagos y envíos quedándose con una parte muy sustanciosa. De ahí viene la enemistad del Rey con ese intermediario cuando se entera de que su hombre de confianza le ha traicionado. Nunca supimos por qué no fue ni a su entierro. Hubo mucha gente que lo atribuyó a la deslealtad y poco agradecimiento borbónico. Pero no fue así.
Solo deseo que termine esto que a nadie beneficia, excepto al hijo de Bárbara Rey, que se pasea por televisiones y revistas contando su triste vida llena de miedos cuando era pequeño y que, según él, ha sido el motivo para hacer tanto daño a su madre vendiendo fotos y audios a la Agencia Gtres de Garcia Pelayo. Por cierto, según me han contado las fotos las hizo un hermano de Bárbara ya fallecido. No importa. La velocidad de los hechos en España es tan grande que lo que en un momento escandaliza pronto se olvida.
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