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El espejo del alma

Gunilla von Bismarck y Luis Ortiz: una buena cosecha de vitamina D

Este matrimonio, antaño perejil de todas las salsas, se mantiene incombustible. ¿El secreto? Alguno hay...

Gunilla von Bismarck y Luis Ortiz, durante un evento en Marbella Gtres

Hubo un tiempo que Gunilla von Bismarck y Luis Ortiz dormían de día y vivían de noche. De fiesta en fiesta en una Marbella, epicentro de Europa, que ellos mismos forjaron. Han sobrevivido a cualquiera de las etapas marbellíes sin que la fiesta haya dejado demasiado estragos en ellos. Él ha superado un cáncer de próstata, pero cuida sus antídotos contra la vejez: el optimismo, la fuerza y el golf, un deporte que ahora practica también con sus nietos. Gunilla es la reina marbellí y no hay quien le arrebate el trono. Gunilla es Marbella, y viceversa.

Gunilla Von Bismarck y Luis Ortiz, en una gala en 2010Gtres

Algo que le ha hecho inmortal es el poder de transformar y hacer digerible y glamuroso lo hortera, lo descomunal, lo esperpéntico y lo excesivo. Gunilla apareció envuelta en la niebla del norte en una Semana Santa de 1971, cuando España era todavía una emisión en blanco y negro. El flechazo fue instantáneo y Marbella y Gunilla sellaron su amor perpetuo no revisable. También con Luis Ortiz. Ella sucumbió al instante al aspecto de bello dejado de Luis Ortiz, a su mirada frágil y su aspecto general de ángel en caída libre pero todavía recuperable. El madrileño de recia raigambre sevillana cae también hechizado por la naturalidad de la rubia platino, rayana en el delirio.. Luis había sentado poco antes sus reales en Marbella, gracias a su amistad inquebrantable con Yeyo Llagostera, multimillonario heredero catalán que financia la intensa vida social de su quimérico grupo Los Chorys, niños mal de casa bien indispensables en todo sarao, bendecidos, apadrinados y asesorados por el no menos legendario Jaime de Mora.

GUNILLA VON BISMARCK Y LUIS ORTIZ DURANTE LA GALA CONCORDIA EN MARBELLA20/07/2013MARBELLAKMJ/KMAGTRES

La relación prospera, y pocos años después contraen matrimonio en el fabuloso castillo prusiano de los Von Bismarck. Son padres y los años pasan. Tras un divorcio de conveniencia, los centinelas de la noche se van retirando poco a poco. Los Chorys, quedan desarbolados. Ortiz enferma, aunque su aspecto demacrado y radiante retiene. Gunilla aparece, desaparece y reaparece refulgente, más real e irreal que nunca. Operada no, pero sí retocada. Siendo el perejil de todas las salsas jamás ha bebido alcohol ni ha fumado ni nada de nada y eso unido a la vitamina D acumulada en vena ha hecho de Gunilla tener buena piel y mejor cuerpo. En las últimas imágenes, de hace solo unas semanas, lucía espléndida aunque con la cara más hinchada, imagino por algún afiller de nueva generación para rellenar algo de pómulos y dar más volumen a su rostro anguloso. Por lo demás nada de nada artificioso. Sigue encandilando con esa luz propia que proyectan las más grandes estrellas.