Entrevista
Gunilla y Luis Ortiz cumplen 50 años de relación sentimental: “Si no fuera por mi mujer estaría muerto”
El que fuera parte del cuarteto marbellí de “los Chorys” desvela que ha superado un cáncer de próstata
La llegada de Gunilla von Bismarck a la vida de Luis Ortiz hace cincuenta años supuso un cambio radical en los hábitos de quien, hasta entonces, formaba parte del cuarteto marbellí de “los Chorys”, ligones empedernidos, amantes de los excesos y vividores al cien por cien.
Medio siglo más tarde, Luis habla para nosotros y nos desvela una alegre noticia: “aunque ahora estoy estupendamente, he pasado un mal trago de salud por una enfermedad que, afortunadamente, he superado, un cáncer de próstata. Pero sigo con un tratamiento. Soy un hombre optimista, con mucha fortaleza, que ha hecho mucho deporte…”.
El apoyo de Gunilla es esencial en este proceso.
Desde luego. Cincuenta años juntos, de amor y vida. Los celebramos con una cena con familiares y amigos.
Están juntos pero… divorciados.
Bueno, porque nos interesaba hacerlo por una serie de circunstancias. Pero no nos hemos separado nunca. El secreto de nuestra unión es querernos mucho.
¿Han tenido alguna crisis importante?
Nunca jamás. Yo veo los escándalos y las peleas entre otras parejas y nosotros no hemos vivido eso nunca. Gunilla y yo no hemos tenido el menor escándalo.
¿Qué destacaría de ella?
Todo, pero si tengo que quedarme con algo, me quedo con su disciplina y su belleza. Gunilla me ha salvado la vida, si no es por ella yo hubiera seguido con una vida de desenfreno, alcohol y drogas. Mi mujer me aparto de todo. Si no fuera por Gunilla yo estaría muerto. Yo le “pegaba” a todo, y ella es puro sana. Ni nene, ni fuma, ni dice tacos… Es la hostia de buena.
Tiene fama de abuelazo.
Como abuelo soy la hostia, juego mucho con mis nietos, les he enseñado a jugar al golf y son unos fenómenos. Mis nietos me adoran.
¿Cómo recuerda su época con “los Chorys”?
No me he divertido más en mi vida. Y no me arrepiento de nada. Los cuatro éramos la bomba, un espectáculo. Vivíamos juntos y había algunos que nos tachaban de maricones, ja, ja, ja. Pero hasta las pijas madrileñas venían a Marbella para ligar con nosotros…
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