Perfil personal
Así es Antonio Revilla, el nuevo Escassi que cambia a Laura Matamoros por Hiba Abouk
El empresario millonario se deja ver ahora con la actriz, después de romper con el jinete con el que salió tras separarse de María José Suárez
Si Álvaro Muñoz Escassi fue el protagonista del escándalo amoroso del verano, parece que le ha tomado el relevo este otoño Antonio Revilla. Quien fuese novio de Laura Matamoros, ahora se deja ver junto a Hiba Abouk, quien vuelve a ser señalada como la tercera en discordia en la ruptura mediática del momento. Ya sucedió cuando el jinete y María José Suárez rompieron su relación de tres años por la aparición de amantes por doquier, hombres y mujeres. La actriz estaba metida de lleno en la trama, pues en medio de la polémica se citaba con Escassi e incluso realizaban escapadas en las que daban rienda a la pasión. Pero rompieron inesperadamente. Después entró en juego Antonio, el empresario millonario que enamoró a Laura Matamoros a principios de julio y con el que no ha terminado el verano. Unos meses llenos de ilusión que han terminado, como decía quien pudo ser su suegro, en traición.
Kiko Matamoros tiró de la manta en defensa de su hija y asegura que Laura se siente “traicionada” por Antonio Revilla. Ella se considera protagonista de la mítica canción ‘El Venao’. Él negó rotundamente cualquier tipo de relación con Hiba Abouk, de hecho, juró en público no conocerla absolutamente de nada. No obstante, sus citas no pasan desapercibidas y son cada vez más habituales, con imágenes que demuestran que él miente y sí se conocen. Ahora bien, el límite de su vínculo tan solo ellos lo conocen. Esta forma de afrontar la controversia ha recordado también a Álvaro Muñoz Escassi, quien en su día negó la mayor con la actriz para después caer rendido ante la evidencia de las primeras fotos. El paralelismo entre el jinete y el empresario ha sorprendido a propios y extraños, no solo por ser acusados de supuesta deslealtad por parte de sus exparejas o por admirar la belleza de la intérprete. También siguen una estela similar en el éxito profesional, amasando buena fortuna con sus negocios.
Antonio Revilla no era del todo anónimo, pues el público ya había tenido constancia de él antes de anidar en el corazón de Laura Matamoros. Cuando su nombre apareció de nuevo en los titulares de la crónica social, se escarbó en el pasado del empresario de 31, descubriendo que ya tuvo antes su minuto de gloria. O polémica, según se mire. Estuvo presente en el último adiós de Carlos Goyanes y su hija Caritina, pues guarda amistad con la familia, pero su popularidad le llegó en plena pandemia, cuando gozó de cierta fama junto a su exnovia, convirtiéndose en casi influencer con más de 11.000 seguidores en el caso de él. Su ex, que también se llamaba Laura, la conoció durante el confinamiento por el Covid19 y su historia de amor traspasó barreras en las redes sociales, llegando a tener un hijo en común, en pequeño Mateo. Sin embargo, su idilio no superó la importante prueba que supone el tiempo y rompieron tres años más tarde, a finales de 2023.
Aun así, Antonio Revilla no necesita la fama para asegurarse un porvenir. Los negocios le van muy bien, más allá de la popularidad obtenida en redes sociales por su idilio en tiempos de pandemia. Tampoco obtendrá estabilidad económica por su affaire veraniego con Laura Matamoros o por el iniciado ahora con Hiba Abouk en otoño y con polémica, mientras también ha sido relacionado recientemente con Patricia Conde. Mientras se le amontonan las conquistad adjudicadas, Antonio amasa fortuna con su empresa de alquiler de inmuebles llamada Portofino Buildings S.L., que opera desde el 2021 con sede en la exclusiva calle Serrano de Madrid. Con ella se está haciendo de oro y ha acumulado beneficios en el último año que alcanzan los 3,5 millones de euros, como así ha destacado ‘Lecturas’. Pero también tiene un buen respaldo familiar en formato imperio, pues su abuelo es dueño fundador de Chorizos Revilla. Su poder es tal, que incluso Emiliano Revilla, su abuelo, estuvo en el punto de mira de ETA, siendo secuestrado a finales de los años 80 durante más de 200 días.