Primeras palabras
Ángel Cristo lapida a Bárbara Rey y Sofía horas después de su boda
Nada más salir de la finca en la que celebró su unión con Ana Herminia ha asestado el golpe definitivo a su madre y su hermana
Pocas horas después de terminar el fiestón que ha supuesto su boda, Ángel Cristo y Ana Herminia han vuelto a ponerse frente a las cámaras de televisión. Lo hacían resplandecientes tras haberse convertido en marido y mujer, de haber compartido este momento único y mágico con sus seres queridos y, al parecer, no haber notado que faltase nadie. Y es que en plena efervescencia romántica tras haberse jurado amor eterno e intercambiado alianzas, regresan al terreno de batalla para seguir lanzando balas contra el enemigo. Claro está, no hay tregua posible ni en un instante tan feliz como este, pues tanto el novio como la novia han tenido su propio dardo envenenado contraBárbara Rey y Sofía Cristo, que en otras circunstancias habrían sido las que más habrían disfrutado de la ceremonia. Pero esos tiempos ya pasaron.
El matrimonio emplazó la celebración de su unión en una finca a las afueras de Madrid, donde terminaron haciendo noche. A la mañana siguiente se han dispuesto a abandonar el recinto tras una jornada memorable junto a sus seres queridos, entre los que se encontraba un nutrido grupo de famosos: “Ha sido nuestra boda soñada, de diez”, respondía Ana Herminia al reportero de ‘Vamos a ver’, reconociendo que lo malo es que les llovió un poco, aunque no lo suficiente para amargarles la fiesta: “De verdad fue tan bonito, lo pasamos tan bien que no le pongo ninguna pega”. Quizá sí a cómo terminó su vestido de novia después de que Javier Ungría le derramase una copa de vino. Un imprevisto, toda una anécdota, pero que no le tendrá en cuenta al ex de Elena Tablada, entendiendo que fue un accidente.
Eso sí, toda la atención estaba puesta también en quién no ha acudido, madre e hija, que no recibieron invitación. Ana Herminia dice que no encontró pega a su “boda soñada”, quizá porque no estaba Bárbara Rey, quien se ha convertido en su enemiga número uno, así como Sofía Cristo, su fiel escudera y gran apoyo. Sobre ellas ha sido preguntado también Ángel Cristo que, con la contundencia que le caracteriza, asegura que “no eché en falta a nadie”. Un golpe que seguro su madre y su hermana podrán encajar, pues los de las semanas pasadas han sido mayores y les ha obligado a emprender acciones legales contra él. Incluso le desean la cárcel por su traición. Pero Ángel no siente pena por su ausencia y al echar cuentas de quién estuvieron en su gran día, se percata que ellas eran prescindibles: “han estado mis amigos de toda la vida, familiares, gente que nos quiere. No hemos invitado a nadie que no conozcamos. Eso de que tenía que ser una boda con famosos no. No hemos invitado a nadie que no conozcamos”.