
Egos
Ana Guerra se da de bruces con la realidad: no puede competir con La maja desnuda
Aconsejada por su terapeuta, visitó el Museo del Prado para aprender a gestionar su éxito

Lo sentimos, Ana Guerra. Cualquiera de Las 3 Gracias de Rubens, Aglaya, Talia y Eufrósine, tiene mucha más sensualidad que usted. Tanta que el rey Felipe IV lo quiso para sí, a pesar de que el autor lo creó para sus propios aposentos. Alguien debería haberte advertido, antes de visitar el Museo del Prado, que el mejor selfie lo hizo Velázquez cuando pintó Las Meninas, el cuadro más representativo de este museo, o que, por más que lo intente, ninguna de sus poses se igualará con la de La maja desnuda, que creó Goya a petición de Manuel Godoy, amante del arte erótico. Su popularidad está muy lejos de alcanzar mínimamente la de Saturno devorando a uno de sus hijos, aunque el cuadro sea sombrío.
La cantante creía demasiado en su grandez, hasta que una terapeuta le aconsejó un golpe de realidad. Según contó en el coloquio conducido por Anne Igartiburu "Ego y éxito: cómo no perderte en el camino", tuvo que visitar el Museo del Prado de Madrid para poner los pies en el suelo. Al verse rodeada de "mucho más arte del que tengo yo", la intérprete canaria se dio cuenta de que necesitaba relativizar el éxito, la autoexigencia, los titulares de los medios de comunicación y los comentarios en redes sociales. Todo esto había ido haciendo mella en ella y le impidió gestionar su ego de una manera normal.

Tal y como le aconsejó su terapeuta, Guerra se acercó sola al Museo del Prado. Se dio de bruces con la realidad cuando, creyendo que el resto de los visitantes se preguntarían qué hacía Ana Guerra sola en el Prado, se encontró que ni uno solo la reconoció. Mientras a ella le sudaban las manos por el nerviosismo de las miradas ajenas, su presencia pasó desapercibida.
"Después de 20 minutos, consigo ver que nadie me estaba mirando allí, ni se habían dado cuenta de quién era yo», admitió. Me di cuenta de que el Museo del Prado estaba rodeado de mucho más arte del que tengo yo", reconoce la canaria, "era algo mucho más conocido de lo que soy yo". Después de sus reflexiones, achacó parte de la responsabilidad a la industria musical y a las redes sociales por la presión asfixiante. "Nos exponen a competir todo el tiempo… Yo nunca me había comparado con mis compañeros hasta que las redes y la industria me obligó a ello".
Esta situación disparatada se ha vuelto viral y los comentarios suscitados entre sus fans van desde la incredulidad a la risa. Alguno no sale de su asombro y cree que podría tratarse de una parodia ideada por la propia cantante para llamar la atención.
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