La mansión donde murió Matthew Perry, vendida justo un año después de su muerte

Este 28 de octubre se está sonando mucho el nombre de Matthew Perry. Hoy se cumple precisamente un año de la muerte del mítico actor del elenco de ‘Friends’ y son muchos los que le recuerdan y mantienen viva su memoria con homenajes por todo el planeta, inundando las redes sociales de nuevo con mensajes. Pero también por una noticia y es que justo cuando se cumple un año de tan trágica pérdida, se ha cerrado la venta de la mansión en la que falleció. El intérprete era encontrado sin vida en el jacuzzi de su residencia de Los Ángeles, en California, tras haberse ahogado al encontrarse bajo los efectos de las drogas, concretamente la ketamina, verdadera causa de la muerte a sus 54 años, además del declive de su propia existencia desde meses antes.

Aunque en un primer momento se barajó la posibilidad de una muerte violenta, después se despejaron todas las dudas. Ya que no se trata de la escena de un crimen, la mansión ha encontrado pronto un nuevo dueño, que ha pagado para ser propietario 7,9 millones de euros. Un buen montante que está justificado por las impresionantes comodidades que incluye la mansión, más allá del posible interés que suscite poseer la casa en la que murió Matthew Perry. Algo que habrá tenido en cuenta seguramente Anita Verma-Lallian, productora cinematográfica que ha sido señalada como la afortunada dueña, como así mantienen desde ‘Los Ángeles Times’.

Eso sí, parece que su interés no es tanto vivir en esta espectacular residencia de 320 metros cuadrados, sino más bien sacarle un rendimiento mediante el alquiler para pequeñas estancias vacacionales. Una forma de permitir a los fans del actor sentirle cerca o bañarse en el mismo jacuzzi en el que fue encontrado sin vida. El turismo del morbo vende mucho y seguramente esta vivienda pasará a engrosar la lista de paradas de los tours que recorren los episodios macabros de Hollywood.

De hecho, Matthew Perry pagó por esta casa 5,5 millones de euros en 2020, para subir hasta casi los 8 millones en tan solo cuatro años. Esa horquilla no solo se explica por la revalorización del terreno o por cuestiones inmobiliarias, también por el valor añadido que supone que una figura tan querida por el público fuese su anterior morador.