Desavenencias
Javier Ungría, superviviente en pie de guerra a ambos lados del océano
El empresario vive su aventura televisiva mientras sigue con sus problemas por la custodia con su ex
Si a cualquier pareja recién separada se le ofreciera un escenario idílico, sería este: poner un océano de por medio con su ex. Lo aceptaría sin dudarlo. Esto es el que vive hoy Javier Ungría, con su ex mujer, Elena Tablada. El restaurador participa en «Supervivientes», el «reality» de Mediaset en Honduras, alejado casi por completo de la polémica vivida tras su separación con la ex de David Bisbal. Y decimos casi, porque incluso hasta los Cayos Cochinos se ha trasladado el culebrón que vive la pareja tras separarse.
Fue en agosto de 2022 cuando, tras seis años de relación, dos bodas y una hija en común, Elena Tablada y Javier Ungría ponían punto final a su relación. Se trataba de una separación definitiva tras dos meses en crisis y un cruce de acusaciones (en público y en privado), donde las dos partes deslizaban infidelidades mutuas en la pareja. La separación, lejos de acabar con los problemas, desencadenó una guerra por la custodia de Camila, su hija en común, que aún hoy continúa. El último enfrentamiento entre ambos se dio hace unos días con el azul turquesa de las playas de Honduras como fondo y el rumor del viento como testigo. Por unas horas, el 25 de abril, Javier tuvo que abandonar Playa Paraíso para atender la videollamada del juzgado de Alcobendas que se encarga del caso por la custodia de la hija de cuatro años y su pensión de manutención.
La vista ante el juez tuvo lugar por videollamada, después de meses de espera y varios retrasos acumulados en el procedimiento. Tras dos horas en las que cada progenitor dio su versión ante el juez, Elena Tablada abandonaba los juzgados con paso firme, confesando ante los medios de comunicación sentirse bien: «Lo que quiero es lo mejor para Camila. Confío en Dios y en el universo».
A diferencia de su reacción trascendental, no hubo ninguna por parte del restaurador, que volvía a la isla con sus compañeros para continuar con su aventura televisiva. A su regreso de Honduras tras acabar su periplo televisivo, Javier volverá a su trabajo al frente de Haches, el restaurante que regenta desde 2016 en la milla de oro madrileña. El local, situado en plena calle Ortega y Gasset, se distingue como un restaurante de «cocina tradicional basada en producto, con influencias del mundo».
Emprendedor hostelero
Ungría se define como un «apasionado de la gastronomía» y se considera un afortunado tras haber hecho realidad su sueño de abrir su propio negocio. Para montarlo creó con otro socio, en febrero de 2016, Haches Hostelería SL, la sociedad a través de la que regenta el restaurante. En 2020 rompió con su socio dando entrada en la empresa a su padre, Javier Ungría López, que ocupa desde entonces el cargo de administrador mancomunado de la sociedad. Los números, sin embargo, no acompañaron a la empresa en el último ejercicio. Pese a haber facturado 471.437 euros, la sociedad declaró en 2022 pérdidas al cierre del ejercicio de 5.709 euros. Contrastan con los activos de la sociedad, que se sitúan por encima de los 190.000 euros.
La facturación es ligeramente inferior a lo declarado en 2021, cuando Haches presentó ventas de 547.000 euros. Unos números verdes que permitieron que el consejo de administración de la sociedad, es decir Javier y su padre, se repartieran 14.468 euros al final del ejercicio fiscal. Los buenos tiempos parecen estar cambiando el rumbo. Facturación aparte, como ejemplo basta citar que la sociedad prescindió el año pasado de uno de sus empleados, quedando en ocho la cifra de personas que trabajan contratadas en la empresa como personal fijo en el restaurante.
Emparentado con la realeza búlgara
El padre de Javier es hermano de Miriam Ungría, viuda de Kardam de Bulgaria, el hijo mayor del rey Simeon de Bulgaria, fallecido en accidente de tráfico el 7 de abril de 2015. Su tía se casó recientemente con el príncipe jordano Ghazi bin Muhammad. El padre de Javier es abogado y procurador y dirige su propia empresa, Ungría Patentes y Marcas. Su madre, Marisa García-Abrines, se dedica al mundo de la investigación. Por influencia paterna, la empresa tiene a su nombre cuatro marcas registradas con diferentes motivos y tipografía, todas relacionadas con el nombre del restaurante.
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