Teodora de Grecia: todos los detalles de su boda ortodoxa, digna de una reina

Teodora de Grecia celebró al fin ayer su boda, tantas veces postergada, con el abogado estadounidense Matthew Kumar en una ceremonia digna de una reina. La princesa subió la escalinata de la Mitropoli (Catedral de la Anunciación de Atenas), del brazo de su hermano Pablo, actual jefe de la antigua Casa Real griega y heredero al desde su nacimiento en 1967, de una monarquía que se abolió en 1973. Seis minutos antes de la hora prevista, llegó el novio visiblemente tranquilo y saludando con una sonrisa a los cientos de curiosos que se agolpaban allí.

En el interior del templo esperaban reyes, príncipes, aristócratas y miembros de la jet set de todo el mundo. Entre ellos, su orgullosa madre, Ana María, viuda del Rey Constantino y cuñada de la Reina Sofía. Esta llegó muy sonriente acompañada por sus hijas, Elena y Cristina, y sus nietos Irene, Juan Valentín y Miguel Urdangarin. Igual que hizo en la velada previa al enlace, Doña Sofía confió su vestido a su diseñador de cabecera, Alejandro de Miguel. Lució un favorecedor conjunto de dos piezas en color fucsia con pantalón plisado. La Infanta Elena puso el acento español con un vestido de lunares en color azul y entallado en la cintura. Su hermana Cristina escogió un diseño azul cielo satinado ligeramente fruncido.

De nuevo, Irene Urdangarin captó todas las miradas con un vestido con doble tejido, estampado floral en terciopelo y azul oscuro en raso. Sobre los hombros, un chal apropiado para entrar en el templo. Ha llamado la atención la ausencia de Irene de Grecia, que sí asistió a la recepción previa.

Aunque Teodora reside en California y trabaja como actriz de telenovelas, ha cumplido su sueño de casarse siguiendo el rito ortodoxo ruso, tal y como corresponde a su linaje Romanov. Es un homenaje a su tatarabuela de la novia, Olga Konstantinovna, Gran Duquesa de Rusia que se convirtió en reina griega al casarse a los 16 años con el rey Jorge I de Grecia, en 1867. Hay que recordar que Cristian I de Dinamarca (1448) fundó la Casa de Oldemburgo, cuyos descendientes se expandieron por la mayor parte de las monarquías europeas y fundaron nuevas dinastías, como la de Grecia (Glüscksburg).

Uno de los elementos simbólicos del rito ortodoxo es el velo que lució la novia, de gran valor histórico. Está confeccionado de encaje irlandés y fue recibido como regalo por Margarita de Suecia en su boda con Gustavo Adolfo de Suecia en la Capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor, el 15 de junio de 1905. La pareja tuvo cinco hijos, entre ellos la reina Ingrid, madre de Ana María de Grecia, que lo usó en su boda. También la madre de Teodora siguió la tradición cuando se casó con Constantino el 18 de septiembre de 1964. La última reina en llevar este velo fue María de Dinamarca en su boda con Federico, nieto de la reina Ingrid, el 14 de mayo de 2004. Una de las ausencias fue la de la reina Margarita, aún convaleciente de la caída doméstica que sufrió la semana pasada. Sí estuvo su hermana, la princesa Benedicta, la menor de las tres hijas que tuvieron Federico IX e Ingrid.

Teodora cumplió también la tradición regia de la tiara «jedive» de Egipto, un diseño de 1904 de la firma de joyas Cartier hecha de diamantes y platino. Se trata de un regalo procedente del gobernador de Egipto que sorprendió con esta joya a la princesa heredera Margarita de Connaught. Está considerada una de las más prestigiosas del mundo.

La pareja contó con un cortejo de lujo encabezado por la princesa Olympia, de 28 años, hija de Pablo y Marie-Chantal. Nacida en Nueva York, es un referente en el mundo de la moda. Menos conocida es Arrieta, otra de sus damas de honor. De 22 años, es hija de la princesa Alexia y sobrina de Teodora. A la ceremonia religiosa le siguió una recepción en la Riviera ateniense, concretamente en el One&Only Aesthesis Hotel, el lujoso hotel de la playa de Glyfada que reabrió sus puertas recientemente. El complejo turístico albergaba la discoteca The Stars, donde los Reyes de España celebraron la recepción nupcial.

Christian de Hannover y Sassa de Osma fueron otros de los asistentes. Como ya se anunció, ni los reyes Carlos y Camila, que se encuentran en Escocia, ni el Príncipe de Gales, que restringe este tipo de invitaciones, acudieron a Atenas.