Lealtad
La Reina Sofía, la tercera pieza
En toda esta historia entre Don Juan Carlos y Bárbara Rey, se porta como una reina, cumpliendo su agenda y junto a Felipe VI
De jóvenes, la Reina y su hermana, la Princesa Irene de Grecia, se interesaron por la arqueología y excavaron en Decelia, muy cerca del Palacio Real de Tatoi, la antigua finca real en la que crecieron, a unos veinte kilómetros al norte de Atenas. De aquella experiencia escribieron dos ensayos de ediciones muy limitadas junto con su profesora, la señorita Theophanó A. Arvanitopoulou, entre los años 1959 y 1960. Sus títulos fueron: «Fragmentos cerámicos de Decelia» y «Miscelánea arqueológica». En 2013 se publicaron en España unificados bajo el título «En Decelia. Fragmentos cerámicos de Decelia y miscelánea arqueológica».
Este fragmento poco conocido de su vida nos sirve para explicar aquí, en 2024, doce años después de que su esposo Don Juan Carlos tuviera el incidente de Botswana que precipitó que acabara fijando su residencia fuera de Europa, que la Reina Sofía tiene una clara consciencia de la importancia de lo arqueológico. Sabe que la Historia se interpreta a través de los objetos, material que cada cultura deja, y ella, en tiempo de elefantes, cintas y biografías a cuatro manos, ha elegido dejar los mínimos artefactos posibles, que dirían los arqueólogos. Tal vez, solo alguna foto furtiva saliendo de compras en Londres cargada con bolsas de marcas de lujo. Esto para su estatigrafía arqueológica.
En toda esta historia entre Don Juan Carlos y Bárbara Rey, que parece no tener fin, ella, como apunta su círculo, se porta como una reina. No en vano, ella es la única que es hija, nieta y madre de reyes. Adopta una posición institucional, «porque el duelo ya lo hizo hace muchos años», como apuntan desde su círculo.
Si «La Griega» se enteraba o no de la otra vida de su cónyuge, poco importa ahora. O aunque le puede hacer cierta gracia que este polvorín se halla desatado por el nieto de un griego circense (no olvidar aquí que el padre del domador Ángel Cristo era un trapecista llamado Christophoro Papadópoulus). La primera vez que la Reina Sofía fue consciente de la relación con Bárbara Rey no había cumplido ni 40 años. El Rey Felipe VI tenía 9 años. La tensión en Zarzuela debió de ser máxima, pero nunca dejó de salir a eventos públicos del brazo de su esposo, sonriendo y sin faltar ni un día a sus obligaciones. Sin perder la compostura.
Años después, Doña Sofía sigue con su agenda abierta que no ha decaído con la edad. Siempre al lado de su hijo, Felipe VI, e inseparable de sus hijas, las Infantas Elena y Cristina. Es cierto que tras la abdicación de Don Juan Carlos, la reina Doña Sofía ha ido reduciendo sus eventos públicos, siendo Doña Letizia quien ha recogido el testigo en la mayoría de los casos (y añadiendo otros muchos más); sin embargo, no ha querido renunciar a su firme compromiso social y cultural que ha marcado su reinado y sigue dedicando así la mayor parte de su actividad pública a estas causas.
Una preocupación central en su reinado ha sido la lucha contra la enfermedad de Alzheimer, que sigue siendo prioritaria en el trabajo de la Fundación Reina Sofía y no ha dejado de visibilizar tanto la enfermedad, apoyando la investigación, como el papel de los cuidadores. Recientemente, su Majestad viajó a Portugal para asistir al Congreso Internacional sobre Enfermedades Degenerativas, que reunió durante tres días a los mayores expertos. La madre del Rey escuchó con atención las intervenciones de los expertos sobre los avances en la lucha contra el Alzheimer y otras dolencias y presidió el acto oficial del Día Mundial del Alzheimer.
[[H2:«¡Sofía! ¡Sofía!»]]
Amén de sus causas relacionadas con la ecología, donde no tiene reparos en ponerse a limpiar playas o soltar tortugas, o sus premios de poesía y su patrocinio de la música clásica.
Su Majestad la Reina Doña Sofía lleva años comprometida con el medio ambiente. La colaboración con el Proyecto LIBERA se forjó en 2018, a través de la Fundación que lleva su nombre y con esta, es ya la séptima ocasión que acude como voluntaria en contra de la basuraleza.
Mientras tenemos la foto en la retina de Don Juan Carlos de la revista «Privé», nos queda la postal de Doña Sofía en Atenas, donde celebró la semana pasada la boda de su sobrina Teodora de Grecia, hija de Constantino y Ana María. Llegó acompañada de sus hijas, las Infantas Elena y Cristina, y tres de sus nietos y fue recibida con una calurosa ovación. «¡Sofía! ¡Sofía!», coreaba el público. Pues eso.
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