Se cuenta que el cantante Julio Iglesias y el Rey Juan Carlos I han compartido alguna que otra «amiga especial», coinciden por dar siempre «el do de pecho» (cada uno a su manera), adorar la juerga, el buen comer, las Rías Baixas y ser coquetos a morir (dicen que la Reina Sofía se quejaba de lo que le hacía esperar Juanito arreglándose antes de los eventos). También, de unos años a esta parte, por desgracia, padecen similares dolencias óseas y articulares que tratan en un mismo médico, el doctor Mikel Sánchez, conocido como el «traumatólogo milagroso» y a cuya clínica en Vitoria peregrinan las caderas, codos y rodillas más célebres del panorama deportivo internacional. Por eso, fue a visitarle Don Juan Carlos, tras su estancia en Sanxenxo.

Su tratamiento estrella: el plasma rico en plaquetas, que se extrae de la propia sangre del paciente y se reinyecta, convenientemente centrifugado y enriquecido. Un elixir con una impresionante capacidad de regeneración en articulaciones, encías y otros tejidos, incluidos la piel del rostro y del cuero cabelludo, donde es usado como terapia antiedad, algo que podrían haber descubierto el monarca y Julio en los últimos tiempos. Sí, pese a lo mucho que se ha hablado sobre las críticas de Don Juan Carlos hacia los retoques estéticos de la Reina Letizia, parece que él finalmente también ha sucumbido a la magia de verse más joven en el espejo.

¿Pero qué hace esta «milagrosa» cura antiedad que tiene locas a multitud de celebridades que han superado los sesenta años (Cher y Madonna son sólo otros dos ejemplos)? Según la experta en Bioestimulación Plaquetaria y Responsable de la Unidad Capilar de la Clínica Martín del Yerro Amselem de Madrid, la doctora Ana Beltrán: «Convence a la gente de cierta edad porque es un tratamiento totalmente natural que se ha extendido dentro del mundo de la salud, en muy distintas especialidades: se ha demostrado que es capaz de regenerar cualquier célula que esté envejeciendo y por eso se aplica en casi todos los ámbitos de la Medicina». A la especialista le parece un tratamiento muy recomendable para el monarca «tanto a nivel facial como capilar, junto con las mesoterapias de vitaminas para mejorar la calidad cutánea y del cuero cabelludo que suelen resentirse a esas edades dando un aporte nutricional a las células dérmicas y a la raíz del pelo». Tenemos constancia de que el plasma de Vitoria también se lo ha puesto en el rostro, además de en sus articulaciones.

Cuatro a seis sesiones

La doctora Ana Beltrán, responsable de la unidad capilar de la clínica Martín del Yerro Amselem, explica que las intervenciones que recomiendan para una persona como el padre de Felipe VI van desde las de cuatro a las seis sesiones. Las principales aplicaciones del plasma rico en plaquetas en cuero cabelludo son regenerar y dar un aporte nutricional a la raíz del pelo. Esto se demuestra en un cabello más sano, con más densidad, grosor… A la pregunta de si considera que a la edad del rey o de Julio Iglesias el efecto resultará evidente, la respuesta es ambigua: «Hay que valorar cada caso. Porque un valor objetivo es la edad, es decir, cuánto envejecimiento tienen, qué suplementación llevan… Es decir, cuanto más mayor es el paciente, menor poder exponente tiene y los efectos son más tardíos».

Nuestro rey quiere mantenerse joven y quiere retrasar su envejecimiento lo más posible. Por eso, la segunda visita del monarca fue al doctor Anitua, también pionero en el desarrollo de técnicas en bioimplantología y regeneración de tejidos. Además, se trata del «inventor» de la tecnología de plasma rico en factores de crecimiento y su aplicación en diferentes áreas de la medicina, como la cirugía oral y maxilofacial. Pero también en la ortopedia, la medicina deportiva, dermatología, medicina estética, oftalmología, medicina reproductiva y cirugía general. Además, Anitua es el presidente y director de la compañía BTI Biotechnology Institute (fue fundada por él mismo en 1999). Don Juan Carlos tampoco renuncia a esta técnica, que también usa Rafa Nadal. Veremos en su regreso a España, se espera que pronto, si le vemos bajando las escalerillas del avión con más ligereza y con un rostro renovado.