Acoso proetarra

"Territorios bajo el silencio": Una mesa cívica busca romper la barrera del miedo en Navarra

Un joven en el municipio de Leiza (Navarra) observa una pancarta
Un joven en el municipio de Leiza (Navarra) observa una pancarta abertzale.Muniz

En los rincones del norte de Navarra, donde la presión abertzale ha impuesto el miedo durante décadas, ha surgido una iniciativa que busca traspasar la barrera del silencio: La mesa cívica por la libertad y la democracia. Se trata de un espacio para quienes se niegan a callar, para quienes revindican su derecho a pensar y expresarse sin coacciones, para romper el miedo, con el fin de que dejen de existir territorios sin voz.

En los pueblos de la Barranca de la comunidad foral hay quien aún mira por los visillos, se cruzan miradas desafiantes mientras aprietan la mandíbula, masticando el odio, las urnas de aguinaldos siguen siendo una herramienta de control social, un censo encubierto con el que los sectores proetarras buscan señalar a los suyos y marcar a los que no lo son y donde la libertad está encubierta. Porque el miedo no solo calla a algunos candidatos en las listas electorales, también pesa en las conversaciones, en cada elección personal, en cada gesto cotidiano porque el

El 30 de noviembre de 2023, el Parlamento de Navarra aprobó por unanimidad una resolución instando al gobierno de Navarra a "defender activamente el pluralismo político y social como base imprescindible de una sociedad democrática". Trataban así de implicar a la ciudadanía en la vida política, especialmente en el ámbito local. "Que el pluralismo necesite defenderse y que haya que instar a la ciudadanía a participar da cuenta del problema", apuntan desde las asociaciones impulsoras del proyecto.

La Mesa Cívica por la Libertad y la Democracia está promovida por la asociación Pompaelo, la asociación de víctimas del terrorismo de Navarra (ANVITE) o Sociedad Civil Navarra. Son quienes han activado un foro "participativo y de reflexión", en el que quieren dar voz a los vecinos afectados que viven en los bastiones abertzales y en otras zonas para identificar problemas concretos y proponer medidas que se puedan poner en marcha para normalizar los "territorios bajo el silencio" y lograr los consensos necesarios para ponerlas en marcha. Además, invitan a otras entidades y personas expertas a unirse y participar en la resolución de este tipo de situaciones que constituyen un "déficit democrático".

Según explican los organizadores el proceso de trabajo tendrá una "fase a puerta y cámara cerrada" en la que los afectados, ciudadanos y vecinos de las localidades y también los expertos puedan hablar con "total libertad y se puedan valorar opciones y crear consensos", y una segunda fase en la que se expondrán las conclusiones públicamente y se abrirá a debate las recomendaciones.

En 2023, Navarra fue la comunidad con más delitos de odio por habitante. En cuatro de los últimos cinco años, los delitos de odio que predominaron fueron los de motivación política: agresiones, amenazas, intimidación, cometidos contra quienes piensan y opinan diferente

Esto evidencia cómo, por esta falta de libertad, la democracia en Navarra está "anémica", especialmente en los pueblos silenciados, donde una parte importante de la población vota a partidos por los que nadie se atreve a presentarse en las elecciones municipales -muchas veces las formaciones políticas tienen que integrar en sus candidaturas a candidatos que no son del municipio-. Donde la intimidación está en cada pared, como en el parque temático de pintadas de Echarri Aranaz, y en su ayuntamiento, que tiene como hijos predilectos a los que asesinaron a un vecino y alcalde en plena Transición -Jesús Ulayar-. Como en Leiza, donde hace poco se agredió a un concejal al grito de "os quedan cuatro días". Como ocurrió en Alsasua donde se agredió a dos guardias civiles junto a sus parejas mientras estaban fuera de servicio tomando algo en un bar, o en demasiadas partes de Navarra, en demasiados pueblos silenciados donde "el pluralismo político y social” no se defiende desde las instituciones.

Esos pueblos no quedan tan lejos de Pamplona, donde el ayuntamiento ni se pronuncia cuando se producen agresiones organizadas a actos públicos de la oposición o se amenaza a escritores. En demasiadas ocasiones, el silencio institucional solo refuerza el miedo y la impunidad de quienes buscan imponer su discurso único.

Anvite, Pompaelo y Sociedad civil Navarra advierten de que "no estamos avanzando en el sentido correcto" por ello apuestan por ayudar a identificar y proponer medidas concretas para cumplir con esa resolución del Parlamento del 30 de noviembre de 2023 porque, subrayan, "sin libertad no hay democracia. Y sin democracia, no hay futuro".