"Caso Errejón"
Sánchez activa la operación “vacío” a Yolanda Díaz
Moncloa la da por amortizada y usará el Congreso Federal para estrangular su espacio político
Pedro Sánchez quiere dar la estocada final a Yolanda Díaz, con todo el disimulo posible, pero desde la convicción de que de ella ya no puede sacar nada que le sume a su proyecto personal. Los mensajes de la parte socialista del Gobierno en apoyo a la vicepresidenta y ministra de Trabajo forman parte del protocolo obligado a seguir en unas circunstancias tan difíciles cómo éstas. Pero la «bomba» de Íñigo Errejón ha caído en Moncloa como si fuera el aviso último para tomar nuevas medidas, en aras del interés propio, que solidifiquen el proceso de hacerle el vacío a la vicepresidenta en lo personal y también en lo político.
Moncloa da tan por amortizada a la vicepresidenta como lo hacen en la izquierda. Y en lo que tienen que trabajar ya es en encontrar la manera de dar la vuelta al desgaste colateral que les echa encima la situación de Sumar y la crisis de Errejón por la vía de aislar a Yolanda Díaz y recuperar los votos que puedan de la derrama que está sufriendo Sumar.
Los mecanismos son dos. Fuentes del entorno del presidente confiesan que en la medida de lo posible hay que evitar las fotos con la ministra para desdibujar la coalición y ayudar a que en el imaginario popular se mire ya solo al PSOE para los temas positivos que puedan entrar todavía en la agenda de un escenario que no facilita el optimismo. En segundo lugar, lo estrategas del presidente saben que lo que se les viene encima es una etapa complicada, en la que se verán sobrepasados por las informaciones vinculadas a la corrupción del «caso Koldo» y a las investigaciones que afectan a la esposa del presidente del Gobierno. Y ante eso, el escándalo de Errejón es un elemento negativo para Moncloa, pero en este marco hostil intentarán darle la vuelta para que, al menos, les sirva para impedir que Yolanda Díaz aparezca «en medio del basurero» como una alternativa limpia y blanca frente al PSOE. «A lo de Errejón no puede darle la vuelta», sentencian.
Los ministros socialistas y los gurús del presidente comparten el análisis de que la vicepresidenta ya no es recuperable como pieza que sume valor, como sí ocurrió en la pasada legislatura. Y de la misma manera que antes de estas últimas elecciones generales se la promocionó, en esta etapa llevan meses acortando su espacio y jugando en su contra sin respetar las reglas dentro del Consejo de Ministros.
Tienen a su favor que su situación de debilidad no le permite levantar la voz para quejarse: el partido ya lo estaba jugando sola, y lo que se le viene encima es el refuerzo de la campaña para reducirla al ostracismo dentro del Gobierno.
Los ideólogos del «sanchismo» buscan hacer lo mismo con los otros ministros de Sumar. Sanchez está atado de manos para liberarse de ellos por el acuerdo de investidura, pero lo hará de forma indirecta, jibarizando su presencia e impacto público. Ellos no pueden jugar a golpear directamente a Sumar por el «caso Errejón», pero sí lo harán por la puerta de atrás. Estrategia que tiene un interrogante sin resolver: de qué manera cubren el espacio político y electoral que deja vacío Sumar con su descomposición irreversible. En el ámbito de la izquierda se esta produciendo una reordenación, con tanteos entre Podemos e Izquierda Unida de los que no está muy claro todavía qué puede salir. Sí se puede adelantar que ahí el PSOE ya no tiene ningún margen de maniobra. Su capacidad de presentarse como líder que una a los demás partidos de la izquierda ha sido derribada por su gestión y, como remate final, por los casos que están ensuciando sus siglas. Por cierto, hasta ahora Sumar y los demás satélites de la izquierda se han mostrado muy discretos en la crítica a lo que ya se sabe de Koldo García y compañía, pero es una estrategia de protección de su actual statu quo que tiene un claro límite, ese punto en el que la corrupción se convierte ya en un elemento de desgaste propio.
Y lo mismo puede pasar con PNV y Junts. De hecho, del partido de Carles Puigdemont no descartan en Moncloa que de aquí a no más lejos de un año, y con la justificación del material que siga saliendo sobre la corrupción, puedan apoyar una moción de censura que tenga como objetivo convocar elecciones generales. El argumento de que Junts no se moverá hasta que no se haga efectiva la amnistía se cae por su propio peso y hasta el ex presidente de la Generalitat de Cataluña y su entorno han asumido que han sido engañados. Puede haber incluso Presupuestos, pero esto no condicionará las decisiones que se toman a medio plazo, condicionadas principalmente por la corrupción.
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