Opinión
Gibraltar, esa oportunidad
Si se tiene la suficiente valentía y se apuesta por la zona de verdad, España-Gibraltar-Marruecos se convertiría en una alianza invencible para el sur de Europa
Conforme el cuentakilómetros gana enteros y se superan los sucesivos túneles, la autovía se encrespa como la espalda de un gato hasta arrojarse sobre el Campo de Gibraltar. Un zona dotada con muy pocas infraestructuras estatales, a excepción del Puerto de Algeciras, en la que se concentran las coyunturas más complicadas. Póngase a contar: frontera de la UE con el continente africano, soporta la llegada de la inmigarción ilegal desde las costas de Marruecos, de donde también salen las narcolanchas cargadas de droga…. En sus aguas, las gasolineras flotantes reparten combustible a los barcos que cruzan el estrecho de un lado y de otro, mirando la costa que acoge una impresionante zona industrial.
Mal comunicada, sin aeropuertos ni tampoco estaciones de tren conectada con las capitales, la población languidece desde hace décadas acorralada por la sombra del desempleo y la miseria del narcotráfico. Ese arco terrible al sur de la provincia de Cádiz, olvidado por todas las administraciones, de todo signo político, asiste una vez más a la enésima reunión entre España y el Reino Unido para que decidan en Bruselas sobre su futuro.
Podrían pensar muchos que allí no lo hay, pero a pesar de todo lo anterior, si se mira con cierta claridad y generosidad institucional, pocos lugares pueden encontrarse con unas posibilidades de crecimiento como ése. Si se tiene la suficiente valentía y se apuesta por desarrollar la zona de verdad, sobre la base de un sistema financiero propio y exclusivo, como no existe dentro de la UE y debido a su localización y relaciones, la suma España-Gibraltar-Marruecos se convertiría en una alianza invencible para el sur de Europa.
Sólo con darle una vuelta al mapa se aprecia que ambas orillas y el peñón forman una geografía singular, un espacio de oportunidad que aún no se ha sabido entender ni aprovechar por Londres y Madrid, que en un momento de declive europeo, podrían convertir ese no-lugar, en una pieza clave del juego de estrategia internacional.
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