Defensa
Los F-18 españoles del destacamento Paznic, en Rumanía, se integran en la fuerza multinacional Aigle de la OTAN
Durante varios días, los cazas de combate españoles destacados en Rumanía han apoyado a la fuerza multinacional liderada por Francia y destacada en las Bases de Cincu, Mihail Kogalniceanu y Capu Midia
Los aviones F-18 del Ejército del Aire español que forman parte del destacamento Paznic han colaborado con el personal controlador de ataque terminal conjunto (JTAC, por sus siglas en inglés) de la fuerza multinacional Aigle, especialistas en guiar a los pilotos hacia los objetivos terrestres.
Durante estas misiones, los cazas españoles destacados en la base aérea Mihail Kogalniceanu han volado hacia las inmediaciones de la Base Militar de Cincu, a más de 400 kilómetros, para desarrollar con el personal JTAC en tierra misiones de entrenamiento de apoyo aéreo cercano (CAS, por sus siglas en inglés). Esta clase de operaciones consiste en el señalamiento de un objetivo terrestre por parte de una patrulla para ser acometido por uno o varios aviones.
Tras el transcurso de las misiones, el personal JTAC se trasladó a la Base ‘Mihail Kogalniceanu’ con el fin de conocer de primera mano el F-18. Durante la visita, los pilotos del Destacamento ‘Paznic’ explicaron el funcionamiento del avión y del armamento que utiliza. Con este encuentro, el personal JTAC pudo conocer las capacidades de los sistemas, con el fin de incidir en la integración de los equipos y del personal.
La fuerza multinacional de la OTAN ‘Aigle’ está desplegada en Rumanía, liderada por Francia y con personal de Bélgica y Luxemburgo. Está compuesta por más de 1500 militares y cuenta con diferentes sistemas de armas, como los carros de combate ‘Leclerq’, los cañones ‘Caesar’ o el sistema de artillería antiaérea ‘MAMBA’, que ya había participado en misiones de entrenamiento con el destacamento ‘Paznic’.
El objetivo de estas misiones de entrenamiento es la integración de las fuerzas que diferentes Estados miembros de la OTAN tienen desplegadas en el flanco este de la Alianza. Estas misiones buscan reforzar la seguridad de la zona mediante los principios de defensa conjunta y disuasión. Aumentar la preparación de las fuerzas destacadas en la zona permite la cohesión y la interoperabilidad en caso de ser necesaria una respuesta conjunta ante una incidencia en el territorio de cualquier país aliado.
Se trata de una operación a la que ya está más que acostumbrada la Fuerza Aérea española y que, como es habitual en los numerosos despliegues de este tipo que viene realizando los últimos años, contará con alrededor de 150 militares y ocho cazas F-18 –cuatro del Ala 12 (Madrid) y cuatro del Ala 15 (Zaragoza)–, aunque también cuentan con el apoyo de efectivos de otras unidades.
Durante los próximos meses, su misión será la de vigilar y garantizar la inviolabilidad del espacio aéreo aliado en el área del mar Negro. Una zona por la que vuelan numerosas aeronaves rusas sin identificar y que son consideradas una amenaza para la Alianza, lo que implica que se activen a los cazas para interceptarlos.
En menos de 15 minutos, los aviones de combate tienen que despegar para alcanzarlos e identificarlos, haciéndoles ver que no pueden adentrarse en ese espacio aéreo.
Misión cumplida en Lituania
Esto es lo mismo que ha estado haciendo desde abril un contingente similar (ocho cazas F-18 y 150 efectivos) en la localidad de Siauliai (Lituania), como parte de la Policía Aérea del Báltico. El denominado destacamento «Vilkas» concluyó el martes su misión, cediendo el testigo a Italia, tras cuatro meses en los que han interceptado una treintena de aeronaves rusas por el corredor que une las ciudades de Kaliningrado y San Petersburgo.
En todo este tiempo estuvieron estado desplegados cerca de 400 aviadores españoles en diferentes rotaciones, incluyendo los apoyos con los que han contado en algunos periodos, como los dos prestados por un avión A400M de reabastecimiento en vuelo del Ala 31.
Durante su misión, el destacamento español ha sobrepasado las 1.000 horas de vuelo.
Pero además de en esas misiones reales para identificar aeronaves de Rusia, también han participado en numerosos ejercicios multinacionales para aumentar la interoperabilidad con otros países, como Suecia o Finlandia tras su incorporación a la Alianza Atlántica.
A estas aportaciones a la seguridad del espacio aéreo aliado se suma el destacamento «Tigru», también en Rumanía, que cuenta con un radar de alerta temprana y unos 40 efectivos del Ejército del Aire desplegados desde octubre de 2022 y que han superado ya las 13.000 horas de vigilancia.
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