
Terrorismo
«La Dama», la misteriosa mujer francesa que fue clave para descabezar a ETA en Bidart
Tras el asesinato de su amante por los terroristas, colaboró con la Guardia Civil en la operación en la que fue detenida la cúpula etarra en Francia en 1992

Fue la primera llamada que hizo uno de los agentes tras culminar con éxito la histórica operación. Al otro lado, una mujer. «Enhorabuena. Misión cumplida», le felicita el guardia civil. En un éxito policial sin precedentes en la lucha antiterrorista: por primera vez, toda la cúpula de ETA ha sido detenida. Es el 29 de marzo de 1992. El año de los Juegos Olímpicos de Barcelona. El de la Expo de Sevilla y el de la capitalidad cultural europea de Madrid. Ella quiere saber más, necesita saber más, pero el agente no puede demorarse más tiempo. «Mañana, en la prensa», le emplaza.
Esa llamada telefónica no es casualidad. Es un gesto de gratitud y reconocimiento a una mujer por su esencial contribución al mayor golpe policial a ETA en toda su historia. Su identidad sigue siendo una incógnita, como su edad o paradero. Los dos guardias civiles con los que habitualmente contactaba se referían a ella como «la Dama», «la Madame» por su nacionalidad francesa.
Para entender esa conversación hay que retroceder unos cuantos años, a 1984, cuando ETA asesina a un empresario. Su «pecado», negarse a pagar el «impuesto revolucionario». Los terroristas justifican esos disparos a bocajarro en su supuesta colaboración con los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL). Una mujer llora sobre su tumba y rumia su venganza. Era su amante.
Años después resultará determinante en la detención de la dirección de ETA en Francia, unos meses en los que España se jugaba buena parte de su imagen internacional con la organización de la Exposición Universal y los Juegos Olímpicos, objetivos de los terroristas en su afán por desestabilizar al Estado y cuartear su imagen fuera de nuestras fronteras.
«La única oportunidad para evitar esos atentados pasaba por detener a toda la cúpula de ETA o a la mayor parte, asegura el veterano abogado penalista José María Fuster-Fabra, bregado en numerosos procedimientos judiciales contra la banda terrorista, para quien la de Bidart «fue la operación antiterrorista más importante contra ETA, por todo lo que supuso».
Francisco Hermida, teniente de la Guardia Civil y entonces cabo del Servicio de Información, era uno de los agentes a los que rendía cuentas «la Dama». Por los contactos del agente con su marido, colaborador del Instituto Armado, se conocían desde 1987, pero ella ignoraba su condición de guardia civil. Cuando finalmente se enteró, en enero de 1992, Hermida escuchó su sorprendente ofrecimiento: «Puedes contar conmigo en todo lo que necesites en la lucha contra estos bárbaros». «La Dama» no había olvidado.
"Encontró en mí la forma de vengarse"
«ETA mató a su gran amor y ella encontró en mí la forma de vengarse de la banda terrorista», explica a LA RAZÓN Hermida, coautor de "Llueve sobre Intxaurrondo", donde ha novelado –aunque precisa que «todo es verídico, no hay nada de ficción»– su relación con la enigmática mujer francesa y su determinante contribución en el descabezamiento de la cúpula de la banda terrorista en Bidart.
Con la Guardia Civil pisando ya los talones a la cúpula etarra, «la Dama» gestionó la compra de coches de matrícula francesa y el alquiler de pisos –el Instituto Armado llegó a tener operativos más de una decena– para estrechar las vigilancias a los terroristas. Su papel resultó crucial para localizar la vivienda de Phillipe Lassalle, conocido como «el taxista» de uno de los máximos dirigentes de la banda terrorista en esas fechas, José Luis Álvarez Santacristina, «Txelis».
Los agentes lo situaban en la localidad francesa de Ascain cercana a San Juan de Luz, pero tanto su identidad como su domicilio eran una incógnita, y esa información resultaba clave para llegar hasta la dirección de ETA. Con una simple fotografía realizada en uno de los seguimientos policiales, «la Dama» recorrió varios apartamentos del barrio de Ascain, señalado en rojo por la Guardia Civil, camuflada como una comercial de perfumes. En una de esas visitas a las que nunca abrimos la puerta, una anciana se mostró especialmente bondadosa y se interesó por el catálogo de perfumes el tiempo suficiente para que ella reconociese la fotografía enmarcada de Lassalle (quien sería detenido en Toulouse años después, en 1998).
«La Dama» también se encargó de aportar una información clave sobre la vivienda del propio «Txelis» después de que Hermida se limitase a indicarle, sin desvelarle que se trataba de uno de los jefes de ETA, que probablemente fue uno de los terroristas que ordenó asesinar al empresario que amó.
En esas fechas, recuerda Hermida, «ETA quería causar el mayor pánico en el país». La operación para descabezar a la cúpula etarra, explica, estaba en marcha desde noviembre de 1991. «Teníamos diferentes operaciones abiertas en Guipúzcoa sobre «comandos legales» –añade– y uno de los objetivos nos llevó hasta la localidad francesa de Guéthary, donde empezamos a controlar los movimientos de los dirigentes de ETA».
«En esos años nos jugábamos la vida día tras día–rememora–. Era muy difícil trabajar en ese clima tan adverso. Nuestras mujeres no podían ir a la compra, no podíamos tender los uniformes para que no se vieran nuestros nombres, nuestros hijos tenían que inventarse la profesión de sus padres en el colegio...».
"Su trabajo fue excepcional"
En ese contexto fue en el que se produjo la colaboración de «la Dama». «Fue el mejor agente que hemos tenido en Francia, y nos facilitó las cosas de tal manera que sin ella dudo que hubiésemos hecho tanto y tan pronto». «En la operación Bidart su trabajo fue excepcional», ensalza el teniente Hermida. «Fue la primera que entró en los domicilios de la cúpula terrorista», destaca.
«Lo espectacular de esta mujer es que no es una infiltrada –destaca el abogado Fuster-Fabra–, ni siquiera una informadora captada por la Guardia Civil, sino que es alguien que se pone a disposición de dos guardias civiles porque habían matado a su amante y, a partir de ahí, todo lo que ellos le piden lo consigue».
El teniente de la Guardia Civil entiende la reacción que llevó a la mujer francesa a colaborar con ellos. «Lo entendí perfectamente. Había perdido lo que más quería. Para ella fue un descanso que con su contribución consiguiéramos meter en la cárcel a quienes habían ordenado la muerte de quien más quería». Además de «Txelis», en Bidart fueron detenidos José Javier Zabaleta Elósegi, «Baldo»; Francisco Múgica Garmendia, «Paquito»; y José Arregi Erostarbe, «Fitti». La cúpula etarra al completo.
«Al margen de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, fue la heroína de todos los tiempos en la lucha contra ETA. Eso es lo que fue –pone en valor con la perspectiva de los años–. Cuando alguien hace algo así por convencimiento y sin pedir nada a cambio, resulta inédito. Hay muy pocas personas dispuestas a ello».
"El principio del fin de ETA"
La «operación Bidart», hace hincapié el abogado José María Fuster-Fabra, «es el principio del fin de ETA». «A partir de entonces siguen matando, pero su dirección se nutre cada vez de gente menos preparada. Fue una operación magistral», enfatiza. Y, además, señala que «a raíz de toda la documentación que se incauta se consigue atacar también la estructura económica de la banda terrorista», lo que «dificulta» el paso de la «kale borroka» (el terrorismo callejero de los cachorros de ETA) a los «comandos» operativos, «adonde llegan terroristas con menos experiencia». «Desde ese momento –recuerda el letrado– montaban una cúpula y se caía, lo que hacía cundir el desánimo en la organización criminal».
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