Nuevas ciudades
Así será Belmont, la ciudad inteligente que quiere construir Bill Gates
En Arizona, Gates y un grupo de inversores llevan años intentando impulsar una ciudad futurista y sostenible, pero no todo está a su favor ni todo el mundo lo ve con buenos ojos.
Bill Gates se ha ganado a pulso y a base de financiar causas el apelativo de ser uno de los mayores filántropos de la historia. Tanto en al fundación que mantiene con su exmujer, como en otras iniciativas independientes, el cofundador de Microsoft ha marcado siempre su interés por hacer que su fortuna dejara un legado que le sobreviviera. ¿Cómo? Donándola en su totalidad.
Sin embargo, las inquietudes de Gates van más allá de la filantropía. Además de buenas causas él y el equipo que manejan su fortuna se interesan por distintos negocios para precisamente hacer que aquellos fondos no se devalúen. Y el urbanismo y la compra de terrenos es uno de esos mecanismos.
Gates contó hace ya unos años en una sesión de preguntas y respuestas en Reddit que posee unas 110 000 hectáreas en 18 estados distintos de Estados Unidos, muchas de ellas de terreno cultivable, pero también en zonas con posibilidad de urbanizar.
De estas últimas, 25 000 acres —el equivalente a 10 000 hectáreas, como Valencia ciudad al completo, para tener perspectiva— están destinadas a un proyecto de ciudad planificada en el que que Gates lleva tiempo pensando.
Se trata de Belmont, en Arizona. Aunque de momento no pasa de ser un proyecto quizá no tan sencillo como el magnate planeaba en un principio.
Belmont, una ciudad enfocada en al sostenibilidad y la innovación
En concreto, Belmont es el nombre propuesto para una ciudad inteligente que se construirá, si todo va según los planes, en el área de West Valley a lo largo de la Interestatal 10 cerca de Tonopah, un pequeño pueblo en el desierto de Arizona.
El concepto detrás de Belmont es crear una comunidad que utilice tecnologías avanzadas, como redes digitales de alta velocidad, centros de datos, completamente sostenible en cuanto a su generación de energía y consumo e instalaciones de fabricación de alta tecnología y vehículos autónomos.
La inversión inicial desde que se puso en marcha el proyecto en 2017 fue de 80 millones de dólares, realizada por Belmont Partners, una de las firmas de inversión que Gates tiene bajo el paraguas de Cascade Investment, la empresa matriz que trabaja con su patrimonio. Se espera que Belmont sea una comunidad completamente funcional con negocios, escuelas y 80 000 hogares, capaz de albergar a una población equivalente a la de Salt Lake City o Santander, con unos 190 000 habitantes.
El reto (y las críticas) por el uso de agua
Arizona no solo ofrece un precio de tierra asequible, sino también oportunidades regulatorias en energía solar y coches automóviles autónomos, dos de los puntales que se planean en Belmont.
Sin embargo, el desafío más grande es el suministro de agua. Arizona enfrenta una crisis de agua desde hace décadas y cualquier desarrollo urbano en un reto por esto mismo.
La mayoría del agua de Arizona proviene del río Colorado, cuyo suministro ha disminuido constantemente desde la década de 1990. Además, el proyecto ha sido criticado por ser una ciudad de baja densidad en un terreno virgen, lejos de las urbes y poblaciones que generan más puestos de trabajo en el estado, como Phoenix o Tucson. Eso, como imaginarás, deja la futurible Belmont como un espacio muy enfocado en personas con posibilidades para teletrabajar exclusivamente.
Soy millonario: quiero mi ciudad
El caso de Belmont no es el único intento de un magnate tecnológicos o mediático por plantear su ciudad planificada. El Wall Street Journal se hacía eco hace poco de que un grupo inversor tiene en vista erigir una ciudad moderna en las cercanías de Silicon Valley.
La iniciativa en este caso estaría encabezada por personalidades destacadas del sector como Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn; los hermanos Patrick y John Collison, creadores de Stripe; y Laurene Powell Jobs, impulsora de Emerson Collective y viuda de Steve Jobs.
En tiempos anteriores, figuras como Walt Disney también intentaron emprender iniciativas análogas. La EPCOT de Disney (Comunidad Prototipo del Mañana, según sus siglas en inglés) tenía la visión de ser una metrópoli puntera en tecnología y diseño urbano, pero no llegó a materializarse.
De forma más Larry Ellison, director ejecutivo de Oracle, adquirió en 2012 el 98% de la isla de Lanai en Hawái por 300 millones de dólares con el objetivo de crear una ciudad. No obstante, el rumbo del proyecto cambió hacia una propuesta más lucrativa, dando lugar a la construcción de un exclusivo conjunto habitacional con hoteles y villas, donde Ellison decidió establecerse.
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