Cara a cara
Dos Españas, bronco debate
El periodista Toni Bolaño narra el "combate" de Sánchez y Feijóo: "Fueron al cuerpo a cuerpo nada más empezar, con ataques constantes"
Nada más llegar marcaron posición. Feijóo para cambiar el gobierno. Sánchez para evitar un paso atrás, ir al lado oscuro. Feijóo de uniforme Verano Azul, traje, camisa y corbata. Sánchez con traje de campaña azul claro, camisa blanca y con corbata roja. Muhammat Alí y Georges Foreman frente a frente en el debate de su vida. Sánchez-Alí charlando con Óscar López tras las fotos. Feijóo-Foreman repasando papeles bajo la atenta mirada de Marta Varela. Conversación poca.
Los púgiles no se estudiaron. Fueron al cuerpo a cuerpo nada más empezar. Feijóo empezó rocoso con ataques continuos. Buscaba el intercambio de golpes, abrazar al contrario para no dejar que Sánchez pudiera coordinar. Lo consiguió en los primeros compases. El presidente quedó a contrapié y le costó coger el hilo. Desde el inicio fuego cruzado constante con alusiones a Podemos, Vox, Bildu, sin olvidar “cariñosos” recuerdos a Rajoy y Zapatero y al pasado de Feijóo en Galicia y de Sánchez como diputado. No faltaron los ataques personales y descalificaciones.
Monólogos y acusaciones
Dos Españas. Para Sánchez España va bien, para Feijóo todo es un desastre. ¿Debate? No. Monólogos y acusaciones, golpes bajos con interpretaciones de datos sui generis. Sánchez más sólido en datos. Feijóo, no tanto, pero se defendió. Sánchez contraatacó con dureza fijando tu objetivo: PP y Vox son lo mismo. Gancho al hígado. Feijóo se revuelve con la Ley del Sí es Sí. Golpe en la mandíbula. El debate viró y se centró. De nuevo las dos Españas. El líder del PP lo centraba todo en su afán de derogar el sanchismo. El líder del PSOE en denunciar la España negra de PP y Vox. Golpes a destajo, con saña y un golpe seco de Alí sobre Foreman a cuenta de las insinuaciones de Feijóo sobre ETA y el 11-M. Sonó la campana. Publicidad.
Feijóo encajó el golpe y nada más volver desempolvó la lista más votada y siguió su guion con Miguel Ángel Blanco, tirando a Bildu y ERC, incluido a Puigdemont, a la cabeza de Sánchez, y el presidente metiendo el dedo en el ojo con Vox. Las dos Españas de nuevo. Feijóo solo puede gobernar con Vox y Sánchez solo lo puede hacer con la izquierda nacional y periférica. Ambos fijaron su foto fija tirando paladas de “mierda” al contrario.
No hubo diálogo
El debate fue bronco. No hubo diálogo. No les puedo decir quién ganó a los puntos. No hubo KO de Alí a Foreman. Sánchez no noqueó a Feijóo, pero Feijóo tampoco a Sánchez. Feijóo fijó su objetivo en minar la credibilidad del presidente acusándole de mentiroso y de pactar con etarras e independentistas. Sánchez ganó la batalla de los datos y equiparó a populares y ultraderecha, aunque compró en demasía el marco mental de la derecha. Hoy sus holigans los subirán a los altares. ¡Ha ganado el mío! A mí no me gustó el debate por lo bronco, ni siquiera los minutos de oro, pero quedaron claras las dos Españas. Cada cuál que decida cuál quiere. En blanco y negro, o en color.