Elecciones catalanas
ERC se descalabra y Puigdemont ultima su «golpe final»
El PSOE teme que el expresident irrumpa en la recta final de la campaña y fuerce su detención circunstancial para llegar a la Generalitat
Sobre ERC empieza a instalarse la sombra de que sufrirá un importante descalabro en las próximas elecciones de mayo. Una debilidad que podría favorecer al exministro de Sanidad Salvador Illa, salvo que también se confirmen los temores sobre el ascenso de Junts en unos comicios en los que el protagonismo lo acapara inevitablemente en todo momento el expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont. Los datos que manejan en La Moncloa apuntan en esta dirección y abren un agujero de incertidumbre sobre hasta dónde puede estar dispuesto a llegar Puigdemont para conseguir su objetivo de regresar por la puerta grande a la Generalitat.
Hasta ahora, siempre se ha impuesto el criterio de su seguridad personal en todas sus decisiones, y los rivales de ERC le han caricaturizado como un «cobarde», pero la amnistía abre ahora un marco político que está haciendo que en el círculo de poder socialista se instale el miedo a que Puigdemont llegue a «montar el número» de regresar a Cataluña en la recta final de la campaña del 12M para de esta forma ser detenido e intentar cambiar el signo de las elecciones.
El expresidente ya ha dicho que este examen electoral se lo juega a un todo o nada: supuestamente dejará la política si no vuelve a tomar el mando de la Generalitat, y la amnistía le abre un colchón de seguridad que no tuvo en las dos anteriores elecciones autonómicas, en las que concurrió como candidato, pero sin poder pisar terreno español porque tenía por delante la amenaza de someterse al mismo recorrido judicial que Oriol Junqueras y demás líderes independentistas juzgados por el Tribunal Supremo.
Aragonès cada vez sufre más para hacer creíbles los órdagos que le lanza al Gobierno de Sánchez
En el nuevo contexto político y judicial que surge de la tramitación de la ley de amnistía hay interpretaciones jurídicas que apuntan a que, en el caso de que se produjese esa entrada de Puigdemont en Cataluña, y en plena campaña, podría ser detenido, pero que «en cuestión de 24 horas» saldría a la calle porque no habría manera de sostener su mantenimiento en prisión en plena contienda electoral y cuando sería ya cuestión de días que entrara en vigor la polémica norma, por mucho que se alarguen los plazos en el Senado. En todo caso, sería una decisión competente al Tribunal Supremo.
En el PSOE ven en este hipotético marco todo un golpe de efecto de consecuencias hoy incalculables en el ámbito demoscópico, porque todavía queda mucho hasta la campaña y porque no se puede tampoco adelantar cómo evolucionará emocionalmente el electorado.
Desde la línea más oficial del socialismo, con base en la realidad de una parte del electorado catalán, sostienen que el pragmatismo y la utilidad del programa que representa Salvador Illa sorprenderá con un apoyo mucho mayor del esperado en las urnas. El empresariado catalán quiere pasar página del «procés» y cree que el «entierro» político de expresident fugado ayudaría mucho a dar ese paso de manera definitiva.
Pero esta comunidad es mucho más que su poder económico y empresarial, y en el recuento de la noche electoral se verá si en el voto ha pesado más la Cataluña real, con sus problemas de sequía y de funcionamiento de la Administración sanitaria, o, por el contrario, la que sigue instalada en la ensoñación del 1-O y sus derivadas.
Riesgo de bloqueo
Ahora, el PSOE es consciente de que se enfrenta a un riesgo real de bloqueo, que únicamente desgastaría todavía más al presidente Sánchez y en el que tiene una capacidad de negociación muy reducida si Illa gana en las urnas, pero con un Puigdemont al alza aunque no haya mayoría del independentismo.
ERC y Junts se han sumergido ya en una batalla descarnada de descalificaciones y de acusaciones, la cual puede llegar a ser contraproducente para sus propios intereses porque agrande la desafección de los ciudadanos con la causa soberanista. Esquerra, dentro de sus guerras internas, ha desplazado a Junqueras de la campaña y del control del partido, con un Pere Aragonès al que se le ve que cada vez sufre más para conseguir hacer creíbles sus órdagos al Gobierno de Sánchez.
Desde Junts avisan de que Puigdemont «ya ha ganado a Junqueras», que está inhabilitado por el Tribunal Supremo, y resaltan también que han estudiado todas las opciones de que el expresidente catalán pueda ser encarcelado, y «son escasas».
La amnistía le da al expresident un colchón de seguridad que no tuvo en los anteriores comicios
Por el «procés» no ha sido juzgado, por lo que es poco probable que un juez decida decretar su prisión provisional por un delito que se encuentra en vías de ser amnistiado, ni siquiera aunque, una vez aprobada la medida de gracia, se presente una cuestión prejudicial ante el Tribunal europeo, porque lo lógico es que se imponga la prudencia y no se adopte una medida que podría ser desproporcionada en caso de que la UE le dé luz verde.
Siempre queda el miedo a que algún juez, apuntan, actúe por su cuenta, sobre todo en la causa de traición, que se lleva en Barcelona, y de terrorismo, en el Supremo. No está tan claro que estos dos delitos se vean amparados por la ley de amnistía, pero desde Junts entienden que el argumento para no decretar prisión provisional es el mismo que en el caso del «procés».
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