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Un intento de asalto de Pemex a Repsol espantaría a los inversores
Dos años después de su fallida alianza con Sacyr para hacerse con el control de Repsol, Pemex vuelve a la carga. La petrolera mexicana parece llevar semanas moviendo los hilos para buscar el modo de sustituir al presidente de la petrolera española, Antonio Brufau, contra el que hace escasos días cargó el director general de Pemex, Emilio Lozoya. «Estoy muy decepcionado con la evolución de Repsol durante la gestión de Brufau. Queremos mejores resultados para nuestra participación en la compañía», aseguró. La «decepción» de Lozoya le habría llevado a buscar un pacto para que el multimillonario mexicano Carlos Slim se hiciese con un 10% de Repsol que sumar al 9,34% que posee en este momento en la petrolera y optar así al control de la compañía española. Aunque otras fuentes tampoco descartan que esté maniobrando para convocar una junta extraordinaria de accionistas en la que sustituir a Brufau como paso previo para tomar las riendas de la empresa.
Sea como fuere, lo que fuentes próximas a la firma española creen es que Pemex está decidida de nuevo a sustituir a Brufau para hacerse con el control de la compañía. Y eso que la compañía mexicana desmintió a este diario a última hora de ayer cualquier acuerdo con Slim y que su intención es mantener su participación y «profundizar» en su colaboración con Repsol.
El hipotético movimiento de Pemex debería superar dos grandes escollos: la oposición del resto de socios de referencia en la firma española y la gestión de Antonio Brufau. Descubiertas las intenciones de Pemex, tres informes de los analistas de UBS, Societe Générale y Banco Espirito Santo (BES) advirtieron ayer de lo negativo que resultaría que la petrolera mexicana tomara el control de Repsol, respaldaron la gestión de Brufau y avisaron de que las intenciones de la empresa norteamericana «no parecen ser las más nobles».
Los tres informes coinciden en destacar dos aspectos que van entrelazados: los buenos datos de Repsol con Brufau al frente y que, a la vista de este aspecto, la operación sólo puede tener el objetivo de buscar el beneficio propio de Pemex. Dado que la mexicana está muy interesada en llegar a acuerdos con YPF para explotar el megayacimiento de Vaca Muerta y que el presidente de Repsol ha rechazado los acuerdos ofrecidos por la firma argentina por insuficientes, la forma más sencilla que Pemex habría encontrado para superar este escollo sería sustituir al presidente de Repsol y mandar en la compañía, operación que los informes rechazan de forma tajante. «Brufau ha transformado con éxito el negocio de upstream –exploración y extracción–, logrando éxitos exploratorios y crecimiento mientras gestionaba la crisis con YPF; creemos que es apreciado por el 62,94% de los accionistas que no tienen representación en el consejo. Entonces, ¿qué podría incentivar su relevo? Quizá el deseo de Pemex y Argentina de desarrollar Vaca Muerta», resume Société General, que avisa de que es notable que en Repsol hay un núcleo de accionistas –La Caixa, Sacyr y Temasek, que suman el 27,72% del capital de la compañía– interesados en arreglar el asunto de YPF y, en alusión a Pemex pero sin citarla, «aquellos con intereses industriales en Argentina» que parecen querer ayudar «incluso si es a costa de los intereses de Repsol».
Respaldo
Este aparente interés en beneficio propio que trasluce la maniobra de Pemex es lo que, según la opinión del BES, dificulta hasta hacer casi inviable el posible apoyo de alguno de los restantes accionistas de referencia de Repsol, La Caixa, Temasek y Sacyr, a la compañía mexicana. La otra opción si no consigue el respaldo de alguno de ellos, añade, sería convencer «al 83% de los pequeños inversores de que votaran en contra de Brufau» en una hipotética junta de accionistas. Una opción, concluye, «muy improbable», a la vista de que las intenciones de Pemex «no son las más nobles» por su propósito de anteponer sus intereses en Vaca Muerta a los de Repsol. Fuentes del sector aseguran que La Caixa, Temasek y Sacyr no están por la labor de sustituir a Brufau porque en modo alguno estarían descontentos con una gestión que, según UBS, por buena, hace todavía más «desconcertante» el interés de Pemex desde un punto puramente objetivo de sustituir a Brufau.