Opinión
El plan de Draghi fracasará: más vodkas para una UE "alcohólica"
El informe realiza un diagnóstico acertado, la UE está «ahogada en alcohol» (impuestos, burocracia...), pero la receta del gasto (más vodka) es errónea
El documento sobre el futuro de la competitividad de Europa presentado por Mario Draghi esta semana es como la serie Lost ("Perdidos"). Largo, inicialmente apasionante y con un final horrible y decepcionante.
El plan de Draghi ha sido recibido por la mayoría de los medios financieros con entusiasmo y, sin embargo, es la receta del estancamiento secular. Tras el fracaso sin paliativos del Plan de Crecimiento y Empleo de 2009, del “innombrable” (el Plan Juncker) y del atroz Next Generation, lo que recomienda es repetir, pero a lo bestia.
El diagnóstico de Draghi toma la foto fija de dónde están Estados Unidos y China y asume que el problema de Europa ha sido de poco gasto.
El informe de Draghi mira a Estados Unidos y China y asume que lo que les da liderazgo es un gasto enorme y muchísima intervención pública, que es en realidad lo que frena sus potenciales. Estados Unidos y China no son líderes por su planificación central ni por gastar mucho, sino por premiar el éxito y dejar que la destrucción creativa y el emprendimiento creen riqueza.
El documento hace un diagnóstico impecable. La Unión Europea está ahogada en exceso de regulación, elevados impuestos, descoordinación y desincentivos a la inversión. Sin embargo, Draghi parece el médico que recibe a un paciente alcohólico y cirrótico y, tras un diagnóstico certero, le receta siete vodkas al día.
¿La solución al dirigismo y burocratización de la Unión Europea? Planificación central. Toma ya. Draghi sabe perfectamente que en Texas no tienen la misma política económica ni fiscal que en Michigan, pero le da igual. Asume que centralizar es lo bueno.
Grave error. Asumir que mayor centralización y un aumento gigante y urgente - todavía más peligroso - de capital público y privado centrado en las grandes empresas van a hacer que se invierta mejor. Imaginen si se hubiese centralizado la política de inversión en tecnología y energía en 2012. Hoy la Unión Europea no estará en estancamiento. Estaría en el desastre.
Esas empresas europeas que Draghi pone al frente de la apuesta por la innovación y la tecnología eran gigantes con acceso a los mercados de capitales privilegiado hace tres décadas, y ninguna apostó, ni siquiera vía adquisición, por invertir en los que hoy son gigantes tecnológicos norteamericanos. Al revés.
Los grandes gestores europeos se reían del avance de las tecnológicas norteamericanas cuando todavía eran pequeñas. El presidente de una gran empresa de telefonía europea se refería a ellos como “chavalines en vaqueros que no saben de nada”. No olvidemos que esas empresas europeas han perdido el tren de la tecnología por preservar su estatus como campeones nacionales, dedicando centenares de miles de millones a compras destructoras de valor en aspiraciones supranacionales megalómanas sugeridas desde el poder político.
Asumir que esas empresas van a competir con EE UU uniendo a políticos y empleados VIP es simplemente delirar.
Jamás tendrás un Netflix o un Amazon si un grupo de élite política está a cargo
El informe hace un análisis equivocado de la inversión en defensa y la tecnología. Europa no está por detrás en liderazgo tecnológico porque gaste poco en defensa, sino porque los incentivos y sistemas de premio y penalización están bloqueados por un sistema político que hace imposible que aparezca un Zuckerberg o un Musk. Gastar más en tanques es probablemente necesario, pero jamás tendrás un Netflix o un Amazon si un grupo de élite política y económica está a cargo. Netflix jamás habría pasado de ser un servicio de envío de DVD por correo o Amazon de un servicio de venta de libros si el sistema europeo de poder político económico estuviese a cargo.
Gastar más en defensa es una condición necesaria por factores de seguridad, pero no suficiente para liderar en tecnología. Israel lo entiende perfectamente. En el momento en el que hay una patente o una idea innovadora, privatizan y sacan a bolsa el proyecto. Eso no pasaría en Europa ni soñando.
En energía es igual. A mí me dijo Dick Cheney, ex vicepresidente de Estados Unidos, que la razón por la que EE. UU. era líder en energía era porque no tenía política energética. Hoy produce más petróleo que Rusia o Arabia Saudí y es líder en renovables. Es equiparable en tecnología.
El sistema europeo penaliza fiscalmente el éxito y bloquea la necesaria destrucción creativa, generando dinosaurios zombis.
En EE UU, cuando nació Amazon, el mayor empleador privado era WalMart. Amazon era una amenaza. Si Amazon y Walmart hubieran estado en la Europa de la glorificación del burócrata económico que Draghi quiere elevar aún más, se habría subvencionado a WalMart y hundido a impuestos y regulación a Amazon, llevando a ambas a la zombificación. Mucho más capital financiado con deuda e impresión de dinero no va a solucionar esto.
Draghi parece querer comprar la falacia del estado emprendedor de Mazzucato, pero “light”. Sin embargo, es una visión falsa que confunde al Estado como co-financiador con el engranaje estatal, que incluye las empresas reguladas, como creador e innovador. El estado no innova, absorbe riqueza (lean “The Myth of the Entrepreneural State” de McCluskey y Mingardi).
Draghi evita mencionar en el informe que uno de los grandes problemas de Europa con respecto a EE. UU. viene exactamente de la identidad público-privada, de la cercanía de ciertas empresas, ahora dinosaurios, a los gobiernos. Como explicaba mi exjefe Ken Griffin, “ustedes tienen empleados VIP, nosotros empresarios”.
El informe incurre en el típico error de banquero de inversión. Asumir que el problema es de cantidad gastada. ¿Europa no avanza porque no gasta suficiente y no tiene suficiente planificación central? Anda ya.
Draghi evita mencionar en el informe que el gran problema de exceso de capacidad y burbuja que sufre China viene precisamente de la planificación central, mientras que su liderazgo tecnológico empezó con “préstamos" de propiedad intelectual norteamericana (más de $225.000 millones anual según el Congreso de EE. UU.).
Evita también mencionar que el admirable crecimiento de China ha venido por la apertura, la propiedad privada y la libre empresa, premiando la creación de riqueza.
El documento no menciona que la Unión Europea ha sido una cadena de estímulos sin precedentes y solo achaca su fracaso a una supuesta dispersión por estados miembros, como si concentrarlos en un grupo planificador central lo hubiera hecho mejor. Todo lo contrario.
En el aspecto monetario, el balance del BCE es casi el doble con respecto al PIB que el de la Reserva Federal. El balance del BCE alcanzó un máximo del 68% del PIB y está en el 44%, mientras que el de la Fed subió al 37% y está en el 25% hoy. El BCE impuso tipos nominales negativos y la eurozona seguía decayendo.
Tras diagnosticar correctamente el exceso de normativismo, regulación e impuestos, Draghi impone más impuestos al recomendar mucho más gasto y emisión de deuda mutualizada, para que la irresponsabilidad fiscal se dispare todavía más.
El problema de Europa no es falta de gasto público o estímulos monetarios. El problema de la UE es que es un sistema de mínimo común denominador que solo iguala a la baja, penalizando fiscalmente el éxito y subvencionando el fracaso para perpetuar un sistema empresarial al borde de la asfixia y dependiente del gobierno, que les permite sacar la nariz del agua, pero no la boca.
En cualquier caso, no se preocupen mis amigos intervencionistas. Harán caso a Draghi… y dentro de diez años nos preguntaremos por qué la Unión Europea es el museo del mundo y un erial de zombis. Entonces, aparecerá otro informe de la UE que recomiende todavía más intervencionismo. ¿Apuestas?
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