Tenis
Las claves de Carlos Alcaraz en Roland Garros: golpes igual de fuertes con un poco más de arco, "paciencia" y madurez
Antonio Martínez Cascales analiza cómo llega Carlos Alcaraz a Roland Garros, el primer Grand Slam que disputa como número uno, y cómo es el juego y la táctica del murciano en tierra batida
Lo que sucede con Carlos Alcaraz es que a veces se pierde la perspectiva de que es un chaval que acaba de cumplir 20 años. "Y los rivales también juegan...", afirma Antonio Martínez Cascales, una de las personas que está en el día a día del murciano, el fundador de la JC Ferrero Equelite, donde ha pulido su tenis desde niño. Por eso tampoco le dieron demasiadas vueltas a la derrota que sufrió en Roma ante el desconocido Marozsan, que ahora se ha quedado fuera de París al caer en la previa. "No había vuelta que dar porque el otro jugó bien y porque tenía un cansancio mental que no le permitió reaccionar en los momentos importantes, donde suele poner todo. Le faltó un poco de fuerza no física, mental, para estar un poco más fresco", añade Cascales. Alcaraz llegaba tras ganar en Barcelona y en Madrid y fue a la capital italiana con la intención de hacerlo lo mejor posible, pero no le dio.
"Con la derecha le da un poco más de arco, pero poco. Le pega igual de fuerte. Es mental, saber que van a volver más bolas"
El lado bueno de caer tan temprano es que pudo parar. Perdió el lunes 15 de mayo, descansó tres días, y el viernes y el sábado entrenó en la academia en Villena. El lunes lo hizo en Murcia y el martes, gimnasio porque la lluvia le impidió coger la raqueta. Le ha servido para resetear y para enganchar varias jornadas de preparación, lo que hacía tiempo que no le pasaba básicamente porque ha llegado a las rondas finales casi en cada torneo.
Está preparado para afrontar Roland Garros, el primer Grand Slam que disputará como número uno, después de no haber podido hacerlo por lesión en el Open de Australia. Será la tercera vez que juegue en París (volvemos a lo de la perspectiva), pero en esta ocasión es distinto. Si el año pasado era la sorpresa del circuito, ahora es un fenómeno mundial al que todos quieren ver y persiguen. "Lo lleva bien. Mucho mejor de lo que se podía esperar en un chico que acaba de cumplir 20 años. Está con los pies en el suelo, sigue igual que hace un par de años, no le he visto cambios. Es consciente de lo que es ahora, pero al mismo tiempo sigue arraigado a los suyos, a su sitio de entrenamiento, a su familia, a su club, a la academia. Está muy tranquilo", opina Cascales. Llega con un puñado de partidos y de momentos importantes más a sus espaldas, pese a que su carrera todavía es muy corta. "Al final en 2022 tenía 19 años, había ganado el Godó y Madrid, pero luego un Grand Slam es un Grand Slam. Este año va con más madurez, ya tiene el US Open, ha vivido encuentros duros en París como el de Albert Ramos... Al final en el tenis esas experiencias las tienes que pasar tú, no eres un joven de 19 años que entra en un equipo de fútbol y hay diez que te pueden arropar", explica Cascales.
"Sí se autopresiona, pero la verdad es que le va bien ponerse metas tan altas"
Su trayectoria y su forma de ser hacen que Carlos no esconda para qué está en París: para intentar ganar. Se sitúa en el grupo de favoritos junto con Djokovic, Tsitsipas... Se mete, de alguna manera, presión. "Sí, él mismo se autopresiona, pero la realidad es que le va bien. Lo dice de una forma natural, no es que se vea superior, pero sabe que si lucha y juega a su nivel, se ve con opciones. Le está yendo bien ponerse esas metas tan altas. Lo dice sin prepotencia y también que está él, como están otros", continúa. El sorteo que se celebró ayer le deparó un camino complicado: debuta ante un jugador de la previa y después, según la lógica y los estados de forma, podría ser O’Conell o Taro Daniel, Shapovalov, Norrie, Tsitsipas, Djokovic (en semifinales) y Medvedev o Rune.
El murciano sólo ha perdido dos partidos en tierra en 2023, por 19 ganados. No es que sea un especialista en esta superficie. Lo es, en realidad, en todas, aunque sobre el suelo más lento sí varía algo la manera de jugar. "Los golpes los cambia un poquito, de derecha sobre todo le da más arco, buscando una pelota que pique más, que bote más. Tácticamente, sube menos a la red, aunque sigue subiendo, pero tienes que elegir mejor el golpe porque es más fácil que te pasen; la dejada como siempre y un poco más; y sabe que hay que madurar un poco los puntos porque un golpe bueno suyo en pista dura es punto directo, y en tierra le llegan y tiene que dar un segundo o un tercero. Es un cambio táctico y mental. No es exactamente ser paciente, porque él va a pegar igual de fuerte, es saber que la pelota va a volver más y vas a tener que mover al otro más", analiza Antonio Martínez Cascales.