Roland Garros

Alcaraz, ¡jugón!

El número uno del mundo se mete en los cuartos de final de Roland Garros tras minimizar y vencer a Musetti (6-3, 6-2 y 6-2) con una exhibición de dejadas y de golpes imposibles

Paris (France), 04/06/2023.- Carlos Alcaraz of Spain plays Lorenzo Musetti of Italy in their Men's Singles fourth round match during the French Open Grand Slam tennis tournament at Roland Garros in Paris, France, 04 June 2023. (Tenis, Abierto, Abierto, Francia, Italia, España) EFE/EPA/YOAN VALAT
Alcaraz se prepara para dar una derecha cortada en el partido de octavos de Roland Garros ante MusettiYOAN VALATAgencia EFE

Lorenzo Musetti maltrató a Carlos Alcaraz y después le atrajo a la red. Llegó el español de milagro y el italiano esperó, miró lo que hacía su rival y por habilidad, suave, pasó la pelota al otro lado. ¿Qué hizo el número uno del mundo? Se partió de risa, aunque perdió el punto. Es una imagen ya habitual. Evidentemente Carlos es humano y a veces se enfada y grita, pero lo normal es que si se lo está pasando bien y si lo que acaba de disputar es un puntazo, no pueda evitar sonreír, caiga para el lado que caiga. Es como si a veces a lo que se dedica fuera un juego (¿acaso no lo es?) y hay que desdramatizarlo. Claro que también es fácil ahora que todo le va rodado, pero no es habitual ver a jugadores así, y por eso la crónica empieza con la descripción de un punto de Musetti.

Pero esa no fue la tónica del partido, convertido en otra fiesta del tenista murciano, que va a exhibición por ronda en este Roland Garros. Y eso que los octavos de final los arrancó de forma distinta al resto de encuentros. Quizá un poco nervioso, se le encogió algo el brazo y comenzó con un break en contra y con un 2-0 peligroso. La reacción fue fulminante con cinco juegos seguidos y ocho de los nueve siguientes que le sirvieron no sólo para llevarse el primer set, sino para encarrilar el segundo. El duelo terminó con un rotundo 6-3, 6-2 y 6-2 y dejó un puñado de golpes imposibles.

Musetti es otro joven descarado y talentoso, sólo un año más mayor que su rival, y entró al juego de Alcaraz y puede que ese fuera uno de sus errores porque el español es muy habilidoso. Las dejadas (intentaron 23 cada uno) y contradejadas se multiplicaban, Carlos hizo dos Gran Willy (el golpe defensivo por debajo de las piernas de espaldas a la red), su rival uno; hubo tiros por fuera de la red, voleas... En el juego corto sacó ventaja el murciano y a palos, también. Musetti mostró en el primer juego el maravilloso revés a una mano que tiene y sumó su primer ganador con un paralelo, pero no lo enseñó más casi hasta el final simplemente porque no pudo.

Le encogió Carlos y le hizo parecer peor de lo que es, ya que se trata de un tenista que llegaba sin ceder un set, que en la anterior ronda arrasó a Norrie (uno de los pocos que ha ganando en tierra a Alcaraz este 2023) y que hace dos meses pudo con Djokovic en Montecarlo. También tenía a favor el único precedente con Carlos, la final de Hamburgo el año pasado. Pero ese currículum no le sirvió en París. Estaba agobiado en los intercambios y hacía lo que podía. Muchas de esas dejadas eran simplemente porque no sabía qué hacer. La derecha de Alcaraz siguió siendo de fuego, como en todo el torneo, con el revés brilló el español en el resto y además defiende algunas pelotas que a simple vista parece una locura tan sólo ir a por ellas. Cuando llega justo y las devuelve, desespera a los oponentes, que no pueden relajarse y en ocasiones terminan regalando el punto. Cuando llega forzado, pero puede apoyarse bien, Carlos pasa al contraataque de forma inexplicable, porque a lo mejor acaba de pegar un revés resbalando y un poco estirado, pero su reacción es ir hacia adelante para golpear una derecha y subir a la red y cerrar allí con una volea. Todo esto sumado a que gana, hace que se haya convertido en un fenómeno mundial. Nadie quiere perderse sus partidos. Quieren verle correr, resbalar, golpear, reír...

"Intento no pensar que soy el número uno. Salgo a divertirme y a buscar golpes imposibles", dice el español, con la misma naturalidad pasmosa con la que suelta: "A cinco sets me siento cómodo. Sé que los rivales tienen que jugar muy bien mucho rato para derrotarme y eso me da tranquilidad". Podría verse cierta prepotencia en esas palabras, pero es pura sinceridad y la confianza con la que está en París.