Tenis

Nadal y Alcaraz, un show con final feliz

El espectáculo montado en Las Vegas deparó un buen primer set de Rafa y evidenció que Carlitos está recuperado del esguince de Río. Ganó el murciano por 3-6, 6-4 y 14-12

Nadal ejecuta un saque en la exhibición ante Alcaraz
Nadal ejecuta un saque en la exhibición ante AlcarazAFP

«Me he sentido muy bien el primer set para venir de donde venía», confesaba Nadal en pleno partido a Netflix cuando el segundo set de su exhibición con Alcaraz en Las Vegas se encaminaba al desenlace. Esa buena sensación se reflejo en la algo más de media hora que se prolongó el primer set. Se vio a un Rafa fresco para llevar casi dos meses sin competir. El show, como era de esperar, se prolongó hasta un super tie-break que sirvió de desenlace a la fiesta con victoria para Alcaraz 3-6, 6-4 y 14-12.

Dos tenistas cara a cara en Las Vegas, señal de los nuevos tiempos en el deporte de la raqueta. Una exhibición en medio del curso estruendosa y millonaria organizada por Netflix entre dos jugadores españoles, la leyenda y el que aspira a serlo, ambos en un momento con dudas. Pocas son las de Alcaraz, fruto más de la velocidad a la que va hoy todo. Sólo tiene 20 años y ya ha ganado dos Grand Slams y ha sido el número uno del mundo más joven de la historia. En cuanto pierde en tres torneos antes de lo esperado, ya se habla de bache. «Yo lo veo bien, no tiene ansiedad ni nada. Jordan o Tiger Woods no ganaban todos los Grand Slams ni todos los anillos», defendía Juan Carlos Ferrero en una entrevista en «Marca». Tiger y Jordan, siempre los mitos en las comparaciones con el murciano. Desde que dio la campanada en Wimbledon, donde destronó al rey Djokovic (el serbio llevaba sin perder en la hierba del All England Club desde 2017), no ha vuelto a levantar un título Carlos, que este 2024 suma seis victorias en partidos individuales y tres derrotas; unos cuartos de final, en el Open de Australia; unas semifinales, en Buenos Aires; y un esguince en el tobillo al tercer punto de su estreno en Río de Janeiro. «El tobillo está yendo muy bien. He trabajado cada día desde que me lo hice para llegar preparado a este partido. Las sensaciones han ido mejorando y me encuentro bien», explicó Alcaraz, cuya presencia para esta cita pareció peligrar después de ver cómo se retiraba en Brasil.

Alcaraz lamenta no haberse enfrentado más a Rafa, sólo tres partidos oficiales. Dos los perdió (en Madrid, cuando era muy novato en 2021; y en Indian Wells en 2022) y uno lo ganó (en Madrid de nuevo, en 2022). Este cuarto, amistoso, no cuenta para las estadísticas. A Carlos le hubiera gustado tener más cara a cara. No le ha dado tiempo a aprender mucho de Nadal compartiendo pista, pero sí viéndolo por televisión durante tantos años, cuando era todavía más crío. «Sigue imponiendo», confesó el murciano de su rival.

El aura de Rafa no desaparece pese a que sus dudas sí son razonables. Después de un año parado por su lesión en el psoas, reapareció en enero en Brisbane, pero al tercer partido, muy exigente contra Jordan Thompson, su cuerpo volvió a romperse, algo que entra dentro de la lógica después de la inactividad. Pero a estas alturas de su carrera cada vez que se hace daño se teme que pueda ser la última. También sacó el zurdo conclusiones positivas de su paso por el ATP 250 australiano porque tenísticamente su rendimiento fue sorprendente en los tres duelos. Golpeó la bola a veces como si nada hubiera pasado. Desde esa última lesión hasta esta exhibición, Rafa ha reconocido que no había podido jugar ni un set entero en los entrenamientos. Este encuentro e incluso su participación en Indian Wells forman parte de un proceso que tiene como meta la tierra batida. Nadal necesita jugar partidos, sentirse tenista, y si eso sucede sin que el físico le obligue a parar, sobre su superficie favorita es capaz de todo. «Lo importante es que estoy aquí», dice el balear, que no se atreve a hablar ni a medio plazo. Después de jugar con Carlos estará en Indian Wells, después le gustaría estar en Montecarlo, pero no sabe si podrá... Incluso tampoco se atreve a decir si este va a ser su último año, se resiste, no quiere precipitarse, aunque él mismo anunció que lo más lógico era pensar que sí, dado que las últimas temporadas, sobre todo desde la pandemia, no ha podido tener regularidad ni competir todo lo que quisiera, lo que no ha impedido que haya tenido todavía buenos resultados (en 2022 ganó el Open de Australia, el de la remontada a Medvedev; y Roland Garros con el pie dormido, infiltrado para ignorar el dolor).