Celebración
La gabarra muestra el orgullo de la ría
El Athletic Club celebra su primer gran título en 40 años con la gabarra navegando el Nervión ante cientos de miles de aficionados
Los aficionados del Athletic Club bromeaban en las redes apostando quién sería el primer jugador en tirarse a la ría y el primero en caerse, el que más bebería y cosas por el estilo, pero la celebración de la gabarra paseando por la ría fue otra cosa. Un acontecimiento familiar, como reclamaba Iker Muniain, subido en hombros de un compañero, durante la celebración de la plantilla por las calles de Bilbao.
Una familia interminable que reunió a aproximadamente un millón de personas en las márgenes de la ría para ver pasar a sus jugadores con la Copa del Rey. Un acontecimiento que llevaban esperando 40 años. Por eso a los más jóvenes, los que no vivieron aquel gol de Endika al Barça de Maradona y Schuster, no les importó coger sitio desde las 9 de la mañana para ver el paso de sus ídolos en la gabarra, todos con camisa rojiblanca y con pañuelo al cuello. Y la Copa como invitada especial.
No estaban solos los héroes de La Cartuja, los que han conseguido llevar la Copa de vuelta a casa. Al lado de la gabarra viajaban 35 traineras que acompañaban la comitiva. Y otras embarcaciones que participaban en la celebración. En alguna de ellas viajaban los que habían conseguido el doblete 40 años antes, aquel equipo entrenado por Javier Clemente, que también acompañaba la comitiva, y que lideraban futbolistas como Goikoetxea y Sarabia, aunque fue suplente en aquella final.
Dentro de la gabarra había algo que conectaba a los dos equipos. La camisa que lucía Jon Aspiazu, el segundo entrenador de Ernesto Valverde, que en 1984 era futbolista del Bilbao Athletic, aunque ya disputó algunos partidos con el primer equipo, era la misma que lució 40 años atrás. Y toda la comitiva, por supuesto, presidida por el «Txopo», José Ángel Iribar.
La fiesta estuvo tranquila. Ninguno se tiró a la ría y ninguno se cayó. Lo más que hicieron algunos fue quitarse la camisa, como Iker Muniain, Unai Gómez y Nico Williams. Mientras Iker, el capitán del equipo, se quitaba la ropa, el otro capitán, Óscar de Marcos, charlaba animadamente con el entrenador, que parecía contarle anécdotas mientras paseaban con la gabarra.
Los balcones estaban llenos para ver el paso de la embarcación camino del Ayuntamiento, donde esperaba el clásico aurresku como homenaje.
Pero antes, la plantilla había homenajeado a los que se fueron, a los aficionados que no han llegado a ver este título de Copa regando con pétalos de rosas rojas y blancas las aguas de la ría. Igual que hacía Ernesto Valverde con la camiseta que llevaba debajo de su camisa en homenaje a su amigo fallecido.
En la fachada de enfrente del Ayuntamiento, una lona con una camiseta del Athletic y un inmenso 12 en homenaje a la afición. Y el orgullo que demuestran las palabras de Muniain: «No hace falta ganar para estar orgulloso de esta filosofía. Pero encima hemos ganado la Copa y nos da la razón».
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