Olimpismo
Alejandro Blanco, reelegido presidente del COE sin oposición
Prolongará su mandato hasta 2025. En la votación tuvo 156 votos a favor y 7 en blanco
Alejandro Blanco ha sido reelegido presidente del Comité Olímpico Español (COE) con 156 votos a favor y siete en blanco emitidos por la asamblea del organismo, reunida en Madrid. Blanco, elegido por primera vez para el cargo en 2005, ha sido refrendado por cuarta vez y, como las tres anteriores, sin oposición. Participaron esta asamblea electoral extraordinaria 68 miembros del COE, con voto ponderado. El candidato renunció a su derecho de dirigirse a ellos durante diez minutos en los instantes previos a la votación, celebrada a puerta cerrada. Blanco prolongará su mandato hasta 2025, el año posterior a los Juegos Olímpicos de París 2024.
La ratificación de su equipo de confianza -vicepresidenta primera, secretaria general y tesorero- ha sido la primera decisión tomada Alejandro Blanco nada más ser reelegido presidente del COE. Isabel Fernández, Victoria Cabezas y Víctor Sánchez ocuparán los respectivos cargos, como ya hacían la primera desde 2015 y los dos últimos desde 2017.
Cuando Alejandro Blanco ganó las elecciones a la presidencia del COE en 2005, difícilmente podía imaginar que su mandato se prolongaría durante veinte años. Ese será el tiempo que permanecerá en el cargo tras ser reelegido hoy y lo hará con una imagen consolidada de dirigente situado siempre al lado de los deportistas.
Tampoco podía imaginar Blanco en 2005 que durante su etapa al frente del COE conocería a siete secretarios de Estado para el Deporte -cuatro durante su último mandato-, que vería a Madrid perder dos candidaturas olímpicas o que asistiría a la heroica resistencia de los resultados deportivos españoles ante una crisis económica y una pandemia.
Blanco (Orense, 1950) pasó por encima de todo ello y reconsideró este año su decisión de 2017 de no volver a presentarse al cargo, animado por el apoyo de las federaciones y de sus presidentes, a los que siempre defendió.
El presidente del COE, viajero incansable y presente en cualquier estadio donde compita un español, ha contribuido a crear una nueva cultura del deporte en España en la que no sólo se valoran las medallas logradas cada cuatro años en los Juegos Olímpicos, sino también los resultados obtenidos en todas las competiciones disputadas a lo largo del ciclo olímpico.
El futuro de los deportistas una vez retirados, su formación académica, la defensa de la independencia de los organismos deportivos, el cumplimiento de los nuevos parámetros de sostenibilidad que promueve el COI y el mantenimiento de las aspiraciones olímpicas españolas son algunas de sus fijaciones.
Tras ver fracasar las candidaturas olímpicas de Madrid 2016 y 2020 (antes de su presidencia ya había sido derrotada la de 2012), en elecciones bajo la creciente sospecha de no haber sido limpias, el proyecto en el que Blanco puede verse embarcado en los próximos meses es muy distinto, el de unos Juegos Olímpicos de invierno en los Pirineos en 2030.
Sus dotes de buen negociador han tenido que salir de nuevo a relucir para aunar los intereses de las dos comunidades autónomas interesadas, Cataluña y Aragón. El proyecto sigue en el horno, en busca del “entendimiento, diálogo y respeto” necesarios para que sea una opción tenida en cuenta por el COI. Las partes implicadas son muy optimistas sobre sus perspectivas.
No olvida Blanco las aspiraciones olímpicas de Madrid, a su juicio “la ciudad mejor preparada del mundo” para organizar unos Juegos de verano. A la espera de lo que decidan las autoridades políticas, su postura a favor es sobradamente conocida.
Licenciado en Ciencia Físicas, cinturón negro de judo, madridista hasta la médula, su agenda de contactos incluye desde la Casa Real hasta las últimas promesas del deporte español. Ésas en las que confía tanto para lograr en los Juegos de París 2024 el mejor resultado de los que haya conocido en sus cinco mandatos consecutivos.
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