La foto que ya nunca se hará Kobe Bryant

Brady quería hacerse, el sábado, una foto con Kobe Bryant. Coincidieron en la cancha de baloncesto y el niño, de sólo 13 años, vio pasar a su ídolo. Lo que sucede a todas horas a todos los deportistas. Un selfie, pararse un segundo para que el fan tenga una foto. Pero Kobe no estaba de humor. Su hija había perdido el partido de baloncesto, él tenía prisa y si se paraba con todos los aficionados que el piden un selfie, no iba a llegar nunca.

Lo contó la madre del niño en la CNN. Fue imposible hacerse un selfie en condiciones y el chaval decidió que no se le escapaba el ídolo, quién sabe que puede pasar mañana. En cuanto Kobe pasó, le hizo una foto.

Kobe aparece un poco movido y el niño también, porque es una foto hecha con rapidez, sin precisión y difícil de tomar.

Kobe Bryant solía prestarse a estas fotos y parte de su carisma se creó porque atendía a los fans y sabía que si era quien era se debía a su capacidad para cuidar a sus admiradores. Kobe, la estrella de la NBA, los tenía repartidos por todo el mundo, porque no hay deporte más global que este.

Sin embargo, el sábado iba con prisa y en la foto se le insinúa una pequeña sonrisa al ver que el niño le hace la foto y le consigue plasmar, pese la prisa que lleva.

Según su madre, Kobe entendió el cariño de su joven admirador y supo que no podía dejarle así. Kobe, no se sabe si volviéndose hacia él o marchándose, el sábado le dijo: “Mañana nos hacemos una foto mejor”