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Woody Allen: «Si tuviera otra vida me dedicaría a otra cosa»

El mítico cineasta visita Barcelona para ofrecer dos conciertos y para presentar su última película, «Golpe de suerte», manteniendo la duda de si esta es la obra con la que concluye su larga carrera detrás de las cámaras
Photocall de Woody Allen por la película ‘Cuestión de suerte’
Photocall de Woody Allen por la película ‘Cuestión de suerte’Lorena SopênaEUROPAPRESS
  • Víctor Fernández está en LA RAZÓN desde que publicó su primer artículo en diciembre de 1999. Periodista cultural y otras cosas en forma de libro, como comisario de exposiciones o editor de Lorca, Dalí, Pla, Machado o Hernández.

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Antes de empezar, una advertencia: está terminantemente prohibido hacer preguntas sobre el #MeToo o Rubiales. Es lo único que se nos dice antes de poder acercarnos a uno de los nombres más importantes que ha dado el séptimo arte, especialmente en la costa Este de Estados Unidos. A sus casi 88 años –los cumplirá el próximo 30 de noviembre–, Woody Allen sigue al pie del cañón haciendo lo que mejor sabe hacer, es decir, cine, buen cine. En este caso eso es lo que nos trae con «Golpe de suerte» que se estrena el próximo día 29 en nuestro país. La cinta, rodada en Francia, con actores franceses y en francés, nos recupera uno de los temas que más obsesionan al autor de «Zelig» o «Annie Hall», como son las casualidades, además de las relaciones personales y ese tono de suspense que nos es común en otros trabajos, como «Match Point» o «Misterioso asesinato en Manhattan».
Allen, pese a la edad y lo mucho vivido, demostró ayer seguir siendo una mente despierta, con sus dudas marca de la casa. A este respecto, cuando se le recuerda que la protagonista de «Golpe de suerte» duda por un azar sobre si dejar la acomodada vida que tiene por otra distinta, es tentador preguntar a continuación si cambiaría la vida que ha tenido, si retocaría su biografía. «Siempre me siento insatisfecho y siempre quiero una vida distinta. Cuando digo distinta quiero decir que sea totalmente distinta. Sentirme insatisfecho con todo es algo que forma parte de mi naturaleza. Siempre estoy insatisfecho. Así que si volviera a vivir otra vida probablemente me dedicaría a otra cosa, haría otras cosas», comentó el cineasta neoyorquino.
Desde que «Golpe de suerte» se pudo ver en el último Festival de Venecia ha corrido el rumor, alimentado por el propio Woody Allen, de que esta es su última película, la número cincuenta de su filmografía. ¿No habrá más películas firmadas por el autor de «Poderosa Afrodita» o «Desmontando a Harry»? «Mi perspectiva de lo que es el cine no ha cambiado tanto en todo este tiempo. Creo que cincuenta, en una filmografía, es una bonita cifra para parar. Las películas han tomado direcciones distintas. Ya no se proyectan tanto tiempo en las salas de cine y enseguida pasan a las pantallas de la televisión y al streaming. Eso para los directores ya no es tan emocionante como antes. Por otro lado, creo que es muy difícil financiar una película. Es algo muy pesado. No tengo ganas de seguir haciendo eso. Si alguien viene y, de repente, me entrega dinero para hacer otra película, sí puede que continúe rodando, pero tengo claro que no voy a perseguir eso con el mismo rigor de antes», explicó.
¿Cineasta europeo?
En los últimos años, todavía perseguido por el fantasma de un supuesto abuso sexual a su hija Dylan, Woody Allen lo ha tenido difícil para rodar en su país y en su ciudad. Incluso algunos actores y actrices que han trabajado con él en el pasado, hicieron declaraciones públicas en las que se mostraban dolidos por haber formado parte del reparto de esas películas, además de no encontrar distribuidor en Estados Unidos para sus trabajos. Eso ha hecho que Allen haya acabado rodando en Europa. Su cámara se ha paseado por España, Italia o, más recientemente, Francia, convirtiéndolo en un cineasta europeo y no estadounidense. ¿Es así? ¿Es Woody Allen un director del viejo continente? «Es algo que me resulta divertido porque siempre quise ser un director europeo. Como esta era mi película cincuenta pensé por qué no hacerme este regalo. Probablemente habrá más gente que no verá esta película porque no les gusta leer los subtítulos y las películas extranjeras son siempre más difíciles que las que se hacen en clave nacional. Pero eso es algo que me da igual. Ha sido muy fácil trabajar en otro idioma. La gente cree que esto es algo complicado, pero no lo es. El inglés es solamente una lengua. Además, mirando a los actores sabes si están actuando bien o mal». A este respecto, Woody Allen rememoró su experiencia dirigiendo a Penélope Cruz y Javier Bardem en «Vicky Cristina Barcelona»: «Dejé a los dos que improvisaran, que se inventaran sus diálogos en algunas escenas una y otra vez. No tenía ni idea de lo que decían y todavía hoy no sé qué carajo decían... Sin embargo, sí podía ver que las emociones que ponían en cada escena eran las correctas. Por tanto fue fácil la experiencia y también me gustó la idea de ser un cineasta europeo».
Uno de los aspectos con los que relacionamos las películas de Allen es por el excelente uso que hace de la música, especialmente el jazz y el blues interpretado por los grandes maestros del género. Es precisamente ese trabajo en la banda sonora de su cine lo que también, como dijo, lo vincula con el cine europeo porque «es el tipo de música que utilizan películas francesas muy buenas que se estrenaron cuando yo empezaba a hacer cine, como son las de François Truffaut o Jean-Luc Godard. Todos estos cineastas usaban el jazz, así que pensé que yo también podría rendirle homenaje, como hizo Louis Malle con Miles Davis [en referencia a la banda sonora de la película de Malle “Ascensor para el cadalso”]. Yo he estado haciendo lo mismo aquí».
A Woody Allen no le apena el no rodar en las calles de Nueva York, que ha retratado como nadie en títulos clásicos como «Manhattan» o «Hannah y sus hermanas». El realizador quiere dejar claro que la nostalgia es algo que, a sus 87 años, no va con él. «No soy un sentimental. No tengo copias de mis películas. No guardo los artículos que se han escrito sobre mí, ni tengo objetos o recuerdos relacionados con mis rodajes en casa, ni mis guiones. Eso no significa nada para mí. Yo hago una película, disfruto haciéndola y una vez que se acaba le digo adiós. No vuelvo a preocuparme por ella ni a mirarla. Paso a la siguiente película. No tengo recuerdos. No me importa nada de eso».
Recuerdos no tiene, pero sí una idea para hacer una nueva película, aunque esta debería rodarse en Nueva York. Allen reconoce que «no voy a contarlas, pero son varias ideas, una de ellas muy buena y muy interesante». Pero, de nuevo, surge el problema de la financiación y «si un país me da dinero para hacerla, ya sea España o Francia, iría allí a rodarla. Pero reconozco que la idea que tengo para filmar en Nueva York es muy buena, una de las mejores que he tenido».
«Golpe de suerte» fue filmada el pasado año en París y sus luminosos y naturales alrededores, pese a que «perfectamente podría haber contado esta misma historia en Nueva York. Sin embargo, fue divertido rodar en París porque es una ciudad que me encanta», algo de lo que ya dio fe en la deliciosa «Medianoche en París».
No ha sido esta la primera vez que tener productores extranjeros le obligaron a cambiar la ciudad-decorado. Eso le ocurrió con «Match Point» originalmente ideada para la ciudad de los rascacielos, para pasar después a Londres. Woody Allen siente un gran cariño por un «golpe de suerte» que tuvo pocos días antes de iniciarse el rodaje. «Faltaban dos días para empezar a rodar y Kate Winslet, que debía ser la protagonista, me dijo que lo dejaba porque quería estar con sus hijos, algo que entendí. Por suerte, Scarlett Johansson estaba libre en ese momento y vino para rodar con nosotros. Todo funcionó sobre ruedas y algunos de los actores y actrices que teníamos mejoraban con sus interpretaciones el guion. Londres me lo daba todo. Si un día necesitaba lluvia, ese día llovía. Si un día necesitaba sol, ese día salía el sol. Así que puedo decir que “Match Point” es una de mis películas favoritas».

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