Carles Sans: "Mi vida se basa en sacarle punta a todo"
El artista, ex de Tricicle, vuelve a Madrid con su espectáculo '¡Por fin solo!', dirigido por José Corbacho
Carles Sans se quedó solo, pero no en silencio, después de 40 años haciendo reír sin decir palabra, ha decidido alzar la voz. Tras la disolución del Tricicle, cada uno de sus miembros reorientó su carrera según sus afinidades y Sans ha tenido siempre claro que lo suyo es el teatro, por eso regresó a las tablas con '¡Por fin solo!', que estará en el Bellas Artes de Madrid desde el 27 de noviembre. No se trata de resumir 40 años de Tricicle en un espectáculo de 90 minutos, pero sí de compartir muchas vivencias y anécdotas reales de la vida del grupo ayudado por su amigo José Corbacho con quien codirige el espectáculo.
-¿Tuvo el síndrome del nido vacío al acabar Tricicle? ¿Y ahora qué?
-Fue una sensación extraña, pero una disolución anunciada, se iba viendo con los años, no fue algo abrupto, habíamos acordado hacer el último espectáculo, que estuvo tres años girando y además coincidió con la pandemia y se notó menos porque todo el mundo paró. Me pregunté si quería irme para casa o continuar, pero este oficio me gusta demasiado como para dejarlo todo y me enfrenté a ese reto.
-¿Veremos la cara B de Tricicle, sus secretos no contados?
-No, decía Josep Pla que lo que más le gustaba de la historia eran las anécdotas y es verdad que a los humanos nos gustan mucho, cuando alguien llega a un grupo y dice: ¡No sabéis lo que me ha pasado! Si es divertido y se sabe contar, funciona. Aquí hay mucho de gestual porque lo llevo en la sangre, pero no es solo lo que se cuenta, sino cómo lo cuento.
-Al final ha decidido hablar.
-Sí, tenía claro que no iba a repetir lo mismo pero solo, Tricicle es irrepetible y había que hablar, cosa que me apetecía porque me conecta más con el teatro y puedes hacer muchas más cosas que con el gesto, la palabra te da herramientas.
"Mira si es importante reír para las personas, que algo que pueden hacer gratis en casa, van y pagan"Carles Sans
-¿Es un monólogo al uso o es otra cosa?
-Es más, no es eso de un micro y un taburete, es mucho más teatralizado, yo provengo del teatro, hay una puesta en escena, una actuación, imágenes, personajes…
-¿Se mete en muchos jardines?
-No, ya nos ocurría juntos, no va en nuestra naturaleza, si me pongo a hablar de algo actual, como la Dana, en dos meses está pasado, yo cuento historias intemporales. No es mi estilo meterme en política, ni hacer una crítica cruda, hago el humor que siempre me ha hecho reír a mí y no pasa por este estilo, que es muy respetable, pero no es el nuestro.
-Cuarenta años dan para mucho, ¿se corre el riesgo de contar batallitas?
-Sí, e intento que el espectáculo no se parezca en nada a eso, porque las batallitas acaban haciendo más gracias a quien las cuenta que al que las oye y aquí no ocurre esto, son anécdotas con las que el público se parte, cómo nos chuparon la oreja en Japón, por ejemplo, o cómo mientras te hacen una colonoscopia con todo ahí, la doctora te cuenta cómo su hijo bailaba «Soy un truhan, soy un señor» de Julio Iglesias.
-¿Da más vértigo subir al escenario solo?
-Da mucho respeto, yo iba a ver espectáculos de compañeros que hacían monólogos y pensaba que yo no sería capaz nunca, el escenario se hace muy grande y estás solo ante el peligro, ya es bastante vulnerable la profesión, que afrontarla en solitario a diario tiene sus riesgos, pero una vez que compruebas que funciona…Todo bien.
-¿Qué le aporta la dirección de José Corbacho?
-Era imprescindible tener a alguien que desde fuera viera la idea que tenía en mi cabeza, porque te falta perspectiva cuando tú mismo te quieres dirigir y fue un grandísimo acierto porque tiene mucha experiencia en monólogos, me dio muy buenas ideas y nos entendimos muy fácil.
-¿Cómo responden los jóvenes que no vieron a Tricicle?
-Increíble, muy bien, no importa que no nos vieran porque el espectáculo no lo necesita para divertirse, las anécdotas son tan locas que divierten a cualquiera, da igual la edad, desde un niño de 10 años a un señor de 80, porque el humor es el humor.
-Que para usted, supongo, es una cosa muy seria.
-Del todo, el humor es lo que me ha preocupado toda la vida, vivo de eso, soy un obseso del gag, del chiste, si hay un silencio y puedo meter un cosita para que se rían, lo hago, mi vida se basa en sacarle punta a todo y trasciende al oficio, es una manera de vivir y una forma de decir cosas que de otra manera no dirías, aunque cada vez es más complicado porque están acotando mucho las posibilidades.
-¿Debería recetarlo el médico?
-Claro, nosotros decíamos que debíamos actuar con bata blanca, de hecho Tricicle hizo «Garrick», un espectáculo donde desarrollábamos una tesis sobre la «risoterapia», los tipos de humor y sus beneficios. Mira si es importante reír para las personas, que algo que pueden hacer gratis en su casa, van y pagan, eso indica que es imprescindible y sano.