Recuperan en un disco inédito las primeras grabaciones de Paco de Lucía

Antes de darse a conocer como Paco de Lucía y Pepe de Lucía, fueron Pepito y Paquito. Dos talentos del cante y el toque rodeados de arte y música en su Algeciras natal. Estamos en los tiempos en los que los niños prodigio eran el mayor reclamo del cine y la televisión y los pequeños flamencos iban dejando al público boquiabierto. Con apenas 11 y 13 años, los hermanos Sánchez Gómez llevaron a cabo sus primeras grabaciones con la supervisión de su padre entre 1959 y 1960. Ahora, BMG junto a la Fundación Paco de Lucía rescatan 21 piezas inéditas que escarban en el tiempo remoto de la saga de Algeciras.

"Pepito y Paquito" se presenta con "Bulería Niño Ricardo" y "Me falta la resistencia" dos de estos registros fonográficos que preceden a los que fueron sus primeros trabajos oficiales rubricados como el dúo Los Chiquitos de Algeciras en 1961 y que fueron grabados de manera rudimentaria con un magnetofón Grunding de la época. El lanzamiento de ambas canciones coincide con el décimo aniversario del fallecimiento de Paco de Lucía, que tuvo lugar el 25 de febrero de 2014.

"Bulería Niño Ricardo" es un solo de guitarra de Paco de Lucía en el que su esencia y su técnica limpia destacan, al igual que la influencia de Niño Ricardo, uno de los grandes precursores del toque flamenco contemporáneo y uno de los primeros referentes del guitarrista de Algeciras y que años después superará al maestro. La voz de Pepe de Lucía irrumpe con nervio en "Me falta la resistencia", adaptando un tango de La Repompa de Málaga, según informa el sello discográfico. Cante jondo que fue el preludio de su participación en el I Concurso Internacional de Arte Flamenco de Jerez de la Frontera.

Hoy se cumple una década del fallecimiento de Paco de Lucía en la localidad mexicana de Playa del Carmen. Su corazón se paró a los 66 años y desde entonces la guitarra flamenca le añora. Paco de Lucía no dudó en fusionar el flamenco con otros estilos, desde el jazz hasta la música clásica, sin perder una innegable profundidad que respeta una tradición que conocía al dedillo. A ello se sumaba un dominio técnico con el que cambió la manera de tocar y, sobre todo, una visión y una capacidad única para transformar formas y narrativas de un género universal. A través de notas y acordes tocados con elegancia y temple, marcó una época de expansión del flamenco a todo tipo de latitudes y territorios sonoros.