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María Dueñas desvela los secretos de “Sira” en Tánger

La escritora de “El tiempo entre costuras” y “Sira” ha vuelto al lugar donde empezó todo para recorrer de nuevo los escenarios de sus protagonistas y presentar su novela en la ciudad
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Tánger fue la ciudad a la que llegó Sira Quiroga tras su alocada salida de Madrid cegada por el amor, cuando en España sonaban tambores de guerra y la ciudad marroquí hervía de glamour. Doce años después del impacto mundial de “El tiempo entre costuras”, su autora María Dueñas (Puertollano, 1964) ha vuelto a la cosmopolita ciudad marroquí tras los pasos de “Sira”, su segunda entrega convertida en libro del año, en un recorrido que transcurre por los lugares más emblemáticos de la novela, escenarios de costuras y espionaje a los que la autora ha dado una segunda oportunidad. “La culpa de que escribiera “Sira” la tiene Tánger”, declaraba. Partiendo del legendario Hotel El Minzah y justo cuando el muecín llamaba a la oración, la escritora y el grupo de periodistas llegaba al Cementerio de los Ingleses, donde comenzó todo de nuevo y donde tomó la decisión de continuar la historia. “Venía aquí muchos domingos por la mañana y a la capilla anglicana de St. Andrews (la única del mundo con el Padre Nuestro escrito árabe) y en una de mis últimas visitas me llevé el libro de obituarios de las personas enterradas aquí. Al leerlo vi que había mil historias que contar, este cementerio fue una de las razones por las que decidí escribir “Sira”, me hizo recuperar Tánger como escenario de novela, nadie me censuraba esa posibilidad salvo yo misma, la de volver y recuperar este mundo tan fascinante, así que me retiré el veto como si éste fuera un territorio ya quemado y enseguida supe que si volvía a él sería de la mano de Sira, porque si no sería traicionarla”.
Son 10 millones de lectores en todo el mundo de “El tiempo entre costuras”, está traducida a 35 lenguas, la última al árabe, y “Sira” con un primer lanzamiento de medio millón de ejemplares, va ya por la undécima edición, lo que la convierte en la autora más vendida en España en los últimos 10 años. “No sé si habrá una tercera parte, no lo tengo claro, solo sé que tiene que apetecerme mucho –declaraba en su recorrido a pie-, pero también que le podemos decir adiós a Sira y tampoco pasa nada”. Tras la subida por la cuesta hasta la Kasbah, el grupo se adentra en la Medina, el Zoco Chico y el Zoco Grande, impregnados de intensos olores a especias, a cuero y a cafés decimonónicos, son el latido de la ciudad antigua, el centro neurálgico de la vida de Tánger, llenos de tiendas de todo tipo, sastrerías, marroquinería, carnicerías, puestos de fruta, dátiles. “Cuando Pío Baroja visitó el Zoco Chico dijo que era como la Puerta del Sol de Madrid, donde todo el mundo va, viene, miente y se cuenta todo –explica Dueñas-, aquí transcurría la vida de la ciudad cuando aún era pequeña y es un sitio muy español porque tenía dos cafés legendarios que aún siguen, el café Fuentes y el Central, que están uno enfrente del otro, uno era el de los republicanos y otro de los monárquicos y muchas veces acaban tirándose las sillas entre ellos en medio de la plaza”.
El mítico Baba Café, que data de 1947, donde frecuentemente acudía Mick Jagger, otro de los seducidos por la ciudad tangerina, al amparo de su amistad con Paul Bowles. María Dueñas se muestra especialmente entusiasmada al llegar al antiguo palacio de Bárbara Hutton, la excéntrica norteamericana multimillonaria, otra de las protagonistas de su novela, a cuyas famosas y extravagantes fiestas acudía gente de todo el mundo. Cuenta Dueñas que “su Rolls Royce no cabía por la puerta de acceso a la Kasbah y pidió que la agrandaran, pero como se lo negaron, logró que la casa Rolls le fabricara un modelo exclusivo, más estrecho, que cupiese por el arco”. El Tánger de Sira en “El tiempo entre costuras” es el la ciudad internacional, puerto franco, con su propio estatuto establecido en 1925, donde convivían personas de muchas nacionalidades, franceses, españoles, ingleses, americanos… En su continuación, Jerusalén, Londres, Madrid y de nuevo Tánger, son los escenarios por los que transita Sira Bonnard -antes Arish Agoriuq y antes Sira Quiroga- recién acabada la II Guerra Mundial, en ellos afrontará nuevos desgarros y la experiencia de la maternidad.

Presentación de la novela

El libro ha sido presentado en un acto organizado por el Instituto Cervantes y la Editorial Planeta en el Palacio de las Instituciones Italianas, una de las obras arquitectónicas más bellas de la ciudad construido en 1914 por el sultán Mulay Hafid. Javier Rioyo, director del Cervantes en Tánger y maestro de ceremonias, conversó con María Dueñas. “Mi conexión con la ciudad viene por vía materna, mi abuelo llegó a Tetuán en 1925 y posteriormente volvió tras casarse, allí nació su madre y vivieron hasta 1957. Todas las referencias con las que crecí eran las de Marruecos y el protectorado, por toda la familia –explicó-. Tánger era como la metrópoli, la gran ciudad internacional y cosmopolita, mientras que Tetuán era más española. Este fue un mundo con el que yo crecí, casi añorándolo sin haberlo vivido nunca”, aseguró la escritora. Cuando siendo profesora de universidad decidió escribir una novela, no sabía quién iba a ser su protagonista y ni cuál el tema, “lo único que tuve claro es que yo quería volver la mirada a este mundo, a aquel Tetuán de la infancia de mi madre, tan presente en la memoria sentimental de mi familia y de tantos otros muchos españoles que dejaron aquí un trocito de su corazón”.
A partir de ahí empezó a investigar y a documentarse para recrear fielmente la historia “testimonios, documentos, periódicos, revistas… todo cuanto pueda servir, hasta los más pequeños detalles, que me fascinan más, incluso, que los grandes –confiesa-, hoteles, sitios de moda, nombres de calles, residencias, menús. Mil cosas que aportan verosimilitud y enriquecen la narración. Investigo la presencia española en Marruecos en aquel tiempo, ahí descubro a Juan Luis Beigbeder, alto comisario de España en Marruecos durante la guerra y a su amante Rosalinda Fox. Me interesa la historia en todas sus capas la guerra mundial, el nacimiento del Estado de Israel, la Inglaterra y la Europa desolada de después de la contienda, la España franquista de hambre y necesidad, la llegada de Eva Perón…que todo el mundo conoce, pero también me interesa la historia pequeña escrita en minúsculas, cómo transcurría la vida cotidiana de la gente en esas coyunturas históricas”, explicó Dueñas. “De ahí que trajera a Sira de nuevo a un Tánger que bulle después de la Guerra Mundial, que antes era interesante pero después hay mucho dinero, llegan muchos extranjeros, los americanos, Bárbara Hutton, escritores e intelectuales y esto la ha hace muy seductora”, asegura.
Pero en paralelo a esa sofisticación y glamour, a esa frivolidad, extravagancias y lujo, “había también muchos españoles que llegaron huyendo del hambre o por razones políticas, trabajadores que se ganaban la vida humildemente, que también forman parte de ese tapiz social y eso me interesa mucho. No es que Tánger fuese nuestro, es que los españoles formaban parte del tejido cultural de la ciudad, pero se nos ha olvidado y hemos hecho muy poco para preservar ese patrimonio, incluso el idioma español ha desaparecido a pesar de la labor del Instituto Cervantes y de que existen colegios españoles”. Un exponente de esa decadencia “son las ruinas del Teatro Cervantes, inaugurado en 1913, que llegó a ser el más importante de África”, explica Dueñas durante el recorrido. “Y ahí es inserté a Sira y su trayectoria, que es la última parte de la novela, pero que es adonde yo quería llegar desde el principio. Es decir –concluye-, Tánger abre la historia en “En el tiempo entre costuras” y cierra el círculo en “Sira”.