Cuatro libros para entender quién fue Cayetana, la duquesa de Alba

Adentrarse a la biografía de Cayetana Fitz-James Stuart, la duquesa de Alba, es un ejercicio vertiginoso. Basta con echar un vistazo rápido, con asomarse a su página de Wikipedia para hacerse una idea de la intensidad con la que vivió la noble española, que falleció el 20 de noviembre de 2014, durante 88 años.

Tres matrimonios, seis hijos, dieciocho nombres de bautismo, cinco veces duquesa, dieciocho veces marquesa, catorce veces grande de España, etcétera. La vida de la Cayetana estuvo repleta de hitos, de grandes eventos y relaciones con las personalidades más importantes del momento. Un currículum vitae tan amplio y variado que se escapa a ser recogido en una biografía, salvo que el biógrafo sea extremadamente hábil o se centre en una etapa, episodio o faceta concreta de la duquesa de Alba o de su vida. 

De todas maneras, aunque sobre Cayetana Fitz-James Stuart ha corrido tinta como para dejar seca a la población de calamares, ha habido algunas obras escritas, en torno a la vida de la duquesa de Alba, que mercen la pena ser leídas para conocer más sobre esta figura fascinante de la historia contemporánea de España:

Una semana después de su polémica boda con Alfonso Díez en el Palacio de Dueñas, en octubre de 2011, la duquesa de Alba publicó con Espasa la primera parte de sus memorias. "Se han escrito tantas cosas de mí… y, sin embargo, se sabe tan poco. Solo se han enterado de lo que me ha dado la gana", cuenta esta con cierto descaro en una autobiografía, que narra desde su infancia de niña huérfana hasta entonces; y donde Cayetana no deja nada por contar: su relación con su padre, sus grandes amores, sus tragedias personales, su trabajo por la Casa de Alba, su papel de madre, su increíble vida social. Dos años después, y visto el éxito del libro, la editorial publicó una segunda parte de las memorias, 'Lo que la vida me ha enseñado', año y medio antes de su muerte, donde descubre cómo fue su enlace matrimonial y su vida conyugal junto a Alfonso Díez; además de trasladar sus reflexiones, sus pensamientos más íntimos y serenos desde la perspectiva que le daban sus ocho décadas de vida trepidante.

La escritora barcelonesa Ana Polo Alonso, biógrafa en español de la Reina Isabel de Inglaterra, publica hoy, justo a los diez años de su muerte, el libro 'Cayetana. Duquesa de Alba: Sus años de esplendor' (La Esfera de los Libros). Esta narración "rescata a la mujer y al icono que marcó una época, se convirtió en una de las personas más famosas y admiradas del mundo y contribuyó, como pocas, a abrir España a la modernidad." Además, repasa su vida de novela en la que "aparecen paisajes y personajes irrepetibles: de Winston Churchill a la reina Victoria Eugenia o el diseñador Yves Saint Laurent, de Jackie Kennedy a Grace Kelly o Audrey Hepburn".

Emilia Landaluce, periodista en El Mundo, es una de las plumas más gráciles y desacomplejadas de nuestro país. Hace una década, pocos meses antes de la muerte de Cayetana, escribió una novela biográfica o una biografía novelada sobre su padre, Jacobo, el duque de Alba. Un personaje fundamental en la política y la sociedad española de la primera mitad del siglo XX, que fue embajador en Londres, pero que curiosamente es casi un desconocido en nuestros días. En esta obra, Landaluce cuenta que la verdadera pasión de Jacobo Fitz-James Stuart fue su única hija, Cayetana, "una niña con la que compartió algunos de los momentos más vibrantes de esta novela, por cuyas páginas se saborean la historia, las burbujas del champán, los tormentos de la guerra y los perfumes de la alta sociedad internacional".

José Miguel Hernández Barral, profesor de Historia Contemporánea en la Complutense tocó hace un par de años tangencialmente la vida de la duquesa de Alba al componer una biografía sobre el primero de sus tres marido y padre de sus seis hijos, Luis Martínez de Irujo; una figura "entre el legado de su suegro Jacobo y la personalidad de su mujer". Otro personaje bastante poco conocido para la relevancia que tuvo. Dice la editorial que esta exhaustiva investigación de Hernández Barral "era necesaria para recuperar el legado de un hombre poco dado a figurar, cuyo compromiso y acertada gestión del patrimonio, económico y cultural, consiguió la continuidad de la Casa de Alba y su adaptación al cambio de los tiempos".