Elena Martín: "Los hombres intentan entender, pero no escuchan"
La directora regresa al largometraje con "Creatura", premiada en el marco del último Festival de Cannes
Esta entrevista tuvo lugar poco antes de que Elena Martín llegara a Cannes para presentar “Creatura”. No sabía aún lo que se le venía encima: el premio a la mejor película de la Quinzaine des Cineastes certificó el interés que la película había suscitado entre el exigente público que asiste al festival.
-Empecemos por el título…
-En catalán a los niños se les llama “criaturas”. En latín es “creatura” y la raíz de la palabra es creación. Si una criatura es una creación, implica que hay un creador. Como la película habla de educación emocional y herencias familiares, me pareció una idea muy bonita pensar que los hijos son producto de sus padres, y hacer ese juego de palabras.
-El complejo viaje emocional de Mila empieza con una mudanza. Es su encuentro con el pasado el que desata el trauma.
-El espacio tiene una carga familiar. Muchas veces un cambio de espacio provoca la apertura de viejas heridas, un tema latente encuentra de repente un lugar para desplegarse.
-Y ese espacio también es el cuerpo. Hay muchas cineastas (Claire Denis, Catherine Breillat, Julia Ducournau) que articulan su discurso creativo alrededor del cuerpo.
-Uno de los libros que más me ha emocionado últimamente es “El cos i altres festes” de Carmen María Machado, y “Titane” es de las películas que más me han afectado íntimamente en los últimos diez años. Crecer tiene que ver con aceptarse a una misma y reconciliarte con una casa, que es tu cuerpo, en la que no siempre te has sentido acogida, sobre todo cuando has estado recibiendo una visión externa que te desconecta mucho de las sensaciones físicas y te conecta con las estéticas.
-Uno de los aspectos más interesantes de “Creatura” es cómo hablas de la sexualidad infantil.
-La sexualidad de los niños incomoda porque es difícil de gestionar. La cultura cristiana ha tratado la sexualidad como un tabú, y aún más con los niños, que encarnan la pureza. Y en especial, perturba mucho más el despertar sexual de las niñas. Cuando un niño se toca los genitales en público, siempre se recibe con algo de comicidad. Cuando una niña se toca la vulva o se levanta la falda, hay vergüenza.
-Esa desigualdad se extiende a la relación que tenemos con nuestro padre y nuestra madre.
-En nuestra generación, ¿cuántas niñas han jugado con las madres y las han bañado los padres? Es muy fácil perpetuar estas desigualdades cuando una figura se encarga de las curas y la otra de la intelectualidad, de la diversión y de enseñarte el mundo.
-Mientras Mila intenta comprenderse y descubrirse a sí misma, los hombres la observan con perplejidad.
-Los hombres intentan entender, pero no escuchan. No están abiertos del todo al otro, porque si lo hicieran, eso significaría que tendrían que enfrentarse a sus propias heridas, y no están preparados para eso, o no les apetece.