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Crítica de "Dispararon al pianista": el músico que surgió de las sombras ★★ 1/2

Dirección: Fernando Trueba y Javier Mariscal. Guion: Fernando Trueba. Voces: Jeff Goldblum, Roberta Wallach, Tony Ramos. España, 2023. Duración: 103 minutos. Animación.
Una escena animada de "Dispararon al pianista"
Una escena animada de "Dispararon al pianista"Imdb
La Razón
  • Sergi Sánchez

    Sergi Sánchez

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La animación es memoria. Solo agarrándose a ese clavo ardiendo, Fernando Trueba puede justificar este ejercicio de periodismo de investigación que rescata a una figura secreta pero capital de la música brasileña para hacerle justicia, después de haber sido asesinado en Argentina en 1976, cinco días antes del golpe militar de Videla. La animación, pues, le permite a Trueba transformarse en Jeff Harris, su alter ego norteamericano (con voz de Jeff Goldblum), recordar (e idealizar) su propio proceso de trabajo, del que incluye más de treinta entrevistas, e incorporar ‘flashbacks’ que resuciten a Tenorio Junior, que le den un cuerpo imaginado, que le representen más allá de los testimonios documentales o las (escasas) fotos familiares, y que llenen el vacío de su repentina desaparición, después de salir de un hotel de Buenos Aires en plena noche, a comprar sándwiches y medicinas.
Si el hermoso cromatismo de la animación de Javier Mariscal dignifica la figura de Tenorio, le devuelve el irisado color que evocan sus discos, también es cierto que funciona mejor en planos estáticos que en movimiento, lastrado por una intermitencia del gesto que se da de bruces con la fluidez benéfica del jazz y la bossa-nova. Desde el mismo título, “Dispararon sobre el pianista”, que evoca el de la segunda película de Truffaut, adaptación de una novela negra de David Goodis, el filme de Trueba y Mariscal quiere trabajar sobre los tropos del ‘noir’, pero también del thriller político, del documental musical de perspectiva antropológica (como lo era “El milagro de Candeal”) y del musical animado (en la línea de “Chico y Rita”).
Sus ambiciones son enormes, aunque el resultado se resiente de una estructura en exceso mecánica y repetitiva. El esqueleto argumental es una sucesión de entrevistas -donde se mezclan nombres tan ilustres como Caetano Veloso o Gilberto Gil, en intervenciones muy breves, con testimonios más valiosos, como la hermana o la amante de Tenorio- a menudo redundan en las excelencias musicales de Tenorio, en las bondades sobre su persona. Las idas y venidas del narrador parecen supeditadas al constante descubrimiento de algo nuevo, aunque sorprende que Jeff, periodista del New Yorker, sepa tan poco sobre la dictadura de Videla y el tsunami de desaparecidos que dejó como siniestro rastro en la reciente historia de Latinoamérica. Decepciona que el misterio a desvelar esté inscrito en el planteamiento del filme.
Lo mejor:
Que nos descubra la grandeza de un músico como Tenorio Junior.
Lo peor:
La sucesión de entrevistas, algunas de ellas redundantes, impone un ritmo muy mecánico al filme.